No sé muy bien que es lo que estoy haciendo aquí. No tengo idea de si Trevor querrá hablar conmigo, o si aún mantiene en su misión de ignorar mi existencia. Varios chicos del gimnasio me felicitan cuando ingreso, les agradezco con una sonrisa y un par de palabras mientras camino hacia el hombre que está al otro lado de la instancia.
—Entrenador. —Él voltea. Soy consciente de la manera en la que luce sorprendido al verme.
—Lewis, ¿qué te trae a mi humilde gimnasio? —cuestiona.
Una sonrisa ladeada se apodera de mis labios. Recorro el lugar con la vista, luce exactamente igual a la última vez que estuve aquí.
—¿Crees que podamos hablar un momento? —inquiero.
Trevor me observa en silencio por un par de instantes, asiente con lentitud mientras hace un gesto con la cabeza para que lo siga hasta la pequeña habitación que le sirve como una especie de oficina.
—Tu rostro luce mejor —expresa mientras toma asiento y me hace un ademán para que yo lo haga también—. ¿Cómo están los golpes en tus costillas?
—Mejorando. Pero no vine aquí para hablar de mis golpes—. Trevor suspira.
El silencio se instala entre nosotros, y me veo en la necesidad de repetirme por qué he venido hasta aquí.
—¿Por qué no aceptaste estar en mi esquina? Justin me dijo que te llamó y envió mensajes, y nunca respondiste. Yo también intenté llamarte. ¿Por qué no tomaste las llamadas?
—Estaba preocupado por ti. —confiesa—. Si algo pasaba y yo estaba en tu esquina, no hubiese podido con eso.
—¿Y no pensaste que teniéndote en mi esquina eso me haría mejor? —No pretendo que suene a reproche, pero no consigo hacer que salga de otro modo—. Llegue hasta ese cuadrilátero por ti, lo menos que esperaba es que estuvieses conmigo. Que confiaras en mí.
—Siempre he confiado en ti, Luke. Deberías saberlo mejor que nadie —me recuerda—. No dejé de hacerlo solo porque no estuve en tu esquina en esa pelea.
—A mí no me pareció eso.
Trevor toma una inhalación, se inclina hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio.
—No dejé de confiar en ti, pero eso no hacía que mi preocupación desapareciera, tal vez no debí de haber dicho lo que dije en el club, pero, intenta ponerte en mi lugar. Eres más que un chico al que entreno, Luke.
—Me dio gusto verte ahí —él sonríe.
—Por muy preocupado que estuviera, no iba a perderme la pelea. Fue estupendo, aunque si yo hubiese estado ahí, sin duda iba a detener tu pelea. No puedo esconder mi faceta de padre protector, es por eso que no acepté la propuesta de Justin. No necesitas a un hombre que mezcle los sentimientos con lo profesional.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...