XXXIX

123 25 0
                                    


Luego de haber llegado a casa de Stuart, había recibido un buen regaño por parte de Martin.

"No eres un adolescente, tampoco eres un niño pequeño para que Stuart cuide de ti. Así que espero que te comportes y seas mas consciente de tus acciones"

Y seguido de ello tuve que entregar mis análisis en los cuales salía que tenia niveles riesgosos de anemia y hepatitis, en los que si mi vida seguía de ese modo estaba en riego de muerte.

Entonces, a partir de ese momento mi trabajo se volvió una prisión, en la que era monitoreado por un guardaespaldas a donde quiera que fuera, mis comidas eran mas pesadas para ayudarme a subir de peso y rara vez podía beber, así por cinco días.

Toda esa mierda no había mejorado mis ánimos en nada, aparte, el haber perdido el soporte de Peter me había hecho más miserable.

Acomodé mi ropa sobre el closet y volví a la cama, pronto la puerta de mi cuarto sonó.

--Necesito que bajes, te van a arreglar. –Dijo Stuart. –Yoko te hará una sección de fotos.

No respondí, pero si me levanté de la cama y fui hasta la habitación donde estaba toda la ropa de Eleonor. Ahí me esperaban Astrid y Klaus. Ni siquiera les dirigí la palabra, tan solo me senté y dejé que hicieran lo que era su trabajo.

Luego de una hora, ya estaba listo. Mi cabello largo, mi maquillaje lo mas natural posible, la vestimenta y mi calzado sencillo.

--Dijo Stuart que bajaras al estudio.

Asentí y me despedí de Klaus ya que él era el único que hablaba conmigo en esa casa.

Al llegar al estudio, vi a Yoko y a John.

--Buenos días, Eleonor.

Asentí y me senté al lado del escritorio. Stuart estaba mas al fondo acomodando una manta de seda blanca.

--¿Estas lista? —Pregunto Yoko y yo asentí. –Bueno, entonces sígueme.

Me tuve que levantar de nuevo y entre a aquel set de fotografía, era de un fondo blanco, con varios objetos de fotografía. Había copas de color dorado, unas alas de ángel, la sabana blanca que hacia unos instantes Stuart tenia en sus manos y había una manzana muy roja y una pequeña colchoneta blanca.

--Puedes recostarte ahí, pero necesito que te desnudes, te daremos tus minutos. Por el momento iré arreglando la cámara.

Asentí y espere que salieran, John y yo nos vimos por unos instantes, él se acercó a mí y me entrego una servilleta, pero luego siguió a Yoko fuera de la habitación. Leí lo que decía y la guardé en mi bolsillo. Stuart se quedó ahí y ayudo a quitarme el traje que tenía.

--¿Qué decía la nota que te dio?

--Dice que me veo linda.

Respondí con un susurro y cortante. Me recosté sobre la colchoneta, aún mantenía mi calzoncillo, por ordenes de Stuart no me lo había quitado y el sostén que tenia disimulaba bien unos pechos pequeños. Tape mi cuerpo con la lisa sabana de seda.

--¿Todo listo?

Pregunto Yoko entrando a la habitación.

--Todo listo, yo pintare unos oleos que debo avanzar, pero si me necesitan aquí voy a estar.

Dijo Stuart, Yoko le agradeció y luego volteo a mí.

--Primero quiero que te sientas cómoda. Puedes decirme si algo te disgusta, si bajo las luces un poco más o movemos algún objeto, ¿de acuerdo?

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora