Tres semanas después de que se pactara la pelea entre mi hermano y Luke, las cosas parecían volver a complicarse para nosotros.
—¿No has tenido noticias? —Lucas le cuestiona a mi padre en medio de un suspiro—. ¿Nicolás Lewis no te ha llamado?
—Lo hizo —mi padre abre un par de carpetas—. Pero no tienen una respuesta aún —confiesa.
—¿Crees que se retractaron? —inquiero. Ambos hombres me miran.
—No lo sé, Olivia —mi padre me observa por un par de segundos antes de bajar la mirada. Tensa la mandíbula, podía decirse que su actitud hacia mí había cambiado por completo en las últimas semanas, sabía de sobra que eso era debido a la discusión que mantuvimos el día de la reunión de socios.
—El banco está presionando —le recuerda Lucas—. Los intereses siguen subiendo, el poco capital que conseguimos gracias a la hipoteca de tu casa, se ha esfumado.
—¿Hipotecaste la casa? —casi grito cuando el amigo de mi padre termina de hablar—. ¿Realmente lo hiciste?
—¿Y que querías que hiciera, Olivia? —espeta mi padre incorporándose, rodea el escritorio hasta conseguir llegar frente a mí. — Nicolás seguramente no aceptará la maldita fusión, sus abogados no dejan de hacer preguntas sobre nuestra situación, estamos mucho peor de lo que siquiera nosotros nos atrevemos a reconocer.
—¡Hipotecar nuestro patrimonio! ¡Matías como se te ocurre! —De un segundo a otro, un golpe es dejado contra mi rostro.
—¡Matías, basta! —Lucas me sostiene cuando, debido al fuerte golpe, trastabillo hacia atrás.
—¡No te atrevas a alzarme la voz otra vez, Olivia! —amenaza —¡Todo lo que hago es por ti, para conservar la maldita vida que a la que tu madre y tú se han acostumbrado!
El ardor se expande, se extiende por todo mi rostro y mi visión se nubla, el rostro del hombre frente a mí está rojo del coraje, mantiene una de sus manos en forma de puño mientras me señala con la otra.
—Y ruega porque los Lewis acepten la fusión, de lo contrario, tu lujoso departamento también será hipotecado. Haré todo lo que sea necesario para mantener esta empresa, Olivia.
Me libero con brusquedad del agarre que Lucas ejerce en mí.
—Nos vas a llevar a la ruina —mascullo —Matías, eso es lo único que harás.
Me doy la vuelta, salgo de la oficina tan rápido como puedo. La visión borrosa regresa, el dolor en mi rostro se intensifica un poco más cuando estoy fuera del edificio.
Tomo un par de inhalaciones, obligándome a mí misma a recomponerme. Cuando ingreso al auto, el sonido de mi celular me sobresalto. Tengo que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para responder la llamada de Luke y no lanzarme a llorar tan pronto como escucho su voz.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...