Perdida

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Pérdida ando yo en todas mis historias.

Tengo tres semanas de vacaciones (lo que es muy bueno) así que escribiré tooodo lo que pueda antes de volver a clases y perderme.

En la pregunta que hice en el capítulo anterior ganó el capítulo con m-preg y, porque amanecí de buenas, también será omegaverse.

Disfruten ;)

*se va corriendo sin mirar atrás*

Un matrimonio arreglado en medio de una guerra sonaba algo estúpido para alguien inteligente, pero como los nephilims no lo son, ahora Alec Lightwood, no, Alec Lightwood-Bane, entraba a lo que sería su nuevo y definitivo hogar: el loft de su esposo y su alpha, Magnus Lightwood-Bane.

¿Qué por qué pasó eso? La respuesta es sencilla de explicar. Samael, uno de los príncipes del infierno, logró volver al mundo terrenal y, tal cual lo hizo la primera vez, trajo consigo demonios. Solo que esta vez abrió miles de portales y brechas por las cuales centenas de demonios cruzaban todos los días. Los cazadores de sombras ya no pudieron manejarlo y se jodió todo. Los mundanos se enteraron de su existencia, Raziel no bajaría de nuevo para ayudarlos y los subterráneos se negaban a colaborar con ellos, sino que ellos mismos se defendían y apoyaban a los mundanos, argumentando que nunca pelearían al lado de sus asesinos y verdugos.

Aún no era incontrolable, pero la gente moría. Cazadores de sombras, subterráneos y mundanos. No eran muchos, pero llegaría un punto sin retorno para todos si no hacían algo más. Los estaban acorralando.

Es por eso mismo que los hijos de Raziel acordaron un matrimonio entre un alpha subterráneo y un omega nephilim, para dejar en claro que "no tenían problemas con los de su especie". El alpha tenía que ser alguien de mucho poder, un alto rango, con mucha influencia en el submundo y que no mostrara repulsión hacia ellos. La respuesta vino más fácil de lo esperado: Magnus Bane.

En cuanto el omega, bueno, eso fue igual de fácil, aunque la decisión de unirlo con un subterráneo no lo fue para nada. Para empezar los omegas son poco común entre los nephilims, menos del 10% de ellos, y los omegas eran personas estrategas, inteligentes y hábiles que, en estos de lucha muy necesitados. No podían darse el lujo de dar un omega a un matrimonio en la que no se aseguraría la alianza del submundo. Otro problema fue que había una suma verdaderamente minúscula de omegas solteros que no tenían problemas con casarse con un subterráneo. Menos de 50 omegas estaban en su lista y la lista se hacía más corta con cada requisito que se pedía. Para no hacerlo más largo, solo había un omega entre todos ellos que no tenía inconvenientes con casarse con un brujo (de hecho, no había ningún problema por eso), que fuera gay, atractivo, leal a la Clave, pero, con un extraño deseo por mejorar los tratos con el submundo: Alec Lightwood.

Y así hubo una boda.

No es que a ellos dos les hubiese molestado casarse. Lo harían en algún momento porque se querían y sería por elección propia, no por órden de la Clave. Magnus y Alec entendían que era por una buena razón, pero si su mente llegara más allá, caerían en cuenta que los subterráneos necesitan un verdadero acuerdo en el que aseguraran su bienestar y seguridad para un futuro. No un estúpido matrimonio.

—Oye, mira el lado positivo —dijo Magnus tomándolo por la cintura —. Estamos casados, lo que me parece que hubiera sido bastante improbable antes.

—Lo sé —dijo Alec, refunfuñado —. Es solo que... prefirieron hacer lo que antes despreciaban que ofrecerles una mejor vida a los subterráneos. Eso sería mucho mejor que esta estúpida alianza.

Sopa de letras MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora