Capítulo 33

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Lo único que podía preguntarme en ese instante era ¿Por que le había hecho caso a la parte impulsiva que habitaba en mi? Debí ignorarla y haber inventado alguna excusa para no venir, pero no. Me deje arrastrar y como consecuencia, ahora me encontraba envuelta en todo este embrollo. Por lo menos, los padres de Damián se habían retirado a tiempo para no tener que presenciar toda esa espantosa escena, si no, hubiese sido aún más vergonzosa la situación para mi.

Estaba en el baño intentando limpiar la mancha de mi blusa. Le pasaba una y otra vez con la toalla de mano humedecida sin importarme que probablemente solo la estaba arruinando aún más al hacerlo. Es que no quería salir de entre estas cuatro paredes. En ese momento, era lo único que me mantenía alejada de lo que sucedía allá afuera.

La noche comenzó normal. Llegue a la casa de Damián a eso de las nueve y media de la noche. En su departamento ya se encontraban sus padres, tíos, primos y algunos amigos. Me presentó como una amiga del trabajo y me dejó con el grupo que conformaban sus pocos amigos allí presentes. Poco después, ya habían llegado el resto de los invitados, que no fueron muchos más. 

Con el pasar de los minutos, la reunión se iba animando más y más. Había pizza, empanadas, sándwich de miga,  snaks, bebidas y música de fondo. A pesar de todo, no podía evitar sentirme cada vez más fuera de lugar. No conocía a nadie y estar compartiendo el mismo espacio físico con su familia me hacía sentir incomoda.

Nunca me fue difícil adaptarme y socializar, pero no lograba integrarme del todo, ni siquiera podía seguir el hilo de las conversaciones en las que sus amigos tan amablemente me incluían. Damián se acercaba cada tanto, estaba atento ya que debía intuir que al no conocer a nadie no me sentiría del todo cómoda. Quizás, de hecho, ya se había arrepentido de haberme invitado, al menos yo ya estaba arrepentida de haber aceptado para ese entonces. Y eso que todavía no había ocurrido lo peor.

Damián se veía muy bien esta noche. Llevaba puestos unos jeans azul claro, una remera negra con un estampado de Stars Wars y unas converse negras. Se había recortado un poco el pelo, el cual lo llevaba desordenado, y en su rostro no había ningún rastro de bello facial. Me pasé más tiempo observándolo que prestando atención a las conversaciones de sus amigos. Quizás por eso no podía seguirles el hilo.

Para las once de la noche tenía más ganas de desaparecer que de otra cosa. Lo busque con la mirada una vez más con la intención de disculparme y decirle que me iría. Lo encontré saliendo de su habitación con algunos abrigos y carteras, los cuales entregó a sus padres y tíos, que lo esperaban junto a la puerta para marcharse. Su primo y prima estaban en la barra desayunador, tomando algo con un par de amigos de Damián, al parecer ellos se quedaban. Tenía lógica, aparentaban más o menos su edad y parecían conocer a algunos de los presentes.

Damián salió con su familia al pasillo y regreso un par de minutos después, acercándose a la barra para agarrar un vaso y servirse gaseosa.  Aproveche ese instante para levantarme y acercarme a él, pero tocaron timbre. Damián, quien ya venía caminando hacia mí, se giró para abrir la puerta. Tanto él como yo, que estaba a unos pasos por detrás de él, nos sorprendimos cuando una desalineada pelirroja le saltó encima, rodeando su cuello con los brazos y su cadera con las piernas. Instintivamente, apreté con fuerza el vaso que traía en la mano.

—¡Feliz cumple amor! —gritó una evidentemente muy ebria pelirroja.

Damián se mantuvo con sus brazos rígidos a los costados de su cuerpo, ni siquiera atino a responder a su efusivo saludo. Ella, al ver la poca reacción de su ex, se bajó de su cuerpo y lo observó entre sorprendida y ofendida.

—¿Ni un gracias me merezco?

—¿Qué haces acá Silvana?

—Hay amor, no seas tan amargado. Solo vine a saludarte personalmente por tu cumpleaños.

¿Y si...?  #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora