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Es la hora, tengo que hacerlo. Hablar con Elías y contarle todo lo que está pasando y la decisión que tengo que tomar para no fastidiar el futuro de ambos.

— Tengo que grabar un disco con la discografía de Juan — Le suelto, dejando al mismo tiempo que salga todo ese nudo que se ha ido formando en mi interior.

— De acuerdo — Traga saliva, siendo tan paciente y comprensivo como siempre — Si es lo que quieres, no hay ningún problema — Hace una pausa — Pero ahora necesito que seas sincera conmigo — ¿Quieres grabar ese disco?

— Supongo que sí — Me encojo de hombros — Tengo que hacerlo.

— No, Julieta — Mueve la cabeza a ambos lados, se pone serio ahora — Tú simplemente tienes que hace lo que quieras hacer, eres mayor de edad, nadie puede decidir por ti, ya no.

— Pero es que están en juego muchas cosas, Elías — Deseo que me entienda, que comprenda mis motivos, pero es difícil si le digo que su carrera como profesor puede terminar si no hago lo que Juan quiere.

— Eso da igual ahora — Se gira y coge mis manos, acariciándolas con ternura — Verás pequeña, ¿recuerdas cuando recibiste la carta de la otra discográfica? Tus ojos brillaban tanto como lo haces tú cada vez que cantas, te emocionaste, deseabas eso con todas tus fuerzas, sin embargo ahora... te conozco, sé que no quieres hacer esto pero entonces, ¿por qué me dices que sí, por qué creo que me ocultas algo?

Bajo la cabeza, tiene razón. No soy capaz de mirarle a los ojos y seguir intentando ocultar las cosas, aunque sean por su propio bien. Sé de sobra que tengo que contarle la verdad, nunca han existido ningún tipo de secretos entre nosotros y no va a llegar ahora Juan para estropear esto, la historia más bonita de mi vida. Todo lo bueno que tengo es gracias a Elías.

— No quiero que nada cambie — Susurro — Siempre has querido enseñar en una escuela como esta, era uno de tus sueños.

— Los sueños cambian, ¿sabes? — Sonríe y coge mi barbilla, vuelvo a mirarle — Cuando eres joven tienes miles de ellos, pero la vida te enseña a que hay algunos que puedes lograr y otros que no son tal y como los imaginabas. Ahora, con las ideas más claras que nunca, sé que mi sueño eres tú, siempre has sido tú.

— Entonces, ¿si he soñado con estudiar aquí toda mi vida y ahora no fuera lo que creí en su día, qué pasaría?

— Nada Julieta, absolutamente nada — Se encoge de hombros, sus palabras son de verdad — Si no quisieras estudiar aquí, lo comprendería... si no quisieras grabar ningún disco, también. Es tu vida.

— Pero.... Hay decisiones que pueden cambiarlo todo — Recalco la última palabra — Y no solo puede que me afecten a mí.

— ¿Y qué si cambia todo si tú y yo estamos juntos? — Pregunta, con los ojos muy abiertos. — ¿Qué es eso que tanto temes que suceda?

Ahora sí, algo en mí me dice que debo contárselo, que pase lo que pase y mientras esté a mi lado, las cosas irán bien. Y es que desde que me enamoré de Elías, comprendí que todo es más sencillo de lo que puede parecer, y que cualquier obstáculo puede superarse si la persona que tienes contigo te ayuda y te apoya incondicionalmente. Él creé en mí, lo hace más que yo misma, y eso me da fuerzas, me hace madurar y aprender de la vida.

Le explico todo lo que está pasando desde el principio, intentando no dejarme ni el más mínimo detalle y sin saber cuál va a ser su reacción, solo esperando que me aconseje de la mejor manera y que siga caminando de mi mano, sea cual sea el rumbo que decida tomar.

— ¿Ahora lo entiendes? — Trago saliva, he intentado que las lagrimas no salieran pero al final he desistido, Elías va retirándolas con su dedo pulgar mientras me escucha sin interrumpirme — No tengo derecho a volver a cambiar tu vida, tú estás haciendo lo que quieres hacer, ¿quién soy yo para tomar una decisión por los dos?

— Lo único que no entendería es que tomaras una decisión que te haga infeliz — Se acerca a mí, hasta rozar su nariz con la mía — Lo demás dejo de importarme hace mucho — Posa sus labios en los míos, varias veces — Y por favor, no vuelvas a preguntarte quién eres tú, Julieta, porque lo sabes muy bien.

— Ah, ¿sí? — Quién sonríe ahora soy yo sin poder evitarlo — ¿Y quién soy si puede saberse?

— La mujer que he esperado toda mi vida — Suelta, como si no fuera nada para él decir cosas como esas — Entorna los ojos, pensando en algo — Has sonreído por fin, me ha costado.

— ¿Cómo he tenido tanta suerte? — Me levanto del pequeño banco, pero solo para sentarme en sus rodillas y rodear su cuello con mis brazos — Ya no solo por haberte encontrado, si no porque me quieres y siempre estás conmigo.

— No dudes nunca de eso — Acaricia mi pelo — Así que Julieta, toma la decisión que vaya a hacerte feliz, porque si te veo sonreír yo voy a estar bien, ¿de acuerdo? Lo que venga después será lo que menos importe.

Asiento, sabiendo de verdad lo que debo hacer y, sobretodo, sabiendo que tengo que hacerlo enseguida, pues mañana mismo Juan me ha citado en su despacho para firmar ese maldito contrato. Si lo hago todo estará perdido, lo sé.

Ya no es que no vaya a cumplir mis sueños, eso queda en nada, es que todo mi futuro irá detrás de esa firma. Dejaré de tomar parte en mis estudios, en las canciones que quiera cantar, y hasta en mi vida junto a Elías, y eso es algo que no voy a permitir.

Sé lo que vendrá después de que hable con Juan y le explique lo que he decidido, pero ahora estoy preparada y por suerte, creo que Elías también. Ambos nos hemos entendido sin necesidad de más palabras.

Pasamos el resto del día juntos, disfrutándolo como si fuera el último pero a sabiendas que no lo será, nunca lo será. Nos olvidamos de las clases, del disco y hasta de Juan paseando por la ciudad, sentándonos el uno de los bancos del parque enorme y queriéndonos, sobretodo queriéndonos de una manera que pocos lo hacen. 

Sigue brillando, Julieta. (Segunda parte #ESDJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora