Extra: Miau

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Tenía un tinte negro para pelo en mi casa porque estaba aburrida y terminé pintando todo el baño con el tinte. ¿Qué tiene que ver con el capítulo? Nada, pero quería decirlo y presumirles que para ser mi primera vez pintandome el pelo me quedó muy bien :3

Confieso que en estos días, la inspiración y yo no vamos muy de la mano. Entonces me puse a revisar mis capitulos ya publicados para ver a cuál le puedo sacar una segunda parte o un extra, y "Miau" destacó entre todos.

Me he dado cuenta que les debo muchas segundas partes y no se las he dado, pero se los juro que se me olvida y cuando lo recuerdo, ya pasó mucho tiempo de cuando escribí ese capítulo. Pero si quieren otra parte de un cap, díganme y veré qué puedo hacer.

Disfruten

Eugene no estaba contento.

Nada, ni un poco.

Estaba al borde del colapso.

Incluso estaba considerando seriamente abandonar sus tierras y migrar a otro reino acompañado de Sirviente 1 y Sirviente 2; pero estos últimos demostraban ser unos viles traidores, y, a veces, se preguntaba en silencio durante las frías noches de enero si en verdad eran dignos de él.

Todo esto se debe a un nuevo enemigo que jamás vió venir.

Massimo.

Esa crío azul que lo perseguía a todas partes en su propio castillo y, que no conforme solo con eso, lo atormentaba a diario. Para rematar, llegó un aliado nuevo para su enemigo.

Raffaelo.

Esas odiosas criaturas le habían quitado control de sus propias tierras. Habían venido a Presilandia y lo habían destruido absolutamente todo. No tuvieron ninguna piedad.

Peor aún, en lugar que sus sirvientes hicieran algo para aniquilar a sus nuevos enemigos, los inútiles miraban sin hacer más.

Que coraje les tenía.

Justo ahora, estaba siendo víctima de sus crueles y sádicos abusos.

—¡Papi! ¡Presidente Miau es taaaan lindo! —exclama Massimo apachurrandolo entre sus brazos sin darle opción de irse. Presidente maulló por una ayuda que nunca llegaría.

Sirviente 2 lo miró detrás de sus anteojos, solo negando con la cabeza.

Y él maldito no hacía nada por detener su tortura...

Que traidor.

—Maxie, deja a Presidente en paz.

Hasta que por fin hace algo el inútil ese.

Sin embargo, sus palabras no hicieron ninguna diferencia y siguió atrapado entre esos bracitos enemigos.

Eugene no era alguien que le gustara la violencia, pero ya hubo un límite.

Se removió furioso y soltó un arañazo en la cara para que lo dejara tranquilo. El niño lo soltó gritando y Eugene cayó con toda la elegancia posible, incluso se lamió su patita al caer en el suelo.

—¡Max! —exclamó Sirviente 2, preocupado. Se levantó de la mesa y fue a socorrerlo —. ¿Estás bien, bebé? ¿Te duele?

—P–poquito —susurró acariciando el área del rasguño, con los ojos llorosos —. Presidente malo.

El rey se burló con malicia de su débil contrincante.

Sirviente 2 le dedicó una mirada de profunda decepción que ya conocía muy bien a lo largo de los años. Eugene bufó y se dió la vuelta para ir a molestar a Sirviente 1, que estaba mezclando cosas raras en una de las habitaciones del castillo.

Sopa de letras MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora