46.- Deudas pendientes

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Toco con demasiada insistencia el timbre de la casa de Luisa, no me importa si ahora mismo no puede atender, necesito que abra

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Toco con demasiada insistencia el timbre de la casa de Luisa, no me importa si ahora mismo no puede atender, necesito que abra.

—¡Joder, quien toca de esa manera! —la escucho grita al otro lado—. ¿Se puede saber...?

Sus palabras se detienen en cuanto me observa, parece demasiado sorprendida de verme frente a su puerta, mi vista inmediatamente viaja hasta su vientre, como si de esa manera pudiera comprobar lo que ya sé.

Ella se aparta, toma el abrigo que trae puesto cubriéndose por completo. Solo en ese punto regreso la vista a su rostro.

—¿Por qué no me dijiste? —inquiero.

—¿Qué quieres, Luke? —cuestiona cruzándose de brazos.

—¿Por qué no me dijiste? —insisto—. ¿Por qué no me dijiste del embarazo?

Ella tensa la mandíbula, tiene la intención de cerrar la puerta, sin embargo, lo impido. Coloco la mano empujándola con fuerza, pero no la suficiente para hacerle daño e ingreso a la casa.

—Te hice una pregunta.

—¿Qué te crees viniendo a mi casa y cuestionarme sobre mis decisiones? No tienes ningún derecho.

—¿No lo tengo? ¡Somos amigos, Luisa!

—¿Ahora si somos amigos? —reprocha con molestia—. ¡Oh, qué bien que lo recordaste luego de semanas!

Maldigo, paso las manos por mi cabello antes de ser capaz de encararla.

—¿Por qué no me dijiste?

—¿Cómo querías que te lo dijera? —cuestiona—. ¿Cómo si estabas lo suficientemente borracho como para poder recibirme? ¡Te encerraste en tu dolor y no permitiste que me acercara! ¡En el funeral ni me miraste! Luke ¿Cómo querías que te dijera algo como esto?

—¡Perdí a mi mejor amigo! Maldición, lógicamente no iba a estar con la mejor de las actitudes.

—¡Y yo perdí al hombre que amo! —me grita. Se acerca, me empuja un par de veces y golpea mi torso—. Y mi mejor amigo estaba tan borracho como para poder hablar con él, la única persona que podría comprenderme no quería hablar conmigo. —reprocha con la voz rota—. ¿Cómo se supone que iba a decírtelo?

—Lu...

—No todos podemos beber tanto alcohol para olvidar lo que pasó —reprocha con dolor—. No todos podemos encerrarnos en nuestra habitación y aislarnos del mundo.

—Él lo sabía —ella parpadea con rapidez—. Lu, él sabía que estás embaraza.

—Tenía sus sospechas, pero...

—No, Lu, Carter sabía de tu embarazo —susurro—. Lo sé porque él...—me aclaro la garganta—. Porque él me pidió que los cuidara, yo no entendí a qué se refería, no me dijo nada, yo no...Lu, de haber sabido yo no...

Contra las cuerdas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora