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No, sé que esta vez mi amiga se equivoca. Edgar y yo llevamos siendo mejores amigos desde el primer día que ambos pisamos el orfanato, hace varios años. Congeniamos desde el minuto uno, sin nada raro, solo como compañeros. Y seguirá siendo así siempre. Debe estar confundido, nada más, aunque sí tenemos una conversación pendiente en la que dejarlo todo claro.

Esa noche me meto en la cama más cansada de lo habitual, y no porque haya estado ensayando durante horas, si no porque el estudio es la cosa más agotadora del mundo, y los exámenes están más cerca de lo que creo.

Los siguientes días, con fin de semana incluido, los paso más distraída que de costumbre. Esperaba ver a Elías sin falta, pero nada de nada, no aparece, así que ese mismo domingo, antes de ir a la cama, decido buscar a Lola para ver si tiene alguna novedad que contarme acerca de él.

— Oye Lola, ¿sabes algo nuevo de Elías? — Pregunto sin titubeos, sería estúpido hacerlo cuando es lo que quiero saber.

— Está en la ciudad, haciendo unas cosas — Contesta, parece que midiendo sus palabras, quizá para que no se le escape nada.

— Pero lleva casi una semana fuera — Insisto, aunque intentando controlar mis impulsos de interrogarle — Pensé que volvería enseguida.

— A veces las cosas se complican — Se acerca a mí, mirándome con ternura y acariciándome la cabeza — Estará de vuelta en cuanto sea posible.

Asiento, tragando saliva porque no puedo hacer otra cosa que aguantar y callarme. Lo echo de menos, eso es algo que nadie puede negar, pero lo que de verdad me sucede es que tengo miedo de que no vuelva, de que de nuevo se repita esa horrible historia en que los días se vuelven oscuros porque no aparece ni le veo cada mañana desayunando y cada tarde esperándonos para su clase.

Lo bueno de estos días de incertidumbre es que he podido encontrar el momento de estar con Edgar a solas y, por supuesto, aclarar este tema. Lo que en realidad le pasa es que está confundido.

Según me explicó, he cambiado y eso ha hecho que me mire con otros ojos, incluso admitió que estaba celoso de Elías por tenerme, pero no porque esté enamorado de mi como dijo Diana, si no porque creía estar perdiendo a su mejor amiga: cosa que no sucederá nunca y así se lo hice saber.

Por esa parte pude quedarme tranquila. Pero no por la de Elías, solo pienso en él cuando a partir de mañana mismo tenemos una semana repleta de exámenes, o mejor dicho, la siguiente quincena de ellos, antes de que finalice el año y celebremos de nuevo las navidades, eso sí, sin tener una maldita canción preparada.

El lunes por la mañana solo me cruzo por los pasillos con compañeros inmersos en sus libros, sin dejar de repasar para los exámenes. Yo debería hacer lo mismo, sí, pero de nada me va a servir estudiar los últimos diez minutos cuando lo que tenga que hacer lo intentaré realizar lo mejor posible.

De seis clases que tenemos ese lunes, tres de ellas son exámenes de final de evaluación. No es que vaya a sacar matrícula de honor, ni siquiera sobresalientes, pero sí pienso que aprobaré, al final las insistencias de Fabio sirven para algo.

— ¿Cómo te ha salido el último? — Diana y Fabio caminan de la mano, a mi lado por el pasillo camino al comedor, por fin hemos terminado las clases por hoy.

Charlan de los exámenes, pero yo me evado de la conversación porque una vez hechos, no tengo ganas de recordarlo de nuevo, solo de borrarlos de mi mente, ya queda un poco menos.

En la comida mastico la comida sin saborearla, ni siquiera sin tragarla hasta que me acuerdo que debo hacerlo o me lo dice alguno de mis amigos. Con Edgar las cosas están mucho mejor, volvemos a ser los de antes.

— Volverá, Juli — Susurra, aunque no le he dicho nada — Tú lo dijiste, y así será.

Asiento, sonriéndole para agradecerle sus intentos de animarme. Volverá, eso es lo que me repito cada vez que no le veo donde debe estar, que pronto volverá.

En clase de música todos nos disponemos a hacer lo que nos apetezca, como todos los anteriores días, aunque hoy es distinto, cuando Lola entra en la sala trae consigo varios cuadernos y los reparte entre todos los alumnos, cosa que siempre hacia Elías. Son las canciones del siguiente campeonato.

— Como sabéis — Comienza a decir cuando todos y cada uno tenemos la libreta entre las manos — Elías ha tenido que ausentarse durante un tiempo, pero hemos hablado y estas son las canciones que interpretaréis. No tengáis ningún problema en consultarme vuestras dudas.

¿Dudas? ¿Acaba de decir eso? Claro que sí. Y mi principal duda es porque es ella la que toma el control de la clase, de su clase. No me huele bien, esto solo me da para pensar que tardará, mucho, y por eso ha dejado a Lola a cargo y estamos empezando a ensayar sin él.

Aun así e intentando no ponerme en lo peor, abro el cuaderno y leo todas y cada una de las canciones anotadas, algunas conocidas, otras no tanto. Pero descubro con alivio que Can i be him? está ahí, tal y como tenía pensado Elías desde hace mucho. La tengo bastante avanzada ya que casi no ensayo otra cosa días atrás, solo quedan unos retoques con la guitarra.

— Menos mal — Edgar se acerca a mí con una sonrisa de oreja a oreja — Un dueto en español, por fin.

— Eh... sí — Leo el título de la canción, no la conozco en absoluto — Aunque no he oído esta canción en mi vida.

— Ni yo — Se encoge de hombros, alegre — Pero es más fácil que cualquiera que nos haya puesto Elías antes. ¿La ensayamos?

Accedo, nos hará falta comenzar con ella para al menos empezar a conocerla. Ni siquiera había leído la letra, pero ahora sí lo hago con detenimiento mientras se me seca la garganta.

— Es... — Es tontería intentar decir algo, porque no puedo hacerlo. Es una canción que estoy segura de que está elegida intencionalmente, para él y para mí aunque sea Edgar el que la canta.

— Parece buena — Mi amigo la lee con los ojos entrecerrados, al parecer no se ha dado cuenta del mensaje que trasmite, y no seré yo quien se lo haga saber.

Es como un mensaje secreto, pero al mismo tiempo un secreto a voces. La canción habla de una pareja que se esconde, que no pueden estar juntos antes los ojos de los demás pero que ante todo, se quieren. Está claro que nunca, jamás, Elías puede equivocarse en una elección, y aunque no esté aquí, ha elegido esta para hacerme saber que está cerca, así lo siento. 

Sigue brillando, Julieta. (Segunda parte #ESDJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora