Epílogo.

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NARRA ELÍAS

Ni siquiera ha amanecido pero siento que no me va a dar tiempo a hacer nada, y eso que prácticamente está todo preparado desde hace días.

Me levanto haciendo el menor ruido posible, sé que Julieta se despierta con una mosca y ahora mismo necesito que se quede donde está, después, Lola se encargará de lo demás.

Me visto rápidamente y cojo todo lo necesario, en diez minutos estoy fuera y por suerte, ella sigue dormida, ayer era muy tarde cuando por fin descansamos, teníamos tantas cosas que hablar y disfrutar... se me hace eterno cada vez que la tengo lejos, pero por otra parte me alegro muchísimo de que le vayan tan bien las cosas, se merece eso y mucho más. La gente ha comenzado a descubrirla, y es algo increíble ver cómo otros disfrutan algo con lo que yo convivo hace años; su talento.

Por supuesto, Lola ya está levantada cuando llego a la cocina, con una taza de café para ella y esperándome con otra a su lado.

— ¿Sigue dormida? — Es lo primero que me pregunta, creo que está más nerviosa que yo si cabe.

— Sí, menos mal — Doy un largo trago al café, lo necesito para lo que viene en el día de hoy. — ¿Hablaste con ella anoche?

— Creo que sospecha algo, ya sabes lo espabilada que es — Susurra — Pero le dije que vendría una visita importante, nada más.

— Bien hecho — Le sonrío, cogiéndole la mano — Gracias de nuevo, Lola, sabes cuánto significa todo esto para mí.

— Sois como mis hijos, Elías... — Vaya, ni ha empezado casi el día y ya se está emocionando — Y por ver esa sonrisa y esa ilusión haría cualquier cosa.

***

Estoy en el sitio, hora y momento perfecto, todo está preparado y solo falta ella. Ahora sí, admito que estoy más nervioso que nunca y no sé qué hacer con las manos, froto las palmas contra el pantalón.

Varios ojos me observan directamente a mí, en medio del jardín, y las miradas son de expectación, de emoción... están cómo yo, esperando.

NARRA JULIETA

Lola me lleva por el camino del bosque con su brazo entrelazado en el mío, todavía no me ha dicho dónde pero sé que desde aquí solo se llega a un sitio, aunque me parece una completa locura. 

El cobertizo solo lo conocemos Elías y yo, ¿verdad? Ahora ya no lo sé, dudo de eso y de muchas más cosas debido a la incertidumbre, desde que he llegado al encuentro con Lola no ha dicho una sola palabra, simplemente que la siga y confíe en ella. 

— Espera — Susurra ahora con la voz entrecortada, deteniéndose en la entrada del bosque — Tengo que taparte los ojos o descubrirás la sorpresa antes de lo esperado, ya sabes cómo le gusta a Elías hacer estas cosas.

Suelto una carcajada, para aliviar los nervios y porque por fin sé que detrás de todo esto está él, ¿quién si no ese increíble hombre que quiero todos y cada uno de mis días junto a mí? 

Sé por dónde vamosdebido a que las por las veces recorrido me sé este camino de memoria y,efectivamente y si no me equivoco, nos dirigimos al cobertizo. Aguanto larespiración sin querer hasta que nos detenemos. A mis fosas nasales llega elolor a hierba húmeda y me sorprende, quizá sí que estaba equivocada y estamosen otro sitio. Por lo demás, todo es silencio.

— Ya puedes destaparte los ojos — Escucho en voz baja a Lola a mi lado.

Asiento, tragando el nudo que tengo en la garganta, completamente seca. Con las manos temblorosas quito el suave pañuelo que me rodeaba los ojos y no me dejaba ver nada. Podría haberme esperado cualquier cosa, pero jamás esto.

El cobertizo no está, ni nada que se le parezca. En su lugar hay una casa, sí, una pequeña y preciosa casa de color blanco, pero por supuesto eso no es lo primero que llama mi atención, si no Elías, él y toda la gente conocida que encuentro en un jardín que hasta ahora tampoco existía. El pequeño paraje verde rodea esa casa.

Elías se acerca a mí mientras lo observo de arriba abajo sin poder decir una sola palabra; va vestido de traje, aunque algo informal, tal y como es él.

— He esperado demasiado tiempo para mostrarte esto — Extiende un brazo para señalarlo — Llevamos meses trabajando, intentando que no lo descubrieras.

— ¡Por eso el coche que me trae toma otro camino! — Caigo ahora en la cuenta — Pero Elías, ¿cómo? Era un pequeño cobertizo y...

— Y ahora es nuestra casa, al menos si así lo quieres — Me interrumpe, cogiéndome una mano para calmarme — El cobertizo siempre ha sido nuestro, de ambos, y no creo que haya mejor hogar en el mundo para nosotros. Además, estamos al lado de donde siempre hemos sido felices.

Por supuesto, estoy de acuerdo con él en todo lo que dice, y me parece increíble que haya hecho todo esto sin que yo me diera cuenta, pero hay cosas que sigo sin entender. 

— Pero Elías, ¿por qué están aquí mis amigos? — Pregunto, viendo cómo Diana a unos cuantos metros me saluda con las manos y da pequeños saltos — ¿Y por qué te has vestido así y...?

Abro mucho los ojos, lo entiendo, claro que lo hago y no me lo puedo creer, alguna que otra lágrima quiere salir de mis ojos pero parpadeo varias veces.

— Nos comprometimos hace meses, y no sé si es demasiado precipitado pero para mí siempre es el mejor momento para casarme contigo — Suelta de golpe, como si tuviera esas palabras guardadas desde hace tiempo.

— ¿Y nos vamos a casar aquí, y ahora? — Pregunto aún sabiendo la respuesta.

— Solo si tú también quieres... — Susurra — No imagino un sitio mejor que este para que te conviertas en mi mujer, Julieta.

— Me casaría contigo en cualquier lugar del mundo, Elías — Respondo con la voz ahogada, por la emoción que siento ahora mismo hasta me cuesta articular palabra.

***

Un año después.

Durante toda mi vida, incluso cuando he sido pequeña, he tenido un sueño. Un sueño que a veces dejaba de lado, que otras veces tenía en la cabeza de la mañana a la noche... y que en ocasiones parecía tan real como la vida misma.

Luchas por él, claro, siempre he oído que hay que hacer lo que sea posible para conseguir lo que uno más desea, pero sin querer a veces desistía, o había quien quería poner obstáculos, piedras en el camino. Ante algo así, nunca debes rendirte.

Y eso me lo enseño él, al principio mi profesor, después mi amigo y confidente, para poco a poco convertirse en el hombre del que me estaba enamorando. Elías apareció en mi vida para hacerme creer en mí misma, para que supiera valorarme y para enseñarme, para mostrarme todas esas cosas que él sabe y hacerme ser mejor cada día, cada vez que me subo al escenario.

Se lo debo todo, a día de hoy soy quien soy en parte gracias a él, porque desde que conoció mi sueño, me ha ayudado a cumplirlo, me ha acompañado en los buenos momentos, pero también ha estado ahí en los malos... cuando todo se ponía cuesta arriba solo tenía que mirar su sonrisa, eso me animaba y me decía que es posible, que siempre es posible.

Elías me enseñó que no hay que cantar, si no contar, mostrar lo que estás diciendo a la gente, acercarla a ti y que sientan lo mismo que tú.

Gracias Elías, por estar, por ser, y también por hacerme ser, gracias por aparecer en mi vida, este premio que jamás pensé que podría lograr, que sigo sin creerme haber sido la artista revelación del año... todo esto, también es tuyo, es nuestro.  

Sigue brillando, Julieta. (Segunda parte #ESDJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora