De vuelta

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Ya no les haré ni una promesa en mi vida. Si, sigo aquí después de haber dicho que solo editare viejos capítulos. Pero pensé en esta idea y es fantástica, sensacional, triste, moderna, nostálgica, futurista y muchas cosas más que acabo de olvidar.

En este capítulo, Clary no logró matar a Sebastian y tuvieron que pelear por varios años más :P

Disfruten


12 de September del 2348. El cumpleaños de Alexander Lightwood, o al menos de su recuerdo.

El día que murió Alec fue un día lluvioso de invierno. Y habían pasado varios siglos desde ese día.

¿Entonces por qué seguía doliendo como el primer día que se fue?

A veces se levantaba por las mañanas buscando el calor corporal de su novio como lo hacía cuando aún vivía solo para caer en la realidad de que ya no estaba. Y lloraba, lloraba mucho.

Pero hoy habría una gran diferencia entre los demás cumpleaños de Alec. Hoy no se quedaría en su cuarto acompañado de sus vagos e inexactos recuerdos, hoy iría a hacer un cambio en su vida.

Los humanos, a pesar de ser tan estúpidos como para acabar con el planeta en el que Magnus creció, lograron desarrollar vida en otro planeta y, realmente, no había mucha diferencia entre la Tierra y lo que ahora tenían. Dejando de lado las muertes por criaturas alienígenas, claro.

Ellos cambiaron y evolucionaron de muchas maneras. Ni siquiera tenía caso decirles humanos porque ya no lo eran. La raza humana se había extinguido hace décadas y en su lugar quedaron androides con sus memorias y propias formas de pensar. Eran como los humanos, solo que metálicos y podían servir para un propósito específico, incluso podían tener hijos.

La ciencia había avanzado mucho desde que abandonaron la Tierra. Y hablando de la Tierra, ya no era más que un lugar de desperdicio y un contendor de basura. Había algunos androides que, gracias a sus memorias, se aferraban al lugar y no descansaban hasta volver a restaurarla. Eso nunca pasaría, por obvias razones.

La ciencia también había desarrollado androides de compañía. Eran androides que eran creados a partir de lo que la persona que lo pedía deseaba. Desde su forma de pensar, su físico o cualquier cosa que quisiera. Fueron creados para aquellos que perdieron a un amado cuando aún eran humanos y así aliviar el dolor. Magnus nunca estuvo de acuerdo porque, a pesar que podían recrearlos a la perfección con cualquier mínimo detalle, su principal propósito era servirles. Para él, no serían ellos si no pueden tener su propia personalidad, sino con la que fueron configurados. Prácticamente estaban obligados a amar a la persona para los que fueron hechos.

No, eso no significaría tenerlos de vuelta. Eso sería como tener una mascota. Pero... estaba tan solo y extrañaba tanto al amor de su vida. Lo necesitaba de vuelta con él, y si un androide significaba que es lo más cercano que podía tenerlo de Alec, lo tomaría.

Así que con un suspiro que no supo identificar de nervios o decepción de sí mismo, entró al laboratorio B.R.G.E., el mejor (y costoso) laboratorio de este tipo de creciones. Magnus ganaba muchísimo dinero gracias a ellos, pues él ponía protecciones en el laboratorio y en las casas de los científicos a cambio de mucho dinero que solo se juntaba y acumulaba en la cuenta del brujo sin ser gastado.

Ahora habría un motivo por el que valía la pena gastar todo ese dinero.

Fue recibido por una mujer bajita y castaña que lo llevó directo a los laboratorios para no hacerlo esperar mucho más.

—Puede esperar aquí, señor Bane. Le diré al doctor Olsen que ya se encuentra aquí. Y en cuanto al pago...

—Se los depositaré cuando pueda ver a mi Alec de vuelta.

Sopa de letras MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora