20.- Lo haremos bien.

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Justin repite exactamente todo lo que ha dicho desde que llegamos, repite indicaciones, consejos, incluso parece nervioso

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Justin repite exactamente todo lo que ha dicho desde que llegamos, repite indicaciones, consejos, incluso parece nervioso. Sacudo los brazos, me muevo un poco intentando concentrarme, intentando captar todo lo que dice con rapidez.

Cuando al árbitro nos llama al centro, todo el nerviosismo y ansiedad anterior desaparecer. Scott Wilson se colca frente a mí, mantiene la vista fija en mi rostro, es más alto, probablemente me saca algunos centímetros, pero en complexión, podríamos estar iguales.

Chocamos puños, y la campana suena. La adrenalina me recorre por completo, la siendo llenar cada rincón de mi cuerpo, Scott ataca primero, así que me cubro, las palabras de Justin se reproducen en mi mente, como si se tratara de una cinta.

Es rápido, y fuerte. Lanza golpes en mi dirección que consigo esquivar, sin embargo, tampoco atino a golpearlo en ninguno de mis intentos. Se mueve por el cuadrilátero, no pierde oportunidad y me veo obligado a retroceder cuando deja una serie de golpes rápidos contra mi cuerpo.

Su puño golpea mi rostro y retrocedo, sacudo la cabeza, cubriéndome con el antebrazo para evitar ser golpeado otra vez.

—¡Izquierda arriba, Lewis! —grita Justin.

Lanzo un derechazo que consigue golpearlo y hacerlo retroceder, entonces ataco. Mis puños golpean sus costados antes de lanzar un nuevo golpe hacia su mandíbula, sin embargo, parece ser insuficiente. No parece afectado, por el contrario, regresa a mí con un gancho al estómago que me arrebata el aire, retrocedo, siento mi espalda chocar contra las cuerdas mientras los puños de Scott golpean contra mi torso.

—¡Protégete, Luke! ¡Sal de ahí! ¡Quítate de las cuerdas! —El grito de Justin se clava en mi mente.

Consigo librarme, retrocedo con la guardia arriba, Scott se lanza contra mí y lo recibo con un gancho izquierdo, consiguiendo distancia entre nosotros.

—¡Utiliza un jab! —hago lo que el entrenador dice, doy un paso, usando la fuerza de mi brazo y contrarrestando el derechazo que lanza. Cuando quiero golpearlo otra vez, él se cubre. Amortigua mis golpes con sus antebrazos y luego golpea mi costado izquierdo, gimo cuando el estallido de dolor se presenta y bajo los brazos.

Oportunidad suficiente para permitirle golpear mi rostro un par de veces antes de dejar un nuevo gancho contra mi estómago.

La campana suena, me acerco jadeando a mi esquina con una mano en mi estómago.

—Necesitas protegerte —afirma Justin colocándose frente a mí —estás demasiado tenso, tienes que relajarte ahí arriba. No te acerques demasiado, aléjate cuando ataque y no dejes que te lleve contra las cuerdas otra vez porque me temo que no conseguirás salir de ahí.

Sorbo un poco de agua que me ofrece, alguien revisa mi pómulo y el minuto de descanso pasa tan rápido que cuando me doy cuenta, ya me encuentro en el centro del cuadrilátero.

Contra las cuerdas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora