36.- Valentía.

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—Solo entrenamiento ligero a partir de ahora —indica Justin

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—Solo entrenamiento ligero a partir de ahora —indica Justin.

—Oh, gracias al cielo —pronuncio para molestarlo. Cumplo mi propósito, él rueda los ojos mientras una mirada molesta es lanzada en mi dirección.

—No te sobrepases —pide—. La pelea es en menos de dos semanas, debes mantener la condición, pero no hacer nada que pueda ocasionarte una lesión. Tendremos un par de sesiones de sparring ligeras, y descansarás un par de días antes de la pelea.

—Bien, me parece un plan perfecto —concedo.

Da un par de indicaciones más antes de darme la espalda, me concentro en golpear el saco de nuevo. Durante las semanas anteriores había estado haciendo carga pesada sin descanso, mi condición y rapidez habían aumentado gracias a eso, al igual que la resistencia.

Pero por alguna razón sentía que no era suficiente.

—Tal vez aprender un poco de artes marciales mixtas pueda ayudarte —Regina se coloca a mi costado, una sonrisa amable aparece en su rostro mientras me observa.

—Es ilegal usar técnicas que no sean de boxeo sobre el cuadrilátero ¿tú quieres que me descalifiquen? —cuestiono con fingido tono de indignación.

—No para que ganes, tonto. Para defenderte por si alguien decide darte una paliza —aclara.

—Reggy ¿quién querría darme una paliza? —inquiero tomando una inhalación—. Es interesante, tal vez atienda tu propuesta luego de la pelea.

Ella ríe, echa la cabeza hacia atrás cuando lo hace.

—¿Qué dices si vienes conmigo al club donde practico? Te vendrá bien —sugiere.

—¿Quieres llevarme a practicar artes marciales? —cuestiono con diversión. Ella se encoge de hombros.

—Puede que te agraden, es como boxear solo que...

—Solo que más salvaje —Adam se coloca detrás de nosotros—. Sin tanta protección y sin tanta seguridad de que no acabarás hecho polvo.

Regina rueda los ojos.

—No es mi culpa que hayas decidido retar al mejor del club —reprocha girándose hacia mi amigo—. Yo te dije claramente que debías entrar con los principiantes.

—¿Te dieron una paliza el primer día?

Adam hace una mueca.

—Prefiero no hablar de eso.

Una carcajada brota de Regina.

—¡Lo hubieses visto! Mi padre casi lo echa del club creyendo que se había metido en una pelea. Fue tan divertido.

—Parece que tienes un concepto de diversión distinto al nuestro —señalo con una sonrisa tirando de mis labios—. Y con esos detalles, creo que rechazo la invitación, gracias.

Contra las cuerdas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora