Ha pasado tiempo desde la última vez que lo vi. Y todo sigue yéndose cuesta abajo. He intentado convencerme de que todo va a mejorar, pero lo cierto es que no estaba segura de eso.
No hablé con mis padres de nuevo, de alguna manera Matías consiguió convencer a mi madre de que la ruina de la familia fue culpa mía. Y para los Brooks, no hay nada peor que fallar.
Luego de varias semanas conseguí empleo, uno mal pagado claramente, pero era mejor a seguir dependiendo de la generosidad de Alexa. Parece ser que trabajar desde los dieciocho en las empresas "Brooks" no sirvió de nada, puesto que el jefe era mi padre.
Sin embargo, servir café a empresarios y encargarme de las copias no pintaba ser tan malo. Era increíble la rapidez con la que algo puede cambiar, como a veces estás en la cima, comiéndote al mundo, y otras, el mundo te devora a ti.
Bajo del auto, deteniéndome por un par de segundos sobre la acera observando el departamento de Luke. Me había debatido demasiado tiempo sobre si esto es buena idea o no, sobre si es correcto o no estar aquí.
No podía seguir así, necesitaba cerrar esto, necesitaba asegurarme de que no me odiaba, saber si había la más mínima posibilidad de arreglar lo que eché a perder.
Toco el timbre un par de veces, acomodándome el abrigo en un intento de mitigar la sensación nerviosa que se apodera de mi organismo. No hay respuesta, insisto un par de veces más pero el resultado es el mismo.
No debería estar haciendo esto, pero rebusco en mi bolso la copia de las llaves que Luke me había entregado. Me maldigo mentalmente por lucir tan desesperada, ¿qué derecho tenía de entrar así a su hogar?
Sin embargo, la cerradura no abre. La llave no es la misma. Tampoco hay llave de repuesto en el sitio donde Luke solía dejarla.
Es temprano, y el auto no está aparcado así que probablemente esté en el club. Decido insistir con el timbre y cuando los minutos pasan sin respuesta, decido marcharme.
Conduzco hasta el club de Justin, tardo demasiado tiempo en atreverme a bajar, sin embargo, tan pronto como llego a la puerta, sé que no debo de estar aquí.
—Vaya, la fresita a aparecido —la chica que aparece frente a mí sonríe con diversión. La recuerdo como la hija de Justin, y la molestia se instala en mi pecho tan pronto se acerca—. ¿Qué es lo que buscas aquí?
—¿Has visto a Luke? —inquiero.
Ella ríe.
—No vas a encontrarlo aquí —dice con firmeza y una sonrisa en el rostro.
—Fui a su departamento, no está ahí así que supuse que estaba aquí.
Su sonrisa se borra. Parece desconcertada y no entiendo el cambio de actitud.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...