Sabía que la razón de mi mal humor durante todos estos días solo podía deberse a algo, o más bien, a alguien: Olivia Brooks.
—Si sigues golpeando al saco de esa manera, vas a romperlo —la voz de Adam se escucha a mis espaldas. Me detengo, tomando una inhalación antes de girarme hacia él—. ¿Todo bien, Lewis?
—Todo bien —respondo con una leve sonrisa. —Escuché que ganaste la pelea. Felicidades.
Él sonríe, un gesto orgulloso se adueña de su semblante mientras asiente.
—Fue pan comido —responde mientras comienza a colocarse el vendaje en las manos. —¿Qué hay de ti? ¿Justin te ha organizado algo? —Una mueca de decepción se apodera de mis labios.
—No, nada aún —intento restarle importancia, dándole la espalda y golpeando al saco de nuevo. Adam no insiste, se aleja para concentrarse en su propio entrenamiento y yo continúo golpeando el saco con tanta fuerza como me es posible.
Llevaba tres días sin hablar con Olivia, desde aquel instante en el que me marché de su casa ella no había llamado, y, por consiguiente, yo tampoco lo hice. Me repetía a mí mismo constantemente que era lo mejor.
Una parte de mí me gritaba que estaba siendo un completo imbécil, ella no se tenía la culpa de nada, no tenía culpa del camino que yo había decidido seguir.
Pero creo que en la vida es más fácil culpar a los demás que aceptar que estamos equivocados.
Suspendo mis golpes contra el saco solo para buscar mis auriculares, cuando los encuentro, subo el volumen de la música al máximo mientras retomo mi tarea. No sé con exactitud cuánto tiempo permanezco haciendo lo mismo, hasta que Justin aparece a mi costado.
Me veo en la necesidad de apagar la música cuando él hace un gesto para subir al cuadrilátero.
—Debemos practicar —indica. Asiento levemente, me coloco los protectores y me aseguro de tener el vendaje correcto antes de colocarme los guantes. Una sonrisa aparece en mi rostro cuando observo al idiota de Charlie subir.
Sé lo que tengo que hacer, todo el enojo en mi sistema parece reflejarse en la fuerza de mis golpes, sin embargo, de un momento a otro su imagen llena mi mente. La manera en la que sonreía, la sensación de besarla, el tenerla cerca, Olivia Brooks se adueña de cada uno de mis pensamientos, y pierdo la concentración.
Charlie lanza un golpe hacia mi rostro, un derechazo que no consigo esquivar y que me golpea con fuerza consiguiendo dejarme levemente aturdido, doy un par de traspiés retrocediendo antes de inclinarme sobre la lona.
—¡Benson controla la fuerza de esos golpes! —reprende Justin mientras sube, sacudo la cabeza, soltando una ligera maldición.
—¡Solo estamos practicando entrenador! —replica.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...