J -Justicia

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No es un capítulo parecido a los anteriores ya que habrá distintos métodos de tortura física y psicológica, menciones de abusos (Esto último solo serán comentarios, se que es un tema muy delicado para algunas personas por lo que decidí no incluirlo, solo mencionarlo pero realmente nadie pasará por eso), habrá partes que creo a muchos no les va a gustar porque incluirán a Magnus, Alec y demás personajes  pasando por muchas cosas difíciles.

No esperes nada bueno de este capítulo, si quieres leer algo más lindo puedes esperar hasta el próximo capítulo o releer uno de mis anteriores.

*se va corriendo*

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—¡Para! ¡Lo vas a matar! —gritaba Jace desesperado al ver a su parabatai con la cabeza en una cubeta llena de agua. Su cuerpo luchaba porque su cabeza saliera a flote, pero las manos de dos Oscurecidos eran más que suficiente para detener que saliera.

—Todavía no planeo hacer eso, hermanito. Lightwood es muy importante para ti y el hijo de Asmodeus, y no quiero deshacerme de algo tan importante todavía —dijo Sebastian en la oreja de Jace.

El rubio desvío la mirada y cerró los ojos con fuerza, no podía soportar ver a su hermano al borde de la muerte, pero las manos de Sebastian abrieron los ojos de Jace a la fuerza y obligó a seguir mirando.

—No puedes hacer eso, hermano, todos aquí estamos ofreciendo un espectáculo para ti y tú lo desperdicias de esa forma. Eres muy malo, Jace —Sebastian chasqueó la lengua y los Oscurecidos soltaron a Alec para que pudiera sacar su cabeza del agua. Cuando lo hizo, daba grandes respiraciones y escupía agua —. Denle 25 azotes. Es el castigo de Jace por no prestar atención al espectáculo.

Alec no tuvo ni un minuto de recuperación cuando le sujetaron los hombros y lo arrodillaron viendo hacia la pared. Apenas pudo procesar que estaba de rodillas y de pronto sintió un latigazo de dolor en su espalda. Se retorció, pero se negó a gritar. Había pasado meses de este tipo de dolor, llegó al punto en el que aprendió a manejar el dolor con más facilidad que las primeras veces que sucedió.

Todo comenzó cuando el plan que tenía Clary para asesinar a Sebastian no funcionó y quedaron atrapados en Edom. Mató a Jocelyn y a Luke dos días después de su derrota, enfrente de todos. Todavía podía escuchar los gritos de su amiga pelirroja por sus padres muertos.

Planeaba matar a Magnus ese mismo día, pero para bien o para mal se enteró que era el hijo de Asmodeus, un Príncipe del Infierno, y Magnus, por ende, una maldición ancestral. Lo conservó y lo usa para hacer trabajos que solo un brujo podía hacer. Magnus intentó quitarse la vida una vez y Alec sufrió con 70 latigazos por eso. Por obvias razones, supo que por el bien del ojiazul era mejor no hacerlo.

Simon murió a las pocas semanas de estar en Edom. A Sebastian se le pasó la mano en una de sus sesiones de tortura y terminó matando al vampiro. Isabelle ni siquiera pudo despedirse de su novio por una última vez porque su cuerpo fue devorado por demonios.

A Alec e Isabelle los usaban como método de tortura para Jace, sabiendo que el peor dolor que podía sufrir el rubio sería ver cómo dañan a su hermano y hermana sin poder hacer nada para detenerlos, la impotencia que sentiría.

De Clary no se sabía mucho, al principio estaba con ellos, pero luego Sebastian decidió que eso no sería suficiente para ella y, por lo que escucharon de algunos Oscurecidos, la encerró en una habitación de 3x3 metros sin dejarla salir ni un solo día, tampoco recibía visitas de nadie que no sea Sebastian. Se decía que ya se estaba volviendo loca por el encierro.

Sebastian alternaba el dolor físico y psicológico. Cuando solo quería divertirse, hacía que demonios los torturen, mostrándoles sus peores miedos o ver a los que aman sufrir de mil maneras distintas. Cuando quería sangre y gritos, los torturaba con métodos que hacían que sus lágrimas salieran de solo recordarlo.

Sopa de letras MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora