En el segundo piso de la mansión, en cuanto Derek deposita a su hermana sobre su lecho, una inevitable riña empieza a tomar lugar entre él y su cuñado.
Lady Evelyn, de momento más calmada de sus malestares, enseguida ha debido atajar a ambos hombres antes de que se propusieran echarse uno encima del otro.
-No me creo el poco cuidado que demuestras, Beckett. Si el médico le había impuesto reposo absoluto, supongo que lo debido era que estuviese postrada en cama. ¿Cómo es que le has permitido andar con tanta ligereza? Vaya esposo más esmerado te has buscado, hermanita-Comenta sarcásticamente el capitán americano mientras le acomoda unas almohadas y se sienta en un rincón del colchón para acariciarle el mentón.
-¡Lo que me faltaba oír! No me toques las narices, yanqui-Enseguida le ha replicado el conde-Y aún menos te atrevas a cuestionarme las formas en que suelo manejar a mi mujer. No tengo la culpa de que tu hermana sea una cabezotas sin remedio.
-¿Entonces eres así de sumiso, Beckett?-Cuando Derek le clava una mirada burlona a su esposo, Evelyn sabe que a Landon le empezará a hervir la sangre-Los hombres hemos de tener voz de mando. Que las mujeres no se doblegen ante tus disposicones indica falta de hombría.
-Has sonado como todo un despreciable machista, Evanson.-Ha sido su respuesta hostil- Y no sé si te das cuenta de que la mujer en cuestión se trata de tu hermana, copón. ¿Cómo procedes tú ante un acto de rebeldía de una mujer? ¿Con zurras? ¿O las somete con la hebilla de tu cinturón?
-No soy machista, gran imbécil-Derek se incorpora de un tirón para encarar a su cuñado- Lo que acabo de decir es tener voz de mando, no mano dura. Todos sabemos que hay momentos en los que hemos de requerir ser severos cuando se trata de buscar el propio bienestar de las mujeres, que muchas veces pueden ser muy tozudas, cómo esta.
-Mide las palabras con las que te refieres a mí, Evanson-Landon le fulmina con los ojos, también aproximándose-Te recuerdo que estás en mi territorio y que estás hablando con un respetable lord del Reino.
-¿Un respetable lord? Más respetable es lo que tengo yo en mi entrepierna, Beckett-Se mofa él- No doy crédito a que vuestra disparatada sociedad realmente privilegie a seres tan ruines como tú y tus hermanos.
-¡Basta ya, bestias!-Ha debido interferir rápidamente Lady Evelyn ante la insinuación de ambos hombres de querer rasguñarse mutuamente las caras- ¿Es que no os podeis comportar ni siquiera en un momento como este? ¿Como podré entrar en labor de parto con tranquilidad sabiendo que vosotros estareis por allí juntos en un mismo lugar? ¿Cómo confío en que no me desbaratareis la casa mientras estoy dando a luz a mi bebé?
-No creo que tu querido hermano tenga la necesidad de quedarse, cariño. Estaré complacido de avisarle cuando la bebé haya nacido. Mientras, sabemos que hay buenos hoteles en Picadilly.
-Creo que esta también es mi casa, Landon, y que tenemos las suficientes habitaciones para brindarles hospedaje a mis hermanos. Así que haz el favor de censurarte esa boca, que me sulfuras.
-No te daré el gusto de retirarme en este momento, Beckett. Pienso quedarme hasta saber que mi hermana y mi sobrina estén en perfecto estado. Pero creéme que después no me lo pensaré dos veces antes de recurrir a uno de esos hoteles. Serán mejor opción que tener que toparme contigo a cada segundo. Y lo siento, Lyn-Dice, en cuanto nota que ella va a replicar-pero hemos de rechazar tu hospitalidad si quieres que tu esposo conserve cada parte de su cara intacta.
-Largaos los dos de la habitación. Me poneis más nerviosa de lo que estoy-Suelta Lady Evelyn, otra vez retorciéndose en una muesca de dolor.
-Esta es nuestro aposento conyugal, amor. El único que está de más es él. Así que te pido cortésmente que te retires, Evanson. He de necesitar unos minutos a solas con mi esposa antes de que el médico me eche de aquí.
Derek, no sin antes vacilar y entornar una mirada endiablada hacia Landon, finalmente se resigna en abandonar la estancia.
-Prometiste llevarte bien con ellos, cariño-Le reprocha Lady Evelyn en cuanto ambos se quedan solos y el conde se acerca para mimar a su esposa.
-Te prometí una tregua siempre y cuando ese capullo permaneciese manso. Pero ya te has dado cuenta de que él no parece estar bien consigo mismo si no me ve cabreado a mí.
-Admito que Derek es un tanto díficil de tratar, sí. Pero es un buen hombre y sobretodo me quiere, amor. Y si mis hermanos son como son es porque todos sabemos que no eres el prototipo de hombre que ellos hubiesen querido para mí. Antes, si te odiaban por ser un pirata, ahora lo hacen sabiendo que eres un aristocrático.
-¡Patrañas! ¿Yo no soy el mejor prototipo de hombre? ¡Niguno de tus hermanos son buenos prototipos de hombres para que ninguna mujer se case con ellos! Que vida tan miserable viviría aquella que tuviese tan poca empatía consigo misma como para querer enlazarse a Derek.
-Vamos, cariño, ya te he dicho que Derek no es así como lo aparenta. Él tan sólo no ha sido el mismo desde aquella vez...
-Desde aquella vez que le rompieron el maldito corazón, ya lo sé. ¿Cuántos hombres no sufrimos desengaños en nuestra juventud y lidiamos con el desamor? Las cosas se superan, Eve. Derek está siendo muy infantil si con aquel desencanto se deja amargar toda la vida.
-Calla ya, Landon. No permito que juzgues a Derek sin apenas conocerlo. La cuestión aquí es que tanto tú,como Elton y Gerald, se entiendan con mis hermanos. No quiero altercados ni palabrerías venenosas entre vosotros. O te juro que me devuelvo a América con ellos.
-Antes los descuartizo con mis propias manos, cariño, si intentan llevarte lejos de mí.
-Entonces ya deja de hablar disparates, hombre. Mejor acércate más y consuélame. Odio estas fatídicas contracciones.
-Que irónico es engendrar un hijo ¿no? Tan placentero su principio y tan doloroso su final.
-Sólo para mí termina siendo doloroso-Corrige ella- Tu únicamente te quedas con el placer inicial. No eres tú el que está sufriendo.
-Te juro que estoy sufriéndolo contigo, amor. Saber que tú estás pasando un mal momento me trastorna a mí.
-Igual habrás de estar contento al saber que tu abstinencia ya no se alargará por más.
-Oh, sí, eso tenlo por seguro. Y creéme que me encargaré de recompensarme muy bien todo el tiempo de privación al que me has sometido, Eve.
En cuanto las otras damas Beckett penetran en la habitación, el conde no tiene más alternativa que salir de ella para permitirles brindarle asistencia íntima a su esposa. Cuando desciende hasta el vestíbulo, Landon se encuentra a sus hermanos ocupando el gran sofá y a los Evanson de pie y arrinconados en una esquina.
Derek, quien ni siquiera se molestó en saludar a Elton y a Gerald cuando apareció poco antes en la sala, está siendo precisamente el foco de las impiadosas críticas y murmuraciones del marqués y del duque, a las que Landon también se les une gustosamente.
Cheryl, quien para su desgracia se encuentra en medio de ambos grupos de hombres desde su posición en un sillón, no evita percatarse de cómo ambos bandos se deleitan en despotricar unos contra otros sin ningún disimulo y se turnan para dirigirse fulminantes miradas cadas dos por tres.
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Lady Beckett
RomanceLady Beckett es una pícara jovencita aristocrática que ha agitado un avispero. No hay ojos que no estén puestos en esa nueva joya que forma parte de una de las dinastías más importantes y controversiales de la nobleza del Reino. Recientemente presen...