Un ruido de algo cayendo despertó a Alec y Magnus de su sueño. Se miraron entre sí, y rápidamente se movieron hacía la puerta, Alec con una espada serafín y Magnus con sus dedos listos para acatar con su magia a quien sea que estuviera irrumpiendo en su hogar
Tenían un par de hijos que debían ser protegidos. Rafe y Max.
Ambos se dirigieron a su cocina, que es de dónde se escuchó el ruido, tratando de ser lo más sigilosos posible para no alertar el intruso. A quién sea al que se le ocurriera allanar la casa Lightwood–Bane estaría en problemas.
Al asomarse en la cocina, lo que vió los relajo bastante. Se trataba de sus dos hijos, que al parecer se estaban pintando las uñas de un color azul marino.
—¿Qué están haciendo aquí tan tarde, niños?— preguntó Alec entrando completamente a la cocina.
Max y Rafe saltaron asustados como si hubieran sido descubiertos haciendo un grave delito y este último escondió sus uñas pintadas detrás de su espalda—¡Nada!—Ambos gritan al mismo tiempo, esperando que sus padres se vayan.
Magnus notó que los ojos de Rafe estaban un poco hinchados, como si estuviera llorando. Al notar eso, se acercó preocupado para ver qué sucedía.
—¿Estás bien, cielo? ¿Sucedió algo?
Raphael al notar la atención sobre el, se puso aún más tenso y sus ojos se cristalizaron un poco—Estoy bien, bapak. No pasa nada.
Max le lanzó una mirada a su hermano mayor como queriéndole decir algo. Solo tenían 5 y 3 años y se conocían solo de hace meses, pero Rafe se convirtió en lo más amado de Max. Raphael no podía alejarse durante más de dos horas de Max, porque el pequeño brujo empezaba a llorar, reclamando la presencia de su hermano.
—Entonces si no pasó nada, ¿por qué pareces haber llorado? ¿Y por qué actúan tan sospechosos?—Alec levantó una ceja inquisitiva al decir eso, esperando que sus hijos dijeran la verdad.
Max abrió la boca listo para distraerlos y que olvidarán el tema, pero su hermano se adelantó—Tuve una pesadilla—murmuró jugando con sus dedos, que acababa de sacar de su espalda.
Magnus y Alec se miraron sorprendidos ante ese hecho. Siempre que el joven cazador tenía pesadillas (que era muy frecuente, ya que cuando vivía en el Mercado de Sombras vió todo tipo de demonios que sin duda dejarían con pesadillas a muchos niños) iba a acostarse con ellos, no a despertar al brujo de piel azul porque sabía los muchos cuentos que sus padres tendrían que contarle a Max para que pueda dormir.
Raphael miró a su hermano con una mirada de súplica que sus padres no pudieron entender, pero Max si, que fue a abrazar a su hermano antes de mirar a sus padres con una mirada determinada que nunca habían visto en él.
—Raphie shoñó con que dejaríamos de quererlo y lo abandonaríamos por no tener nada azul.
Los dos padres se miraron confundidos y consternados. Las pesadillas de su hijo no solían relacionarse con ese tema. Claro, durante las primeras semanas tuvo muchas inseguridades al quedarse en el loft, y trató de hacer todo bien para que no tuvieran que echarlo. La pareja habló con el diciéndole que nunca lo echarían, que está era su casa y creyeron que el niño había entendido.
Al parecer no.
—Rafe, sabes... —Magnus intentó hablar pero su hijo lo interrumpió.
—Bapak, sabes que es cierto. Los ojos de papi son azules, tu magia suele ser azul y Max es todo azul. ¡No encajo con la familia!
A Alec se le rompió le corazón escuchar a su hijo hablar así, y con una vista a Magnus, supo que estaba igual.
—Oh, mi bebé —Alec y Magnus alcanzaron a su hijo y lo apretaron en un abrazo de oso. Max al ver a su familia abrazándose, decidió saltar sobre ellos con una sonrisita, también queriendo ser abrazado.
ESTÁS LEYENDO
Sopa de letras Malec
Fanfiction27 capítulos con cada letra del abecedario (en realidad, pero nunca es suficiente) Habrá un poco de todo, desde capítulos tan dulces que te darán diabetes, o capítulos no aptos para menores (Espero que sepan a lo que me refiero), y ¿por qué no? Capí...