Todo esto parece irreal, mi padre habla, intentando hacernos entender los motivos de su actuar, justificando sus acciones, pero en realidad no lo estoy escuchando.
Él, Matías Brooks, estaba admitiendo frente a sus hijos que las empresas estaban a punto de irse a quiebra. Él, un hombre con más de veinte años en el mundo de los negocios, temía porque su imperio llegara a su final.
—Entonces Lucas tenía razón. Has estado tomando dinero del capital para tus viajes —reprocha Zack —papá ¿Cómo es que siquiera pensaste que eso era buena idea?
—Iba a reponerlo, maldición, pero el banco me negó los préstamos. Y los intereses fueron creciendo, no tuve opción. —intenta justificarse, pero en este punto es en vano.
—¿El consejo lo sabe? —inquiero —¿sabe de la situación real de la empresa?
—Tienen que saberlo, Olivia —el tono duro con él que Zack se dirige a mí solo evidencia su molestia, sentimiento que no tenía absolutamente nada que ver con lo que mi padre nos había dicho—. Son accionistas, deben estar al tanto.
—Lo saben —interviene mi padre —están al tanto de todo, lógicamente no que tomé el dinero para otro fin, pero están al tanto de que la empresa ahora no está en mejores condiciones.
—¿Y qué piensas hacer? —inquiero con impaciencia—. Debemos encontrar una solución.
—Los créditos absorben casi todos los ingresos de la empresa, varios miembros del consejo vendieron sus acciones a un precio ridículo, si seguimos así pronto no quedará consejo alguno. Tengo que saldar los créditos o conseguir un ingreso de dinero lo suficientemente grande para permitirnos seguir a flote.
—Le diré al entrenador que organice peleas —Zack se apresura a hablar —le diré que acepto a los retadores de este año, ganaremos el dinero suficiente con eso, papá.
—La única manera para que obtengamos el dinero, es una pelea por el cinturón, en el cual tú debes resultar campeón —la firmeza con la que mi padre habla me estremece —tal vez podemos comprar la pelea, no sé, Kurt debe tener mejores ideas para eso. Hay más de un idiota dispuesto a venderse por unos miles de dólares.
—A ver, deténganse —pido —¿comprar una pelea? ¿de verdad? —casi quiero reír ante lo ridículo que eso parece —¿Y si pierdes? ¿Y si nadie acepta ese arreglo que es lo que haremos?
—Olivia por favor, no estamos para que comiences con tu pesimismo —reprende mi padre —aprovecharemos la fama de tu hermano, haremos lo posible porque gane y cuando obtengamos el dinero, saldaremos los créditos y entonces todo seguirá igual.
—¿Y en cuanto tiempo será eso? —cuestiono cruzándome de brazos —¿un mes, dos tal vez?
Los hombres frente a mí comparten una mirada.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...