El que el consejo se enterara de la situación real de la empresa, desató una completa locura. Los accionistas parecían haber entrado en pánico, no creían que una empresa tan "estable" como lo eran las empresas de Matías Brooks en realidad pudieran estar tan cerda de la quiebra.
Pero era así.
Así que optaron por implementar medidas extremas, recorte de personal, despidos injustificados que solo ocasionaron más problemas de los que ya teníamos. Más de un reclamo fue presentado, y eso ¿qué generó? Claramente más gastos, justamente lo que queríamos evitar.
Mi padre parecía estar a punto de perder la cabeza, Lucas también, ninguno de los dos hombres parecía saber qué hacer, y luego, estaba yo. Que tenía que tolerar sus constantes reclamos y mal humor por cosas que, en un principio, no eran mi culpa.
—Tal vez debas irte despidiendo de tu vida de princesa —pronuncia Zack con burla mientras se deja caer de manera despreocupada sobre el sillón.
—¿Estarás enojado conmigo por siempre? —inquiero—. Supéralo ya, Zack.
—¿Cómo superar el hecho de que mi única hermana está saliendo con un pobre diablo? Te creí más inteligente, Liv.
Ruedo los ojos, emitiendo al mismo tiempo un bufido frustrado.
—Primero, no es ningún pobre diablo —reprocho —deja de llamarlo así. Y segundo, salir con Luke no tiene nada que ver con mi inteligencia. Tendrás que acostumbrarte a él, y no provocarlo y hacer que te rompa la nariz de nuevo.
Una mirada molesta es lo que obtengo como respuesta.
—Bueno, entonces cuando la empresa esté oficialmente en quiebra, espero que ese idiota tenga lo suficiente para darte la vida a la cual te has acostumbrado —murmura con una sonrisa divertida —o te verás en la necesidad de vender tu bonito hogar para mudarte a un reducido espacio en los barrios bajos.
—Cierra la boca —espeto —no estamos en quiebra, y tendrá que pasar mucho tiempo antes de vender mi casa. Además, Luke no tiene un reducido espacio en los barrios bajos. Si no fueses tan fanfarrón y egocéntrico, tal vez pudieses ser capaz de darte cuenta de eso.
Como si el hecho de mencionar su nombre fuese manera de invocarlo, mi celular suena. Zack suelta una risotada en cuanto nota el nombre en la pantalla, y me hace un gesto para responder.
—Tú príncipe llama, tal vez deberías decirle que pronto deberá mantenerte —lanzo una de las almohadas en su dirección con fuerza mientras me incorporo.
Detestaba esta faceta de Zack. Es mi hermano, y la gran mayoría de las veces es agradable, incluso eso es un factor para que nuestra relación sea tan buena aun cuando nos llevamos escasos dos años, así que, en momentos como este odiaba que intentara mostrarse tan malditamente superior.
—Hola —respondo apenas coloco el celular contra mi oreja.
—Hola, Brooks —sonrío cuando saluda empleando mi apellido —¿estas libre hoy? Quiero invitarte a cenar.
ESTÁS LEYENDO
Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...