No sé qué demonios contestar, sí, admito que es una gran oportunidad para destacar y que las escuelas de música se fijen en mí para el año que viene, pero al mismo tiempo tengo más dificultad que ninguno, y si a eso le añades que ni siquiera sé tocar dos notas seguidas con la guitarra y que todavía no me he aprendido la canción... es un completo desastre.
— Ya sé lo que estás pensando — Elías me saca de mis pensamientos — Pero a constancia y trabajo no hay quien te supere, y tienes dos semanas para prepararlo.
— No sé, Elías — Sigo indecisa — Puedo intentarlo...
— Eso es lo que quería escuchar — Sonríe, extendiendo las manos para que le devuelva la guitarra — Fíjate en mis dedos, no es tan difícil, después probarás tú.
Asiento, concentrándome en lo que me ha dicho y poniendo mis ojos en sus manos perfectas, en sus dedos hábiles. Me falta la respiración y eso quiere decir que no estoy pensando en lo que tengo que pensar, pero es tan difícil tratándose de Elías...
— Atenta — Murmura.
Y comienza a hacerlo, y sí, me encantaba la canción viéndola plasmada en un papel, leyendo la letra por encima, pero ahora escucharla con la voz de Elías simplemente me entusiasma.
[...I found a love for me
Darling, just dive right in and follow my lead...]Me mira y sonríe, y la canción que me dedicó viene a mí porque está haciendo de nuevo, cuando jamás pensé que viviríamos un momento parecido.
Lo escucho embelesada, canta bien, trasmite, emociona... por todos esos motivos era el protagonista de mi sueño, ese que echo de menos y no he vuelto a tener porque ya se hizo realidad hace tiempo.
[...Fighting against all odds
I know we'll be alright this time...]No sé si es una declaración de intenciones o tan solo una canción más, de lo que estoy segura es que me hace creerme cada palabra que sale de su boca, parece sencillo si él lo hace.
Por supuesto, la canción termina. Y ahora entiendo eso que dicen que hay cosas de las que nunca puedes cansarte, escuchar a Elías tocar y cantar es una de ellas.
— ¿Qué tal? — Pregunta, con una sonrisa que parece permanente y retirándose la guitarra de nuevo para dejarla a mi lado.
— ¿Por qué esa canción? — No puedo evitarlo, la duda me come por dentro.
— Porque es preciosa — Susurra — Y porque sabes que todo lo que tengo que decir, suelo hacerlo cantando.
Lo deja bastante claro, para mí y para él mismo. Ahora es cuando sé que sigue queriéndome y también que cada uno de mis sentimientos por él no han cambiado.
— Te toca a ti — Sacude la cabeza, haciendo que sostenga la guitarra.
Me siento extraña con el instrumento sobre mis piernas, pero su mirada de ánimo consigue que tenga el coraje de hacerlo.
Pasamos al menos un par de horas sin parar, sin descanso. Creo que me van a salir cayos en las manos por las cuerdas, pero tengo que seguir, Elías ha puesto toda su confianza en mí una vez más.
— Vayamos a cenar, está muy bien por hoy — Se levanta, desperezándose tras tanto tiempo en la misma postura, yo también tengo los músculos entumecidos.
— Podemos seguir — Protesto, siguiendo en el mismo sitio.
— Sabes que no tienes que demostrarme nada, ¿verdad? — Ladea la cabeza, cruzado de brazos. Y yo solo pienso y ruego que deje de ser tan guapo y tan adorable — Ha estado bien por hoy, ve a cenar con tus amigos.
Acepto aunque no muy convencida. Mañana quedará un día menos y sí, lo cierto es que hemos avanzado, pero para mí nunca es suficiente.
Nos despedimos, él se queda ahí, supongo que para que no nos vean salir juntos, aunque dudo que alguien del orfanato no sepa ya que paso aquí las tardes, con él. Lo bueno es que no da para sospechar.
Ceno junto a mis tres amigos, que charlan sobre la partida de trivial a la que han jugado y en la que Fabio, tal y como ha dicho, les ha machacado. Que es uno de los más inteligentes del orfanato, si no el que más, está bastante claro.
— Al final no has venido — Me reprocha Edgar.
— He estado ensayando, ya lo sabéis — Me encojo de hombros, sin querer profundizar mucho en el tema.
— Con Elías — Afirma Fabio, imagino que con segundas.
— Claro que con Elías — Gruño, empezando a enfadarme — ¿Qué os pasa? Siempre he hecho esto, quedarme horas en la clase, no es nada nuevo.
— Pero pasar tanto tiempo con él pensamos que no es bueno — Murmura ahora Diana — Tú mejor que nadie sabes por lo que has pasado gracias a él, o mejor dicho, por su culpa.
Miro a los tres, primero a uno y luego a los otros, buscando la complicidad en alguno, pero no la encuentro. En este tema están todos contra mí.
— Sé lo que hago — Me defiendo — Si la forma de sentirme bien es estando ahí, con él, seguiré estando. Nadie excepto yo sabe lo que sucede cuando estamos juntos.
Ninguno me replica ahora. Quizá lleven toda la razón del mundo, pero creo que toda persona merece una segunda oportunidad, y más si la primera la has perdido por intentar hacer las cosas bien, tal y como pasó con Elías.
Menos mal que estamos en las primeras semanas de curso y ningún profesor nos exigen nada de momento, así que podemos pasar noches viendo la televisión, o charlando tranquilamente. Esa noche tenemos el plan de una película de comedia, creo, así que me uno a él junto a mis amigos.
Estando tirada en el sofá, con mi cabeza apoyada en las piernas de Edgar y casi dormida por sus caricias en mi pelo, es cuando percibo algo. Me levanto de golpe, creo que asustando a los demás, que me miran. Pero yo estoy en otra cosa, ¿es Elías el que acaba de salir del orfanato pasada la media noche?
— Juli, ¿qué pasa? — Susurra Edgar para no molestar a los demás que ven la película.
— Nada, creí haber visto algo — Entrecierro los ojos, aunque ya de poco sirve, porque si era él, ya ha desaparecido.
— Venga, sigamos viendo esto — Me dice, creo que para que me acomode y lo deje en paz. Estaba concentrado.
Accedo, volviendo a ocupar el sitio donde estaba, pero tentada a levantarme e irme tras él. Si era Elías, no puedo dejar de preguntarme qué demonios hace saliendo a horas como estas y siempre cargado con una mochila, cuando en el orfanato nunca la lleva.
Cada vez se hace más grande la opción de que se esté viendo con alguien pero, ¿quién? Es imposible que haya conocido a alguna chica aquí dentro a no ser que... no puede ser.
¿Y si es una alumna? Todo cuadra. Sus escapadas, que esté tan ausente últimamente conmigo, aunque... no puede ser, porque entonces no me habría cantado la canción tal y como lo ha hecho, con ese sentimiento.
Me froto los ojos, estoy agotada de ensayar, y me duele la cabeza de pensar. Me levanto, sin querer interrumpir me despido con la mano y subo hasta mi habitación. Dormir, si es que consigo hacerlo, quizá me ayude.
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¡¡Hola!!
Solo quiero daros las gracias, ¡hemos llegado a las 1.000 lecturas!
Así que MIL Gracias por tomaros ese tiempo en leerme.
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Sigue brillando, Julieta. (Segunda parte #ESDJ)
RomanceSegunda parte El sueño de Julieta. En su último año en el orfanato, Julieta prepara todo para entrar en la escuela de música más importante del país, donde confía en triunfar y llegar a ser en un futuro una gran cantante. Pero no todo es eso, en su...