X -X-Men

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Sólo momentos en la familia Lightwood Bane

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—¡Ese mocoso azul le rompió la nariz y le reventó un testículo a mi hijo!

—¡Su hijo era un cabrón que se lo merecía! ¡De gracias a que no le reventó los dos!

—¡Magnus!

—¡CALMA ENTRE LAS DOS FAMILIAS!

Raphael Lightwood Bane soltó una risita desde su lugar. Su celular estaba escondido disimuladamente en su chaqueta para grabar sin que su padre le diera una regañada por hacerlo.

Max Lightwood Bane, a su lado, tenía una mirada orgullosa y aburrida al mismo tiempo.

Magnus Lightwood Bane estaba al borde de un infarto. Su hijo defendió a su prima del acoso que ese cabrón le estaba haciendo, ¡y ahora lo querían suspender!

Alec Lightwood Bane tenía una seria jaqueca que no se acababa. Joder, que estrés todo.

El director de la Academia suspiró —A ver, ¿por qué no dejamos que sus hijos nos den la versión oficial y luego sacamos conclusiones.

—¿Cómo podríamos hacerlo sI MI HIJO ESTÁ CURÁNDOSE DE SU NARIZ Y TESTÍCULO?!

—Muy bien merecido que se lo tenía —argumentó Magnus.

Desde que se separaron de Idris y la Cohorte, Alec como cónsul abrió una Academia totalmente nueva con ayuda de Simon. Ahora no sólo servía para los cazadores de sombras y su entrenamiento, también lo hacía para subterráneos.

Enseñaban a controlar la magia de los brujos, a hacer hechizos simples y otros más complicados; enseñaban a controlarse en las lunas llena para los hombres lobos. Los seelies y los vampiros tenían menos participación, usualmente, los seelies iban más que todo para enseñarse a convivir y a confiar en otros que no sean de su especie.

Magnus había recibido una llamada por la mañana de la Academia pidiendole que fuera a resolver un problema que había transcurrido momentos antes. El brujo se sorprendió, pues su hijo no era nada problemático. Fue por su esposo, pensando que algo grave había ocurrido con Max y necesitaban afrontarlo juntos. Su hijo mayor se unió a ellos porque estaba aburrido.

Cuando llegaron, se encontraron con una familia de hombres lobos furiosos porque Max le había roto la nariz y reventado un testículo a su sin razón alguna. Magnus estuvo a punto de regañarlo hasta que Max le explicó lo que en verdad había sucedido.

—Hay dos brujos en su familia. Lo lógico sería que ellos curaran lo que el chico hizo a nuestro hijo —habló la madre. Sin duda estaba mucho más serena que su esposo.

Max bufó —Preferiría cortarme la mano antes que sanar a esa escoria.

—Max, no digas malas palabras —lo regañó Alec con el ceño fruncido.

—Por favor, vamos a dejar que los chicos nos digan que fue lo que sucedió. Señores Anderson, su hijo es un hombre lobo, se sana con facilidad. Se le otorgará ayuda médica con su ruptura testicular, pero puede testificar.

Diez minutos después, Ray Anderson, se encontraba diciendo su versión de los hechos. Tenía su nariz vendada y un paño con hielos en sus partes nobles.

Sopa de letras MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora