XXIX

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Todo el día había estado con vestidos sueltos, para mi fortuna, de esos que solo eran un poco apretados del tronco. Era una verdadera mierda estar todo el día parado, con cintas de medir por mi cuerpo y maquillaje por mi cara, aun que este fuera natural, y me molestaban los sostenes que debía ponerme para simular los pechos de una mujer, la cera que habían usado para arrancar los bellos de mi cuerpo había sido jodidamente dolorosa.

Y luego de estar todo un día en casa de Stuart por fin pude volver a casa. Había decidido reposar sobre el sofá, comiendo algunas frituras mientras veía una película junto a Peter. Ambos mirábamos la pantalla, callados y comiendo hasta que la puerta comenzó a sonar con fuerza.

--No me digas que es...

--Seguro que sí, no sé cuántas veces vino desde que ocurrió lo que te conté por celular.

--No te preocupes, saldré yo.

Me dijo y se levantó del sofá, yo sabia que era una mala idea. Para cuando lo iba a detenerlo él ya había abierto la puerta, entonces escuche un; "¿Qué carajos haces aquí?"

John estaba realmente molesto.

--Bueno, solo acompañaba a Paul.

Dijo Peter, tratando de sonar lo mas calmado posible. Yo me levanté del sofá y me puse tras la puerta.

--Hazte a un lado. -exigió John.

--Vamos amigo, esto no contra ti, Paul esta afectado, por favor deberías irte.

Dijo Peter. Yo estaba detrás, la puerta me escondía a la perfección.

--No te pregunte, hazte a un puto lado.

Mi estomago comenzó a hundirse.

--A ver, escucha. Paul no te quiere ver, y sino te quiere ver no puedo hacer nada al respecto, lo siento mucho ami...

La puerta se tumbó, Peter cayó al suelo y John arriba de él. Los puños de John se estrellaban contra la cara de Peter con furia, yo corrí hacia ahí y me interpuse: me gané un buen puñetazo sobre la cara. Entonces John dejo de golpear, yo caí al suelo del impacto y tome mi mejilla, Peter aprovecho que John fue hacia a mi y cuando se distrajo lo tomo por detrás para sacarlo.

--PAUL, TE AMO, TE AMO TANTO.

Sollozo.

--PAUL, POR FAVOR ESCUCHAME. ESCUCHAME POR FAVOR.

Sus lagrimas se deslizaban por toda la cara, no pude evitar llorar.

--PAUL. SUELTAME HIJO DE PUTA. -Le reclamo a Peter.

--¿QUE NO TE DAS CUENTA? -Le grito Peter. -Lo asustas, solamente lo hieres.

Con un forcejeo logro sacarlo y de inmediato cerro la puerta. Los golpes insistentes seguían.

Peter al verme en shock y llorando fue hacia a mi, se sentó sobre el piso y me abrazo acorrucándome sobre su pecho, comenzó a besar la coronilla de mi cabeza mientras hacia caricias sobre mis mejillas. La puerta seguía golpeteándose.

--PAUL, POR FAVOR. DEJAME EXPLICARTE.

Lo escuché llorando y no pude evitar llorar con más ganas.

Pronto la puerta dejo de ser golpeada.

--Tranquilo. -me repetía Peter. -Aquí estoy yo.

Peter tomo mi mentón y acerco sus labios a los míos y los beso.

°°°

cuatro años después

--Shh, guarden silencio.

--¿Estas listo?

Asentí, entonces Stuart tomo de mi cintura -En esta tenia algo de relleno--. Salimos del backstage y la gente comenzó a aplaudir.

Stuart presento sus nuevas obras frente a bastante gente y periodistas. Mi único trabajo era estar ahí parado modelando e incluso algunas veces presentando obras hechas por mi mismo, claro, con la firma de Eleonor Sutcliffe.

Con una sonrisa y mis manos comencé a saludar a la gente del rededor una vez acabada la presentación.

--Un gusto. -Decía Stuart por mí.

Mi mirada recorrió el museo, pude ver mi silueta por un espejo lejano. No era indudable el poco peso que tenía. Mi vida había decaído, mi hermano Mike había mejorado, se había independizado de papá

y ahora tenia una esposa y una hija de un año, yo estaba feliz por el, me alegraba que tuviera una vida, aun necesitaba los medicamentos y como lo jure, se los daría, hasta el día que muriera.

--Cariño, por aquí, no te pierdas. -Me dijo Stuart.

Yo camine hacia el con prisa. Pronto me tope con un pequeño que corría por los pasillos del museo.

--Perdone señora.

El niño siguió corriendo y pronto una mujer japonesa se apareció.

--Lo siento, mi hijo es muy travieso. -Se disculpo instantáneamente y pronto corrió tras el. -Sean, por el amor de Dios.

Al ver a Stuart ahí parado con muchos hombres no dude en acercarme.

Sabia a la perfección que siempre me pondrían a prueba aquellos hombres, sabia a la perfección que ellos no dudarían en intentar una conversación conmigo, (una conversación de señas), y yo se las daría, no por nada el señor Martin me había puesto a estudiar lenguaje de señas.

--Como sabrán, esta es mi prometida.

Stuart me tomo por la cintura y me murmuró al oído. "Cuidado, son unos depredadores"

--Yo soy un gran admirador suyo, señorita Eleonor, muy fan suyo.

Con mis manos, en lenguaje de señas dije "Gracias"

Me tomo de la mano para besarla. Aspiro mi aroma y yo me aleje lo mas pronto de su disgústante tacto.

--Ella esta complacida, sí, sí. Los cuadros son muy lindos. Yoko, Yoko esta muy feliz, pero Sean no es obediente y tu mujer debe perseguirlo.

Voltee hacia aquella voz. Era un hombre de treinta y tantos años aproximadamente, vestía un traje color negro (como casi todos del lugar), se veían muy educado y sofisticado.

--Espera, acabo de ver a los artistas que te comenté la vez pasada, si, la pareja, te veo luego.

Me hice el despistado al ver que venía para nuestra dirección, pronto se paró junto a los otros sujetos saludándolos.

Pronto nos vio a Stuart y a mí.

--Un placer, Brian Epstein. Manager de la nueva artista Yoko Ono.

--Un placer. -Contesto por mi.

--Es un honor poder saludarlos, me encantan sus trabajos, señor Stuart.

--Oh genial, muchas gracias por ver mi trabajo.

--Un gusto, señorita.

Yo hable con mi lenguaje y Stuart fue el encargado de decirle lo que yo no podía con mi voz.

--Dice que el gusto es de ella.

Pronto la mujer japonesa aprecio al lado del tal Brian Epstein.

--Que bien que vienes Yoko. Mira, el señor y señorita Sutcliffe.

--Un gusto.

--El gusto es nuestro.

--¿Qué les parece si hablamos un poco más?

Menciono aquel hombre. Los otros solo se dedicaban a echarme miradas incomodas, si, ese maldito vestido era una incomodidad, deseaba que esos hombres desaparecieron de mi camino.

Stuart toco mi brazo y me pregunto "--¿ Qué opinas tu cariño?"

En realidad me daba igual, así que acepte.

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora