Capítulo 14

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—¿Qué paso? —pregunté ni bien me atendió.

—Prefiero no hablar de eso... —contestó mi amigo bastante desanimado. Su voz sonaba amortiguada.

—¿Queres que vaya para tu casa? Podemos hacer una maratón de series.

—No estoy en casa, estoy llegando a lo de mis viejos, vuelvo el martes a la mañana.

—¿Tan grave es como para que estés huyendo, Marcos?

Lo escuché suspirar, no le era fácil hablar de sus sentimientos. 

—Necesito pensar antes de que la siga embarrando más, si es que eso es posible.

—¿Se acostaron?

—Casi, pero cuando me di cuenta de lo que estábamos haciendo, entré en pánico y me alejé. Como perfecto idiota que soy no pare ahí, sino que también le dije que no quería nada con ella y me fui, dejándola sola y a medio vestir en mi habitación. Desaparecí durante unas cuantas horas y para cuando volví, obviamente, ella ya no estaba. Le quise mandar un mensaje para saber aunque sea si había llegado bien a su casa, pero ya me había bloqueado. La jodí y en grande, So.

En verdad la había cagado, pero no necesitaba recalcárselo porque él solito se había dado cuenta. Lo único que podía hacer era escucharlo y aconsejarlo lo mejor posible. 

—Tranquilo, vamos a buscar la forma de solucionarlo. Disfruta de tus viejos y trata de relajarte un poco, cuando vuelvas vemos que podemos hacer.

—Es que no sé si quiero hacer algo, capaz sea mejor dejar las cosas así como están.

Por supuesto que era más fácil dejar las cosas estar que decidir afrontarlas, pero no iba a permitir que mi amigo tomara una decisión antes de valorar todas las consecuencias de la misma.

—A ver, aclarame una cosa ¿Te sentís bien con la idea de que ella te odie y no quiera volver a hablarte? ¿Estás dispuesto a dejarla por su cuenta sabiendo que ella necesita de tu apoyo y contención?

—Mierda, claro que no. —Escuche un fuerte golpe, probablemente había golpeado el volante—. Pero no soy bueno para ella Sofi, se merece a alguien mejor.

—Marcos, sos una excelente persona, deja de menospreciarte de esa forma. Sé que te cuesta verte como lo que realmente sos, como los demás te vemos, pero te aseguro que sos una de las mejores personas que conozco —dije sincera—. Te amo. Lo sabes ¿no?

Durante unos segundos solo fui capaz de escuchar el ruido ambiente. Me tenía en manos libres, Marcos era muy prudente cuando manejaba.

—Lo sé... —dijo resignado.

No esperaba otra respuesta, lo conocía bastante bien. También sabía que lo mejor era dejar estar el tema por el momento, no iba a lograr nada si seguía insistiendo, era como hablar con una pared.

—Hablamos cuando vuelvas, me pone nerviosa que manejes mientras estamos al teléfono. Por favor, avisame cuando llegues. Descansa brujito.

—Vos también Cielo.

Estaba por cortar, pero su voz me detuvo.

—¿Sofi?

—¿Sí?

—Yo también... ya sabes. Gracias por todo —dijo antes de cortar.

La conversación me dejó decaída, no me gustaba saberlo triste. Quería que fuera feliz, se lo merecía más que nadie, pero era difícil lograrlo cuando era él mismo el que ponía piedras en su camino. Me prometí buscar la forma de ayudarlo, si hacía falta, hablaría con Pamela personalmente. No con la idea de exponerlo ni nada por el estilo, jamás traicionaría su confianza, pero buscaría la forma de calmar las aguas y darle un empujoncito en su dirección. Si Mahoma no iba a la montaña...

¿Y si...?  #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora