Londres, 1899

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¡Desmontaos del landó y seais bienvenidos al Reino Unido del Siglo XIX!

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¡Desmontaos del landó y seais bienvenidos al Reino Unido del Siglo XIX!

Acabais de llegar al mismísimo Londres de a finales del 1899. ¡Al escandaloso y convulsivo mundo de la élite aristocrática! Donde los títulos nobiliarios son sinónimos de prestigio, poder y riqueza, y donde los plebeyos quedan desplazados a un segundo plano en la jerarquía social.

Os acabais de adentrar al polémico mundo de la «crema y nata» de la nobleza británica. Al seductor ambiente plagado de duques y duquesas, condes y condesas, marqueses y marquesas, y de las más destacadas dinastías de la alta alcurnia del Reino.

Y dejadme romperos el estigma desde ya:

Lo cierto es que aquí está muy lejos de ser el sofisticado entorno de elegancia y distinción como a simple vista se deja apreciar por aquellos que no pertenecen a este selectivo mundo de castas. ¡Entre la gente refinada también abundan los jaleos, los chismorreos, los pleitos, los desenfrenos y los alborotos!

Sólo hay que darse una vuelta por Piccadilly y prestar oídos a los mil y un cotilleos que circulan diariamente por allí acerca de los nobles del Reino. O sólo hay que irse a husmear tras las puertas de las suntuosas mansiones de South Kensington para entender que poseer un título de éstos no te hace realmente una persona venerable y seria.

O basta incluso con echarle un ojo a la familia Beckett para darnos cuenta de esto.

Y es precisamente a ella, a la controversial familia Beckett, la que me interesa presentarte. Una familia-para nada convencional-conformada por hombres temerarios, mujeres sagaces, jóvenes bribones y señoritas con cáracter. Una familia cuyos aparatosos miembros dejan mucho qué pensar y qué decir. Pero, sobretodo, una de las dinastías herederas más privilegiadas de todo el Reino.

Sus tres principales pilares son los hermanos Landon, Gerald y Elton Beckett. El primero, conde de Wessex. El segundo, marqués de Winchester. Y el tercero y mayor, se trata nada más y nada menos que el respetable duque de Beaufort.

¡Vaya personajes que son los tres Beckett! Aún se continúa rumoreando sobre las tantas fechorías y escándalos de cuando eran unos libertinos incorregibles y convulsionaron todo Londres en su época.

Y ahora que todo ellos están casados y al fin han sentado cabezas, son sus peculiares hijos e hijas quienes se encargan de dar bastante de qué hablar y quienes siguen alimentando la sonora fama de la familia.

Dejadme contaros sobre ellos:

Los tres hermanos Beckett fueron el resultado del matrimonio de una bella escocesa con el segundo duque de Beaufort, quien había heredado el título como cortesía del Rey por sus servicios prestados como auxiliar financiero. Dicho título que más tarde fue delegado a Elton, el primogénito. Landon y Gerald, en cambio, recibieron sus títulos como conde y marqués respectivamente por méritos apartes, también como gratitud por favores ofrecidos a los altos monarcas. Y es que los tres hermanos, al igual que su padre, también tienen una notable destreza con la administración contable y muy buenos ojos para los negocios.

Lady BeckettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora