Mi padre me observa con gesto serio desde su escritorio, mantiene una expresión muy difícil de descifrar.
—¿Sabes que la investigación está por abrirse de nuevo? —inquiere—. Matías no tiene ni un peso para caerse muerto, puedo hundir a ese hijo de perra, Luke. No tienes que enfrentarlo. No tienes que exponerte de esa manera.
Suspiro.
—No se trata de eso.
—¿Y entonces de que se trata? —cuestiona—. No planeas que acepte sin más, si quieres mi apoyo, debes darme las razones válidas.
—No lo entenderías —aseguro.
—Ponme a prueba.
—Si no peleo contra él, no dejaré de sentirme como lo hago. Como si hubiese una parte de mí que aún está rota. Papá, esa noche en el callejón hizo conmigo lo que quiso, me tuvo en el sitio donde quería. ¿Tienes idea de la impotencia que siento por eso? no pude defenderme, ni siquiera le hice daño.
—Luke...
—Y si no peleo, si no lo enfrentó jamás dejaré de sentirme de esta forma. No me importa nada más, le prometí a Carter que tendría ese cinturón, fallé al salvarlo, no quiero fallarle en esto también.
—Puede ser peligroso, lo sabes ¿no? Sabes que ese chico hará todo para seguir siendo el campeón, hasta comprar a los jueces o intentar eliminarte, debes estar consciente del riesgo que estás corriendo.
—Lo estoy—. Una mirada firme acompaña mis palabras.
Mi padre suspira, acaricia su mentón con aire pensativo antes de asentir.
—Bien, si eso es lo que quieres, te apoyaré —el alivio me invade—. Pero será bajo mis términos, si Zack acepta la pelea, tendrás un par de guarda espaldas, no estarás solo en ningún momento, no voy a arriesgarme a que ese malnacido intente hacerte daño otra vez.
Sonrío.
—No tengo objeción alguna. Y papá, mantente al margen ¿sí? —Sabe a qué me refiero, retiene la sonrisa mientras se incorpora y camina hacia la puerta.
—No puedo prometer nada —me observa sobre su hombro y antes de salir, añade: —Espero que te quedes a cenar, tu madre estará encantada.
—Papá —él voltea cuando me escucha hablar. Tomo una inhalación antes de decirle lo siguiente: —Lo que sea que planees hacer, déjala fuera ¿sí? Por favor.
No tengo que mencionar su nombre para que el entienda a quien me refiero.
—No quiero hacerle más daño. Ella...solo déjala fuera. Lo está pasando mal y no quiero ser un factor más para que sea peor.
—Si eso es lo que quieres...—asiente con ligereza—. En serio espero que aceptes quedarte a cenar —dice antes de darme la espalda y salir del estudio.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...