Mis músculos arden, mi respiración es irregular y mi cuerpo está cubierto por completo de sudor, pese a eso, no me detengo. Sigo lanzando golpes con tanta fuerza como me es posible contra el saco, sintiendo el ardor recorrer cada fibra de mi cuerpo y dándome la tentación de detenerme.
Justin había aceptado darme la pelea, habían pasado algunos días desde eso y el entrenamiento al que me había sometido había sido más intenso de lo que siquiera consideré.
—Espero que haya una buena explicación para esto —me detengo solo cuando escucho la voz de Trevor. Volteo, tomando una larga inhalación para regular mi respiración.
—Hola, Trevor —saludo con la respiración entrecortada. No está feliz de verme, al contrario, parece que está enojado por algo.
—¿En dónde está Justin? —inquiere.
—En su oficina, supongo —informo señalando la pequeña habitación en la que Justin solía pasar el tiempo cuando no estaba con nosotros—. Pero ¿pasa algo? ¿por qué estás aquí?
—Sígueme—. Es todo lo que dice mientras me hace una seña. Confundido, hago lo que dice.
Mientras camino, libero mis manos de los delgados guantes para entrenar, muevo los dedos, disfrutando de la sensación de libertad que parecen sentir al no tener nada cubriéndolos.
—¿Se puede saber porque has pactado la pelea con Scott? —Dibujo una mueca en los labios, Justin y yo compartimos una mirada.
—Luke quiere esa pelea, McGuirre—. Justin se incorpora, cerrando la carpeta que mantenía frente a él para rodear el escritorio. —Tiene oportunidad, está entrenando duro—. Trevor me mira.
—Sabes tan bien como yo que no está preparado. —Algo se remueve en mi pecho cuando habla de esa manera—. No has dejado que ninguno de tus otros boxeadores acepte la pelea, y ahora solo porque Luke la sugiere ¿aceptas sin más? ¿Qué es lo que planeas?
—Trevor, Justin no está planeando nada —intervengo —fui yo quien le pidió la pelea, quien le aseguró que podría con eso. Me has visto pelear en la bodega ¿por qué ahora parece que no tienes fe en mí?
—¡Porque es distinto, Lewis! —grita con furia—. Ese hombre va a hacerte pedazos tan pronto subas al cuadrilátero, peleas en la bodega, sí, pero eso es apenas una fracción del tiempo que tendrás que resistir, el peso de los guantes, los doce rounds, posibilidades de lesiones...No estás listo. No aún.
Aprieto los puños, me sostiene la mirada y sé que está siendo sincero, solo está diciendo lo que realmente piensa.
—Crees que no tengo oportunidad —mascullo con molestia—. Estás seguro de que perderé ¿no es así?
Trevor no responde.
—Se está preparando bien —Justin pronuncia con firmeza—. Lo estoy entrenando bien, McGuirre, sabes perfectamente que, si no creyese que es capaz, no le permitiría hacer esto.
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Contra las cuerdas. ©
Teen FictionLuke Lewis tenía un solo sueño: Convertirse en el próximo ganador del campeonato nacional de boxeo en peso ligero. Tenía un único plan: Ganar. Lo único que debería de hacer, era seguir las líneas perfectamente trazadas y planeadas con anterioridad...