43.- Enfrentar la debilidad.

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Hubiese querido que el tiempo se detuviera, que no siguiera avanzando

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Hubiese querido que el tiempo se detuviera, que no siguiera avanzando. Pero indiscutiblemente eso no pudo ser. Los días pasaban, y conforme más tiempo trascurría, más perdido me sentía.

Caleb me obligó a salir de casa, según él no podía esperar que las cosas volvieran a ser normales si estaba encerrado todo el día entre cuatro padres. No encontraba la manera de decirle que, en realidad, no sabía si quería que todo volviera a ser normal.

Carter no estaba, nada volvería a ser normal después de su partida.

Jack nos recibe cuando nos presentamos en la puerta de su habitación, llevaban un par de semanas rentando una habitación de hotel y no entendía como habían decidido gastar una cantidad impresionante de dinero solo por permanecer aquí.

—Hola —saluda con una leve sonrisa—. Luke, que sorpresa —dice reparando en mi presencia—. Montserrat estará muy feliz de verte.

Sonrío.

Me adentro a la habitación, Caleb y Jack se quedan en la sala hablando de algo en lo cual no me molesta participar, así que me dejo caer sobre el sillón de la pequeña sala, joder, esta habitación era más grande de lo que pensé.

—¿A caso es una suite? —inquiero con curiosidad.

—Algo así —confiesa Jack—. Quería que tu hermana estuviese cómoda.

—Estaría cómoda si hubiesen vuelto a Londres —objeto.

—Luke...—el tono de advertencia que Caleb emplea me hace rodar los ojos.

—No quiso volver a Londres porque quería estar cerca de ti —masculla con molestia—. Aun cuando ni siquiera te has dignado a recibirla. Ha estado ansiosa las últimas semanas, su embarazo casi concluye, no necesita estarse preocupando por ti.

—No le pedí que lo hiciera —respondo con los dientes apretados.

—Sí, y justo ahora estás siendo un idiota —reta Jack dando un paso al frente—. Mi esposa está en sus últimas semanas de embarazo, debería estar feliz de que nuestro hijo va a nacer, pero por el contrario está preocupada por ti, porque no quieres verla, porque estás tomando un camino de autodestrucción que nos va a afectar a todos, Luke.

—¡Viniste! —volteo cuando escucho la voz emocionada de Montse—. Qué bueno ver que has salido de tu departamento.

Una sonrisa forzada aparece en mis labios, ella camina hasta donde me encuentro y me rodea con sus brazos, no la aparto, me permito sentir un poco de su calidez.

—¿Cómo estás?

—Como mierda —ella suspira—. Pero no vine para hablar de cómo estoy. ¿Cómo vas? Jack dijo que falta poco.

—Sí, es demasiado arriesgado volar así que hemos visto algunos hospitales, es probable que nazca aquí.

—Oh, eso es estupendo —aseguro—. ¿Y Hannah?

Contra las cuerdas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora