Z -Zafiro.

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Bien, último capítulo.

Nunca creí que si podría completar las 27 letras y al parecer si pude.

Lean la nota de agradecimientos que subiré pronto, por favor :3

Quiero saber que opinan de este capítulo, así que comenten mucho para saber lo que piensan.

Disfruten ;)

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Magnus Bane lo tenía todo en la vida.

Era el futuro rey de Edom, era apuesto, tenía filas y filas de admiradores, vivía en un gran palacio y podía darse el lujo que quisiera.

Pero, ¿realmente eso era cierto?

Oh, había tantos secretos detrás de las puertas del castillo Bane, que ni siquiera la narradora podría contarlos todos.

Aunque, no creerían que se los contaría desde ya, ¿cierto? Sería imposible, mucho que pensar y digerir...

Y te quiero hablar a ti, quiero que aprecies cada momento, porque nada te puede asegurar que dure lo suficiente, o lo que tú quisieras. Cada parte que te daré, será porque es lo necesario.

Basta de hablar, vamos a ver cómo vive nuestro personaje principal, Magnus.

—Ah, Magnus —gimió Camille con la cabeza echada hacia atrás mientras disfrutaba las últimas sensaciones de su orgasmo recorrerla. Magnus se dejó caer a un lado de ella, exhausto.

—Creo que eso ha sido lo más intenso que hemos hecho desde que nos conocemos, Maggie. Me has dejado tan cansada.

Odiaba ese apodo, Maggie, no le gustaba para nada. Suponía que venía con el paquete de poder estar con Camille.

Y si, era lo más intenso que había hecho desde que se conocieron porque ella no era partidaria de hacerlo como él quería. También suponía que era parte de complacer a Camille.

Se paró de la cama, buscando su ropa para salir e ir con su padre. Había una reunión a la que tenía que asistir sin falta y ya estaba llegando tarde. Tampoco quería que se viera tan notorio que no le importaba lo que sucedía en Edom.

Bueno, si le importaba, ¡era su reino! Pero no creía que podía ser tan buen rey como lo era su padre, y gracias a su sangre, viviría por muchos años más para gobernar sus tierras. Asmodeus había hecho tanto por salvar a su gente, que la incertidumbre sobre si sería un buen rey lo abordaba durante las noches en las que Morfeo se negaba a llevárselo.

—¿Ya te vas? —preguntó la rubia en su cama. Sacó una pierna para provocar a Magnus y conseguir que se quede en el cuarto un poco más.

—Tengo que hacerlo, mi padre necesita que esté ahí.

—¿Para qué?

—No lo sé, le gusta tenerme ahí para que vaya aprendiendo.

—Maggie, tienes 31 años, ya es momento para que vayas formando tu futuro reinado.

Lo que dijo Camille era cierto, tenía 31 años, a punto de cumplí los 32. Debido a la sangre mágica que corría por sus venas, podía llegar a vivir hasta casi 200 años. No muchos eran magos, y los que lo eran, pertenecían a la clase alta de todos los reinos que existían. Era verdaderamente extraño que existiera un mago de clase baja.

Sopa de letras MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora