Golpeteo mi pie contra el suelo de la sala en la que me encuentro, el nerviosismo me recorre por completo, pese a eso, intento mantenerme sereno. Trevor a mi costado está demasiado entretenido con su celular, y Olivia, a unos pasos de distancia, habla por teléfono con alguien.
Había sido un proceso largo, varios días de exámenes completos, horas en el hospital en los cuales la ansiedad pocas veces me dejó tranquilo. Justin se había encargado de llenar todos los formularios en los cuales se requería el reporte detallado del entrenamiento que había llevado desde hace un par de meses.
Esperaba que fuese suficiente, realmente deseaba que todo estuviese en orden. También se requirieron videos para corroborar las sesiones de entrenamiento que había estado llevando a cabo durante las últimas semanas, según Justin, esto era con el fin de evaluar y corroborar que había estado llevando un entrenamiento como era debido.
Y hoy, después de una larga espera, sabría si la licencia fue aprobada o no.
—Comienzas a ponerme nerviosa —pronuncia Olivia con una sonrisa a mi costado—. Todo va a salir bien.
—¿Y si la rechazan? —inquiero con tono mortificado—. Liv ¿qué voy a hacer si me dicen que no?
—No rendirte, prepararte más e intentarlo de nuevo —murmura colocando una de sus manos sobre mi pierna, haciendo que el movimiento nervioso de esta se detenga—. Pero no estamos para pensar que la rechazarán.
—Siento que todo está yendo demasiado bien —mascullo con pesar.
—Lewis, necesitas tranquilizarte porque nos pondrás nerviosos a todos —reprocha Trevor —y cuando el comité llame, no seremos capaces de ir hacia ahí.
—¿En dónde se ha metido Justin? Se supone que debe de estar aquí.
—Él es tu entrenador oficial, así que seguramente está viendo algunos detalles. No te preocupes por él —manifiesta con tono despreocupado—. Ahora, tranquilízate.
Intento hacer lo que dice, Olivia entrelaza nuestras manos y no me suelta en todo el tiempo que permanecemos en la sala. Mi mente no deja de formar miles de posibles teorías para que la licencia sea rechazada, desde que mi padre se haya atrevido a intervenir, lo cual sería ridículo, pero no imposible, hasta que haya un mal resultado en los exámenes.
Y no dejo de sentirme de esta manera aun cuando tengo en mi poder los documentos, no me atrevo a abrirlos, sentía que, si los miraba y el resultado no era el esperado, perdería el control.
Y no quería eso.
—¡Vamos! —apresura Olivia—. No nos hagas esperar.
Nos encontramos en el auto, Justin al volante, Trevor a su costado y Olivia y yo en los asientos traseros.
—Anda, cariño, ábrelo —pide con suavidad.
Tomo una larga inhalación, y me reprocho a mí mismo el temblor en las manos mientras abro el sobre. Varios documentos se encuentran dentro, muchísimas hojas en las cuales se encontraban los reglamentos de boxeo, y ver eso, me da una mínima esperanza.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...