Es el comienzo de un nuevo día y el asomo del sol matinal ilumina tenuemente la sofisticada capital del Reino.
En el centro de Londres, en la residencia Beckett en South Kensington, ya algunas tantas doncellas se encuentran espabiladas y es precisamente una de ellas que encontrándose en el jardín delantero de la mansión avista llegar al hermano mayor de Lady Evelyn y evita que él toque el timbre, abriéndole rápidamente la puerta. Este no hace más que brindarle una ligera sonrisa cortés y enseguida se encamina hacia dentro.
Sin embargo, Derek Evanson se obliga a sí mismo pararse en seco en el umbral de la entrada cuando desde allí advierte a Lady Cheryl en el gran vestíbulo.
La joven está sentada en uno de los sofás de la espaciosa estancia, con un montón de cartas sobre su regazo y un sobre que sujeta con ambas manos mientras parece muy concentrada en leer su contenido. Gracias al cielo ella está posicionada de forma ladeada en su asiento, teniendo como visión frontal el ventanal que permite apreciar el patio y no la entrada de la casa, por lo que no se percata de la intromisión del yanqui. Pero él sí puede detallarla bien, al menos todo su perfil izquierdo, desde donde se que ha quedado estático.
Y si se ha quedado estático es porque precisamente había planeado esquivarla y no habría esperado encontrarla despierta a horas tan tempranas. Muy tarde se recuerda que la joven es la encargada de direccionar las tareas del hogar de las doncellas y que por ello tiene la responsabilidad de ya estar levantada. Joder. Derek habría querido evitar lo mejor posible tener que volver a toparse a solas con esa muchachita, pues hoy no cree tener los suficientes ánimos y la tolerancia necesaria para soportar otra escenita suya como la que protagonizó ayer.
Sin saber de qué otra forma llegar al segundo piso sin dejar verse por Lady Beckett, el yanqui se restringue de dar un paso más para así no anunciarle su presencia.
En cambio, él se permite un buen rato para pasear su mirada sobre ella. Su hermana ha tenido razón cuando le dijo que la joven desprende mucho porte, finura y madurez para su corta edad. Y es que Derek corrobora que su apariencia es la de una auténtica damisela de su distinción, con una presencia muy cálida e imponente y mostrando unos ademanes propios de elegancia. Da por sentado que posee el aura de una señorita muy adelantada a la adultez, aunque sin faltarle los aires risueños que indudablemente caracteriza a las jóvenes como ella. Por un momento se fija en sus rasgos serenos y en los delicados contornos de su rostro ovalado. Tiene un semblante muy angelical.
No previene recaer en esos sonrosados labios que ayer osó en besar únicamente con la intención de escandalizarla. Tampoco detiene sus ojos cuando estos deciden repasar su figura embutida en un coqueto vestido color lila con un ligero escote y que sin dudas hace delinear a la perfección su curvilínea cintura. Su cabello hoy está recogido en una larga trenza que le cae en picado por la espalda.
Escaneando también al entorno que la envuelve, Derek además contempla cinco ramilletes de distintas flores que descansan sobre una mesilla de cristal frente a ella, donde también logra advertir dos pequeños estuches aterciopelados. La joven se sonríe y luego niega repetidamente con su cabeza cuando termina de leer el sobre y se dispone a tomar otro con sus delicados dedos enmarcados por unos guantes blancos.
Mientras más se entretiene admirándola, menos crédito puede dar a lo que ayer pasó entre ella y él. Jamás hubiera imaginado que podría despertarle el interés a esa muchacha y aún menos que ella fuese tan descarada como para tomar la osadía de seducirlo. Tampoco puede creer que él se haya dejado perturbar tanto por ella con unas pocas palabritas provocativas que le soltó a riendas sueltas. Él realmente solo se planteó besarla para darle un escarmiento intimidándola y así atajar sus carriles, pues la creía una jovencita inocentona. Pero si algo había resultado de aquel atrevimiento fue quedar escandalizado él.
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Lady Beckett
RomanceLady Beckett es una pícara jovencita aristocrática que ha agitado un avispero. No hay ojos que no estén puestos en esa nueva joya que forma parte de una de las dinastías más importantes y controversiales de la nobleza del Reino. Recientemente presen...