Prefacio

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Durante más de una década había sido consciente de la forma en la que mis padres les brindaron el total apoyo a mis hermanos en cualquier decisión que tomaban

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Durante más de una década había sido consciente de la forma en la que mis padres les brindaron el total apoyo a mis hermanos en cualquier decisión que tomaban.

No importaba la gravedad de lo que hicieran, o el tamaño de los sueños, ellos siempre estaban ahí.

Fue triste y decepcionante darme cuenta de que, al expresar los míos, su negativa fue rotunda, no lo dudaron ni un solo segundo.

Cuando quería comenzar con el boxeo, mi hermano Caleb había estado intentando encontrarme algún gimnasio para entrenar, y luego de un par de meses lo encontramos.

Al decirle a mis padres que quería dedicarme al boxeo de manera profesional, parecieron enloquecer, mi madre gritó que había perdido la cabeza, que no podía arriesgarme de esa forma.

Mi padre, aseguró que no había ningún futuro en eso. Aspirar a las grandes ligas al parecer era un sueño demasiado grande para su hijo.

Así que, con veinte años recién cumplidos, me marché de casa. Terminé la carrera que había comenzado a estudiar por insistencia de mis padres y el título de Ingeniero no sirvió de nada más que para adornar la pared de mi departamento, y para que mis padres pudieran presumir que su segundo hijo, se había graduado.

—Terminarán por aceptarlo —Montserrat, mi hermana menor constantemente repetía la misma frase. —Ellos te adoran, solamente están preocupados.

—No están preocupados, solamente no creen que sea capaz de conseguirlo. —siempre era la misma respuesta.

Luego de esa frase, le seguía una larga insistencia por parte de mi hermana sobre lo equivocado que estaba. Probablemente ella estaba igual de preocupada, pero se limita al expresarlo.

Quisiera decir que tuve suerte, que mis padres estaban equivocados y que, en definitiva, el camino hacia el boxeo profesional fue un éxito, pero nada de eso sucedió.

Siempre consideré que habíamos sido afortunados por nacer en una familia acomodada, gozando de todo lo que mi padre durante todos sus años como empresario había forjado, el dinero, el reconocimiento, todo en conjunto parecía ser un festín en mis años de adolescencia, pero ahora, ahora todo eso era mi principal obstáculo.

Nicolás Lewis se aseguró de cerrarme todas y cada una de las puertas para conseguir una licencia de boxeo, las asociaciones y clubes siempre me rechazaron por motivos estúpidos, sin sentido. Y todo eso se lo debía a mi padre.

¿Cómo lo consiguió? No tengo la menor idea.

Conseguí formarme como boxeador, o al menos eso pensé, todo lo que sé lo aprendí por mi cuenta, cada táctica, cada entrenamiento, todo fue por mí. Sin embargo, al no contar con una licencia profesional, no pude participar en ningún evento de box, ni siquiera en peleas arregladas.

Entonces recurrí a una decisión desesperada.

Peleas ilegales.

En el mundo de las peleas clandestinas no hay reglas, no hay normas, lo único que tienes que hacer al subir a los cuadriláteros improvisados, es pelear y no dejar que te maten en el proceso.

Me formé una reputación, conseguía grandes cantidades de dinero al tener las apuestas de mi lado. Sabía que mi padre jamás se rendiría, nunca permitiría que obtuviera la licencia, así que me resigné a que esto, era lo mejor que podía obtener.

Y así, de esa manera, fue que me convertí en Luke "Thunderbreaker" Lewis. 

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¡Hola! 

Espero que la historia les esté gustando hasta ahora, ya tengo varios capítulos escritos así que espero ser recurrente con al menos 2 actualizaciones por semana, es una historia que me tiene muuuy emocionada y a la que le estoy dedicando todo mi esfuerzo y corazón. 

Espero que les esté encantando tanto como a mí. 

¡Gracias por el apoyo! 

-M-

-M-

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Contra las cuerdas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora