Supe de Marcos a las 11 de la mañana del día siguiente. Había estado enviándole mensajes desde temprano y recién a esa hora se dignó a contestarme un escueto "estamos bien, después hablamos". Supongo que solo me escribió para que dejara de insistir, pero al menos ahora sabía que estaban bien.
Estaba acostada boca abajo en mi cama, había puesto la almohada sobre mi cabeza en un intento de escapar de la realidad. No había dormido mucho, la cabeza se me partía al medio del dolor. En parte se debía al cansancio, pero más que nada se debía a la preocupación que me había hecho pasar mi mejor amigo.
—¿So? —dijo Dolores asomándose a mi cuarto.
Saqué la cabeza de debajo de la almohada y la observé. Su semblante reflejaba preocupación. Amaba a Dolores, era la mejor mamá del mundo. Ella se había ocupado, preocupado y nos había criado como si fuéramos sangre de su sangre. En cambio, la que nos había parido, no había hecho mucho más que eso, parirnos.
—¿Estás bien? No bajaste a desayunar.
—Perdón, no tenía apetito.
Se quedó mirándome fijamente hasta que, luego de unos minutos, se acercó y se sentó sobre mi cama, a un costado mío. Acercó su mano a mi rostro y la despejó de varios mechones rebeldes, colocándolos detrás de mí oreja.
—Otra vez esas ojeras ¿De nuevo te están exigiendo mucho en el trabajo?
—Siempre me están exigiendo, pero estas ojeras son de no dormir. Anoche paso algo con Marcos y quede preocupada, así que no pegue un ojo.
—¿Se pelearon?
—No, tuvo un problema personal y eso me dejo mal. Pero no te preocupes, hace un rato me contesto que estaba bien.
—Bien. Intenta acostarte temprano hoy así recuperas las horas de sueño.
—Quedate tranquila, creo que voy a caer redonda antes de la cena.
Me dedico una sonrisa que no llegó a sus ojos. La observe atentamente, notando que ella también se veía cansada y algo triste.
—Vos tampoco te ves muy bien ¿Pasa algo?
Dolores apretó sus labios y desvió la mirada. Aquel gesto me dolió en el pecho, no me gustaba verla mal.
—¿Sabías que tu padre se vio con tu madre en el último viaje?
—¡¿Qué?! —me incorporé en la cama debido a la sorpresa.
Ella se levantó y me dio la espalda.
—Perdón, metí la pata. No debería ser yo quien te cuente esto.
—No me podes dejar así Dolores. Ya abriste la boca, ahora contame —le reproché.
Sabía que estaba siendo un tanto dura con ella, pero todo lo relacionado con mi madre me ponía así. Histérica, nerviosa y a la defensiva.
—Sofi, no puedo. No quiero tener problemas con tu padre.
Respiré profundo y trate de relajarme.
—Contame, —Me acerqué a ella y apoyé mis manos en sus hombros—, por favor.
Ella resoplo, la estaba poniendo en una situación incómoda y lo sabía.
—Se la cruzó en el viaje. Resulta que tu mamá está viviendo en Estados Unidos y se apareció en una de sus presentaciones.
—Que hija de re mil puta... —La insulté por lo bajo.
—No hables así, ella sigue siendo tu mamá después de todo.
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¿Y si...? #PGP2020
Roman d'amourSofía le huye a los compromisos. Damián recién sale de una relación tóxica . Varik está más bueno que el pan. Decisiones. Decisiones. Decisiones. ¿Quién dijo que tomar decisiones era fácil? Porque, aún cuando tus convicciones son firmes, es difícil...