No me esperaba esta reacción. El lunes, a primera hora y antes de que comiencen las clases, acudo a Juan, el director de la escuela.
Es lo primero que Elías me dijo que debía hacer, comunicar la decisión de la discográfica a él, así que eso he hecho, acudir a su despacho y enseñarle la carta.
Nunca se ha mostrado cercano ni alegre, no me gusta nada ese hombre, no me trasmite confianza. Llevo aquí dos semanas y ni siquiera se ha acercado a mí, ni a muchos alumnos, se nota que tiene cierto favoritismo por algunos mientras otros pasamos desapercibidos para él, aunque en mi caso me da un poco igual, no busco su favor, solo quiero aprender y crecer en este mundo. Ser alguien en un futuro.
— Ni hablar — Murmura — No grabarás un disco, no con esta compañía.
— ¿Cuál es el motivo? — Me siento frente a él, con los brazos cruzados — Son ellos los que han venido a mí y me han mandado la carta, ¿por qué iba a rechazar la oportunidad?
— No trabajamos con ellos — Mueve la cabeza a ambos lados y me da la carta de vuelta — Además, ni siquiera estás preparada, ¿crees que llevando aquí dos semanas vas a ser capaz de grabar un disco? Tienes demasiados pájaros en la cabeza, Julieta, es hora de que bajes a tierra firme.
Tengo ganas de llorar, de explotar y gritarle, de decirle todo lo que pienso, pero no puedo hacerlo. Elías así me lo aconsejó en su día.
Quizá sea demasiado pronto, sé que me queda mucho que aprender... al fin y al cabo puede que tenga razón. Siempre me han dicho lo bien que lo hago, lo lejos que puedo llegar, y sin embargo aquí en esta escuela me he dado cuenta de que soy una chica más de dieciocho años con una voz que puede tener cualquiera.
Esa mañana no acudo a ninguna clase, no tengo ganas de hacerlo. Me he dado de bruces con la realidad, supongo que estaba viviendo en un estúpido sueño donde creí que las cosas eran fáciles, donde pensaba que con cantar bien tendría todo hecho.
Seguro que Elías estará preocupado, nunca he faltado a una clase suya, en los casi cuatro años en el orfanato ni en las dos semanas aquí.
Paso esa mañana en una de las salas de música insonorizadas, al ver que no había nadie he aprovechado. Me siento frente al enorme piano y toco, aunque nada en particular, solo algunas melodías que he ido aprendiendo y otras que he escuchado y me han gustado.
— Me ha costado mucho encontrarte — Elías abre la puerta de cristal y permanece ahí, mirándome con los ojos entornados — ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no has venido a clase, te encuentras mal?
— Un poco — Me encojo de hombros, alejando las manos de las teclas del piano.
— Te conozco — Termina entrando a la sala, cerrando a sus espaldas, acercándose a mí y apoyándose en el piano — Cuéntame qué sucede.
— No es nada en concreto — Muevo la cabeza a ambos lados — Solo creo que es demasiado pronto para grabar un disco, me he dado cuenta de que tengo mucho que aprender antes de eso.
Me mira apretando la mandíbula, a él no puedo engañarle, aunque no lo hago, pero es que ni siquiera puedo ocultarle mis inquietudes. Él camina de mi mano desde el principio, sabe cuándo estoy feliz y cuando me vengo abajo. Y siempre está ahí para compartir mi felicidad o para hacer que ría cuando me cuesta más hacerlo.
NARRA ELÍAS.
— Has hablado con Juan — Intento encontrar respuestas en esos ojos oscuros que tanto me cautivan, ella asiente, aunque es un gesto muy leve — ¿Quieres contármelo?
— Vamos a otro sitio — Dice.
Hago que me siga fuera, de la sala y del edificio. Está preocupándome. Sí, es cierto que de vez en cuando tiene recaídas, está lejos de lo que ha sido su hogar durante años y tampoco tiene a sus mejores amigos, por eso siempre intento estar a su lado y ayudarla, pero esta vez es distinto.
Decido ir a una cafetería tranquila, para que podamos hablar sin interrupciones. Dejo que se siente en la mesa mientras pido un par de refrescos, mientras espero que los sirvan la observo. Está triste, cabizbaja, pero no entiendo el motivo cuando ayer parecía la chica más alegre del mundo. Al recibir la carta, esa gran noticia de una buena discográfica se le iluminaron los ojos, me abrazó con fuerza, estaba ilusionada y ahora sin embargo...
— Aquí tiene — Me dice la camarera, poniendo los dos vasos sobre la barra.
— Gracias.
Le pago y me acerco a la mesa, con un refresco en cada mano. Dejo el suyo frente a ella y me siento a su lado, dejando también mi vaso. Me quedo en silencio mirando su perfil. Mira las burbujas del refresco con la boca entreabierta, sea lo que sea, no es fácil para ella soltarlo, así que respeto que no diga nada todavía.
— Siempre estás conmigo — Susurra al cabo de unos minutos — Sea cual sea la situación, ahí te tengo, a mi lado.
— Por supuesto — Cojo su barbilla para que me mire a los ojos — Y siempre voy a estarlo, pase lo que pase. Y ahora ha sucedido algo, ¿verdad? — Asiente, bajando la cabeza — Puedes contarme lo que sea, ya lo sabes.
— Creo que voy demasiado deprisa — Comienza a hablar — Apenas he empezado a estudiar música hace unas semanas y ya estoy pensando en grabar un disco, ¡es una locura!
Quiero examinarla, saber qué es eso que intenta ocultar. Nunca le había preocupado algo así, siempre estaba dispuesta a seguir, a conseguir llegar y alcanzar ese sueño de cantar, de que todos sepan lo que es capaz de hacer, pero ahora, ¿qué demonios ha cambiado en tan poco tiempo?
— Entiendo lo que dices... — Cojo aire por la nariz, midiendo mis palabras — Pero dime algo, Julieta, ¿eso es lo que piensas tú?
— ¿Qué quieres decir? — Frunce el ceño.
— Pues que no son palabras que pronunciarías normalmente — Agarro su mano con dulzura — Es más, anoche, en el cobertizo, estabas feliz con la noticia del disco. Quieres hacerlo, al menos antes querías.
No me responde, y eso me dice que quizá he dado en el clavo. Solo puede haber algo que de repente le haya hecho cambiar de opinión y creer todos esos disparates: la conversación con Juan. Conozco tan bien a ese hombre que sé que él ha interferido, no me gusta tener que estar relacionado con él, mucho menos que el futuro de Julieta dependa de ese ser tan despreciable, pero soy consciente de que esa escuela es la que más va a ayudarle.
— Solo quiero que sepas algo, Julieta. Que tengas claro ante todo, que cada decisión que tomes y que cada paso que des, debe ser por ti misma. Yo estoy contigo, pero tan solo para aconsejarte de la mejor manera. — Ahora hago una pausa, quiero que entienda bien lo que quiero decirle — Van a aparecer muchas personas en tu vida, algunas para hacerte crecer, otras para todo lo contrario... y tú misma tienes que saber qué quieres para tu vida, para tu futuro.
— Tienes razón, Elías — Por fin aparece una pequeña sonrisa en su rostro — Pero es complicado, apenas he salido del orfanato y me encuentro con tantas cosas a la vez que soy incapaz de saber qué es lo correcto.
— Tengo una idea — Me levanto de golpe — Puede que esto te haga aclarar algunas ideas. Vamos, ven conmigo.
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Sigue brillando, Julieta. (Segunda parte #ESDJ)
RomanceSegunda parte El sueño de Julieta. En su último año en el orfanato, Julieta prepara todo para entrar en la escuela de música más importante del país, donde confía en triunfar y llegar a ser en un futuro una gran cantante. Pero no todo es eso, en su...