XXXVII

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John continuaba viéndome hasta que finalmente decidió acercarse a mí. Mis nervios aumentaron y podía sentir esa extraña sensación de presión sobre mi panza y piernas.

--Buenas noches.

Yo no tenia idea de que hacer así que asentí.

--Supongo que será complicado mantener una conversación.

--¿Por qué papi? —Pregunto el pequeño tomándose del pantalón largo de su padre.

--Ella no puede hablar, cariño.

--Ah es como la sirenita. —Respondió inocentemente. Su padre asintió y acaricio el cabello de su hijo con su mano libre. –Yo sé que pueden hacer.

Ambos lo vimos con curiosidad. El pequeño agarro una pluma y se la entregó a su papá.

--Escriban en un papel. Yo quiero hablar con ella, pero no se escribir. —Se quejo.

--Te ayudare para que aprendas. ¿Por qué no vas con tu mami, cariño?, debe estar en el jardín delantero junto a Brian.

El pequeño asintió y corrió haciendo que un trabajador se tambaleara con el pastel en manos.

--Lo siento. –Se disculpo John con el joven. –Bien, bueno. Al parecer ya podemos hablar.

Yo asentí sin dejar de creer que por fin tenía una plática larga con él.

Metió su mano en su bolsillo y del saco una servilleta. Comenzó a escribir sobre ella, apoyándose en la palma de su mano.

--Creo que sería más rápido si yo hablo y usted escribe, señorita, pero seria injusto de mi parte.

Dejo de escribir y me la entrego junto a la pluma. En esta decía "Espero y sea una linda noche para ti. ¿Si puedo hablarte de tu...no?" al final tenia una carita sonriente, la cual irónicamente me hizo sonreír.

"Claro que puedes. Espero y sea una linda noche para ti también" finalice mi escrito con un pequeño corazón y se la entregue junto a la pluma. Él comenzó a leer y se sonrió, volteo a verme directo a los ojos y volvió a la servilleta para escribir algo más y cuando termino me la entrego y leí "Realmente me alegra que estés bien"

La puerta se volvió a abrir mostrando a Yoko junto a su hijo y a Brian. La mujer fue hasta a mi y me beso ambas mejillas.

--Buenas noches. –Dijo Brian una vez cerca. –John, necesito que me acompañes al patio trasero para decirle al técnico como acomodar las cajas.

--Si. Esta bien. –Se despidió de nosotros con una ademan y antes de irse su pequeño hijo le tomo de la mano.

--Yo voy contigo.

Los chicos se fueron hacia la parte trasera de casa dejándome con Yoko.

--Me puedes hablar en señas si quieres. He estado aprendiendo señas durante estas semanas.

Al parecer aquella mujer era bastante buena para aprender un lenguaje tan complicado en solo unas semanas. Así que comencé a comunicarme con ella por medio de señas y ella me respondía de vuelta.

Era una mujer agradable.

°°°

Ya había bastante gente esparcida por toda la casa esperando por Stuart y yo. De hecho, yo también esperaba a Stuart detrás de la puerta de su habitación. Martin estaba conmigo, eso era bastante incómodo para mí, odiaba los momentos cuando estaba solo con él. Por fin la puerta se había abierto mostrando a Stuart, que estaba acomodando su camisa.

--Se te olvido limpiarte los labios. –Le dije.

--Ah cierto. –Agarro el pañuelo negro que tenia en su traje y limpio el labial.

--¿Pero que esperan?, ya deben bajar.

Nos reclamo Martín. Así que de inmediato me tome del brazo de Stuart y por fin caminamos hacia las escaleras las cuales comenzamos a bajar. Fuimos al patio trasero de la casa de Stuart, era bastante grande.

Al final subimos al escenario. Stu golpeo con la punta de su dedo índice el micrófono para escuchar si sonaba correctamente, lo cual fue así.

--En nombre de Eleonor y su servidor, esperamos y disfruten las exposiciones, la música y la comida que nos complace compartir con ustedes...

Stuart seguía hablando y hablando mientras yo seguía buscando a John con la mirada y por fin lo encontré. Estaba junto a su esposa,  Brian y su hijo en una mesa cerca de la pista de baile. John acaricio la mejilla de su esposa y pronto puso una cara de asco, Yoko golpeo la costilla de John y se rieron.

--..Sin nada más que agregar, bienvenidos.

Músicos comenzaron a tocar música clásica de fondo y la gente comenzó a caminar por todo el patio y casa admirando cada obra. Al final Stuart me tomo del brazo y comenzamos a caminar viendo las obras.

--Oye, por cierto. No creas que he olvidado los análisis. No quiero que enfermes de algo grave, Paul.

Seguí callado y comenzamos a caminar hacia una parte lejana.

--¿Si te has visto en el espejo, cierto?, puedo notar tus costillas cada vez más y tu piel cada vez se ve más amarilla sin el maquillaje.

Al final quedamos lejos de la gente, por fin podía hablar.

--Escucha Stu, soy un adulto, se que esta mal y que me va a llevar a la tumba, así que no me persigas como si fuese un niño pequeño. Sabes que odio que toquemos este tema cada día. Tan solo déjame disfrutar de lo único que me hace sentir bien, ¿quieres?

--Escucha, Paul. Vives en mi casa y vives de mi dinero.

--¿Disculpa?, el dinero me lo gano yo desde el bolsillo de Martin por estas estúpidas exposiciones que no me importan una mierda y por modelarte como una vil puta para tus pinturas. Yo no pedí vivir en tu maldita mansión y no pedí llevar esta vida de mierda. –Exclame con bastante enojo. Stuart también estaba bastante molesto. —Me largo de aquí.

Stuart me agarro del brazo con fuerza y me hizo chillar del dolor.

--No te vas.

--Si me voy.

Me arrebaté de su agarre y corrí lejos de ahí. Me gane varias miradas, pero me importo una mierda y corrí hasta la habitación de Stuart, cerré la puerta y caí al piso ya que mis piernas no soportaban tanto esfuerzo. Las golpee un par de veces y me levante para tomar las llaves del auto de Stuart. Cuando lo hice baje y corrí hacia el auto.

--¡OYE ESPERA!

Era Stuart, así que me di prisa y entre al auto, lo encendí y pisé el acelerador. Sali de aquella maldita casa y conduci a prisa hasta llegar a un bar gay muy famoso de la zona. Mis piernas volvieron a debilitarse, gracias al cielo ya había parado el auto frente a aquel sitio. 

--A la mierda todo el puto mundo.

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora