Todo el mundo parece estar feliz esta mañana, y aparte de que el gran motivo sea que ya estamos en navidad, también es por las vacaciones, por los días libres y la nieve que probablemente comience a caer en breve, no hay año que falte el bonito paisaje blanco rodeando el orfanato y sus inmediaciones.
A mí me encanta esta época del año, por qué no decir que la que más de todas nuestras vacaciones. La gente parece más alegre, más amistosa, y reina un ambiente de conciliación por todos lados que me apasiona, además de que tal y como me ha dicho Lola en el desayuno, Elías vuelve hoy, por fin.
— ¿Os dais cuenta de que no se le ha borrado la sonrisa desde que nos hemos levantado? — Aunque a la lejanía, escucho a Diana hablar con mis dos amigos, todos sentados y jugando una partida a las damas.
— Es cierto — Dice ahora Fabio, observándome con los ojos entrecerrados — ¿Y eso por qué?
— Venga, solo hay un motivo para que Julieta sonría de esa manera — Se burla ahora Edgar — No es tan complicado.
— ¿Sabéis que estoy aquí, no? — Ahora los miro a los tres, que se echan a reír sin parar mientras me señalan y dicen cosas sobre mí.
Les hago creer que estoy molesta, con la tontería se están mofando de mí, pero al final, dada la fecha y la situación, solo puedo acompañarlos en la broma y reír con ellos, ¿qué mejor que tomarse la vida con humor?
Solo nos interrumpe ese momento una chica del orfanato, más joven que nosotros y de la cual ahora mismo no recuerdo el nombre, igualmente se acerca a mí y me ofrece una nota doblada.
— Eres Julieta, ¿no? Me han dado esto para ti — Murmura, parece nerviosa.
— Oh, gracias — Le sonrío — ¿Quién te lo ha dado?
— No te lo puedo decir — Arruga la nariz, moviendo la cabeza a ambos lados.
— Está bien — Asiento, sabiendo por dónde van los tiros — Gracias de nuevo.
Se aleja sin decir una palabra, con la cabeza agachada y solo mira atrás cuando está a punto de cruzar la esquina para subir las escaleras. Miro la nota, todavía doblada, vuelvo a mi sitio y la abro, y aún consciente que tres pares de ojos me observan sin parar, leo:
Hola Julieta.
Cuánto tiempo, ¿verdad? Se me ha hecho eterno cada minuto sin ti, pero por fin estoy contigo de nuevo.
Echo de menos nuestro sitio, ese que solo conocemos tú y yo, ¿nos vemos ahí después de comer? Te esperaré con ganas.
- E.
Al levantar la vista, tal y como pensaba, mis tres amigos me miran esperando que diga o haga algo, ¿desde cuándo soy el principal tema de conversación? Me remuevo incomoda en el sofá de la sala de juegos antes de levantarme, es prácticamente la hora acordada en la nota.
— Tengo que irme, y no, no os diré donde — Les sonrío, ahora es mi turno de burlarme de ellos — Nos vemos en la cena.
Sé que les dejo con más ansias que nunca de preguntar cosas, ahora que ya no hay exámenes, tenemos la cabeza casi despejada y en algo tendremos que ocuparla, por lo que me temo que me toca a mí. Igualmente me alejo de ellos, despidiéndome con la mano y viendo sus caras de frustración.
Recorro el camino escondido, después de casi un mes sin hacerlo pero igualmente con la misma ilusión que aquel primer día que Elías me lo enseñó.
Apenas tardo unos minutos en llegar, y cuando estoy cerca encuentro el cobertizo con la puerta abierta de par en par, cosa que solo puede significar que Elías está ahí y algo se me remueve por dentro al poder verlo por fin.
Aunque estemos a mitad de la tarde, en estas fechas tan frías anochece muy temprano, por lo que agradezco que las bombillas con forma de estrella iluminen todo el sitio. Está vacío cuando entro, pero en apenas dos segundos escucho una guitarra sonar a mi espalda, me giro con una sonrisa de oreja a oreja, ahí está él, con el instrumento colgado del cuello y mirándome, reconozco la melodía, es la misma que cantaremos Edgar y yo en el campeonato. Escucho con atención, desde que la leí, imaginé escucharla con su voz.
[... Soñé un verano que se hiciera eterno,
Desde el momento en que vi tu mirada,
Me derretiste con esa mirada...]
Sonríe mientras canta, y yo hago lo mismo escuchándolo, sin respiración, y con la emoción de todo este tiempo contenida me muerdo el labio inferior.
[... Si me preguntan por ti,
Diré que no es cierto,
Que duele por dentro,
Que no estés conmigo.
Te quiero conmigo...]
¿Puede alguien rozar la absoluta perfección? Siempre he pensado que no, pero esta imagen, justo este momento que ahora mismo estoy viviendo, es lo que más se le parece. Alguien como Elías cantándome a mí, con su pelo castaño tan revuelto como siempre, su barba de tres días y los ojos más verdes y con más brillo que puedo ver en toda mi vida.
Cuando termina la canción, deja la guitarra apoyada en una de las paredes y viene hacia mí, y yo no puedo nada más que recordar todos y cada uno de los abrazos que me ha dado, e inhalar su olor para quedármelo cada vez que esté lejos, aunque solo sean unos cuantos pasos.
— Te he echado de menos — Susurra contra mi cuello, separándose con ambas manos en mis mejillas y dejándome un pequeño beso en los labios.
— A mí también se me ha hecho eterno cada minuto que no estábamos juntos — Digo ahora, tragando saliva porque todavía no he digerido lo que acabo de vivir.
Da igual las veces que Elías cante para mí, siempre será mágico, como si flotara, como si todo se detuviera de repente.
Sentados en los recientemente colocados sillones, nos ponemos al día de todas estas semanas sin parar de tocarnos y rozarnos las manos, o los brazos, como si el contacto del uno con el otro fuera necesario.
— Lola me dijo que te costaba mucho interpretar la canción — Arruga la nariz, manteniéndose serio.
— Te imaginaba a ti y... bueno — Me encojo de hombros — Pero al final pude hacerlo, recordé tus palabras y fue fácil, como siempre.
Sonríe convencido, pero solo estamos hablando de mí, de los exámenes, del orfanato y por supuesto, del presente campeonato para el que apenas quedan un par de semanas, pero nada de él, ni de que lo ha estado haciendo.
— Oye, Elías, ¿y tú? — Frunzo el ceño, decidida a saber algo, aunque sea lo mínimo, ya que no puedo más con esta incertidumbre — Dime, ¿qué ha pasado este tiempo?
Coge aire por la nariz para soltarlo por la boca después, respira hondo y me mira a los ojos, tenso, puedo notarlo y se me ponen los bellos de punta, no me gusta nada su reacción, esperaba algo distinto.
— No quería que fuera tan pronto, pero tengo que darte dos noticias — Habla al fin — Una es buena, otra... no tanto ahora mismo, pero sí en un futuro.
— No entiendo nada, Elías — Admito, contrariada.
— Está bien — Asiente, parece preparado para soltarlo todo — Escúchame con atención, ¿vale? Tus próximos años dependen de esto.
![](https://img.wattpad.com/cover/151670121-288-k864207.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sigue brillando, Julieta. (Segunda parte #ESDJ)
RomanceSegunda parte El sueño de Julieta. En su último año en el orfanato, Julieta prepara todo para entrar en la escuela de música más importante del país, donde confía en triunfar y llegar a ser en un futuro una gran cantante. Pero no todo es eso, en su...