59.- El camino correcto.

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Less sonríe mientras se lanza a mi costado en la cama

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Less sonríe mientras se lanza a mi costado en la cama. Lili se encuentra del otro lado, observando con atención la película de princesas que se reproduce frente a nosotros. Debido a su petición, ya teníamos varias horas mirando películas de Disney, y miraríamos tantas como quisiera.

—Realmente cuando dijiste que deseabas pasar toda la tarde en cama no mentiste ¿eh? —inquiere mientras toma un puñado de las palomitas que están entre nosotros.

—Bueno, luego de una pelea como la del campeonato, creo que merezco estar en cama tanto como deseo —respondo.

Apenas habían pasado un par de días desde la pelea, desde que me había coronado como el campeón del mundo. No salí tan ileso como me hubiese gustado, un par de costillas resultados fracturadas, producto de los golpes que Zack consiguió acertar, y algunas contusiones en el rostro.

Fuera de eso, no había nada más.

—¡Luke, mira! —sonrío cuando Lili tira de mi camiseta para enseñarme lo que ocurre en la pantalla—. Yo también quiero un príncipe como ese.

No retengo la risa. Less también parece divertida ante la respuesta de su hermana menor.

—Primero tienes que crecer, luego veremos las opciones —sentencio—. No creo que a tu hermana le agrade la idea de que estés pensando en príncipes a tu corta edad.

—Pero si ella igual piensa en príncipes —reclama apartándose de mi lado. Arqueo una de mis cejas—. Siempre dice que tú...

—¡Lili, basta! —reclama rodeando la cama con rapidez para llegar a donde su hermana se encuentra—. No le hagas caso, sabes cómo son los niños.

—No, de hecho, tengo mucha curiosidad por saber qué es lo que iba a decir —aseguro divertido—. ¿Qué es lo que dice tu hermana, Lili?

—Nada importante —interrumpe Less. Soy consciente de la manera en la que sus pómulos han adquirido una tonalidad un tanto más sonrojada, así que continúo molestándola.

—¿Dice que soy un príncipe? —cuestiono observando a la pequeña.

—¡Si! ¡Como ese! —señala la pantalla.

—Vaya, Less. ¿Así que me parezco al príncipe Felipe? Me siento halagado, la verdad.

—No le creas, los niños inventan cosas —se defiende.

—En lo absoluto, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad —le recuerdo. No retengo la risa cuando luce más apenada de lo que alguna vez la he visto. No dice nada, se incorpora y termina volviendo al otro lado de la cama.

Mantiene la mirada fija en la pantalla y comienzo a sospechar el hecho de que pueda haberse enojado.

—¿Te has enfadado? —inquiero—. No quería...

—No, nada de eso —responde de inmediato—. Es solo que, no quiero que las cosas se tornen incómodas ¿me explico?

—¿Por qué habrían de tornarse incómodas? —cuestiono sin entender—. Y no, no te estás explicando.

Contra las cuerdas. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora