El sonido de los cubiertos contra la cerámica de los platos es todo lo que se escucha mientras desayunamos, Zack se encuentra a mi costado, mamá justo enfrente y papá se ha colocado al otro extremo de la mesa.
—¿Has estado entrenando? —la voz de mi padre se deja oír, rompiendo el silencio. —No debes bajar la guardia.
—Lo he hecho —responde Zack. —Josh está intentando nuevas rutinas, para aumentar la rapidez.
—Deberías pedir practicar con alguno de los nuevos —sugiere papá —solamente para no perder la agilidad.
—¿Tu entrenador no ha programado otras peleas? —ahora es el turno de mamá para preguntar.
—Tengo una, en un par de semanas más—confiesa — Kurt quería colocar a un par de novatos, me ha parecido una completa broma.
—¿Por qué sería una broma? —inquiero.
—Liv, hija, no creo que entiendas mucho sobre como el boxeo se maneja —la sonrisa divertida de mi padre me hace apretar los dientes.
—Matías, te aseguro que nuestra hija sabe más cosas del deporte de las que crees —sonrío en cuanto mamá interviene en mi defensa.
—Cielo, no lo dije de ese modo —objeta —Liv, escucha, los novatos no saben las reglas del juego, muchos de ellos vienen de barrios bajos, familiarizándose apenas con el ambiente y siendo unos completos fanfarrones hasta que sus mañas brotan sobre el cuadrilátero ¿sabes cuantas lesiones han sido provocadas a boxeadores de talla alta por idiotas que se creen profesionales?
—No puedes comparar un campeonato nacional, con peleas que se realizan en las bodegas del barrio bajo —me recuerda Zack. —Papá ¿escuchaste de la pelea de la semana pasada? Al pobre diablo lo hicieron pedazos.
—Lo hice, Lucas no deja de hablar sobre eso —responde con una sonrisa divertida —Meyer es fuerte, el cambio de reglas no favorece a peleadores que no están lo suficientemente preparados.
Casi me atraganto con el pan tostado cuando capto de quien están hablando, la mirada de las tres personas alrededor de la mesa se posa en mí.
—¿Cómo...como sabes eso papá? —inquiero.
—Lucas asistió, junto con un par de socios más de la empresa —informa —Zack, tal vez debamos asistir algún día juntos, solo para que mires en donde acabaras si no te esfuerzas lo suficiente por mantener el título de campeón.
—Basta, ninguno de ustedes asistirá a esas peleas con delincuentes —reprende mamá —no saben con qué clase de gente están relacionándose.
—No todos son malos —la atención se filtra nuevamente en mí —quiero decir, que no todas las personas que asisten son delincuentes ¿verdad Zack?
Sonrió con satisfacción cuando lo miro apretar los puños sobre el mantel.
—¿Qué dices, Olivia?
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...