VI

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Tomé mi bolsita de pinturas acrílicas con fuerza, desde que me habían robado el dinero ya no era tan seguro como antes.
Había olvidado comprar un paraguas y realmente lo necesitaba.

Salimos del centro comercial. Yo me dirijo a la parada del bus, pero el chico que me ayudaría con mi pintura soltó una risa.

—¿A dónde vas?, Creí que te ayudaría con tu pintura.

—¿No tomaremos el bus?

—No, tengo un carro. Ven —Caminé junto a él— creí que venías en auto.

—No —le dije con simpleza—

—No importa —me sonrió. Caminamos al estacionamiento, nos adentramos mucho más— Por aquí. — me señalo un Roadster. Ese tipo de autos le encantaban a Mike. Él solía decir que cuando consiguiera su trabajo lo primero que compraría sería ese tipo de auto.

Él chico subió primero y yo me quedé allí afuera. Estaba algo inseguro porque no lo conocía de nada, también era raro que él me diera el resto del material gratuitamente.
Se bajó del auto y soltó una risita tímida.

—No te voy a matar, anda.

—Que buen inicio, eh.

—Lo siento. Emm —paso a mi lado y abrió la puerta del copiloto— pasé usted —Ahora fui yo el que soltó una risa. Me adentre al auto y me coloque el cinturón mientras tanto el otro chico subió al auto, se colocó el cinto y comenzó a andar el auto.

—Me llamó Stuart.

—Paul.

—Qué bonito nombre, Paul.

—Lo sé, mi madre me lo puso.

—Y... ¿Dónde estudias?

—No me mal intérpretes, pero es que no te conozco muy bien. Me da un poco de miedo.

—Oh lo entiendo Paul. —Salimos del estacionamiento y salimos de esa zona comercial— ¿Te gusta la carretera? —Asentí— a mí también, ¿Te parece si tomamos esa ruta?

—Claro, con que no atentes contra mi persona.

—No te haré nada, Paulie. La verdad no creo que yo pueda hacer algo contra ti —Él estaba muy atento en el camino, pero en su rostro se dibujaba una sonrisa cálida.

—Iremos a un estudio o...

—A mi casa, ahí tengo mi cuarto para mi oficio. Me encanta.

—Oh... Bien.

Mi celular comenzó a sonar así que conteste de inmediato.

—Paul, ¿Dónde carajo estás? —Obviamente era John— fui a tu departamento y nada.

—No me hables así —Baje la voz— y no estoy en casa, ¿Sabes por qué?, Bueno, alguien me va a ayudar a hacer el cuadro que tú me prometiste hacer. ¡Gracias por todo John Winston Lennon Stanley! —Y colgué furioso—

Stuart volteó a verme, pero sabía que no era el momento de preguntar y eso lo agradecí.

Después de unos diez minutos llegamos a la casa de Stuart. Me impresione, al ver esa lujosa casa. Era gigantesca e indescriptible.
La gigantesca reja blanca se abrió automáticamente dejando pasar el auto. Stuart se estacionó algo cerca de la puerta principal.

Era tan bella, parecía un bello palacio. Y papá decía que ser artista te llevaba al fracaso.

—vamos.

Ambos bajamos del auto.

—Ahora que lo pienso —Le dije. Estábamos caminando hacia la puerta principal. Me volteó a ver— si tienes tanto dinero ¿Por qué te peleaste conmigo por un simple tuvo de pintura blanca?

Se pareció sonrojar y entramos a su casa.

—Bueno, espero que no te molestes. —Lo ví expectante— es que... —No detuvimos Enmedio del gran pasillo blanco— me pareciste muy lindo.

—¿Q-que? ¿Me trajiste aquí con mentiras? —Como odiaba que me mintieran— eso es lo más sucio que se puede hacer.

—Dame tiempo para explicarte. Haber —Tomo un respiro—es verdad que soy un pintor profesional, también es cierto que tengo que pintar para el museo de Londres. Yo... Solo iría a comprarme ropa, pero te ví entrar ahí y... —Se sonrojó más— me gustaría pintarte. Tienes perfil griego y un cuerpo hermoso, lo digo con mucho respeto —Fruncí el ceño ye cruce de brazos— Siento haberte mentido. Y bueno, cuando me dijiste que tenías que hacer una pintura pues...

—Aprovechaste.

—Si, de nuevo lo siento. Te ayudaré, te apuesto que será lo más lindo, pero déjame pintarte.

—No lo sé.

—Por favor. No puedo desaprovechar.

Bufé y negué.

—Odio que me mientan.

—Te prometo no volver a mentirte. —junto sus manos— por favor.

—¿Por qué tanto insistir?, Apuesto a que hay más mejores. Aparte no soy modelo y yo no sé de esto, en las fotos siempre me río a carcajadas y...

—Pero sé que lo puedes hacer. Eres bello.

Me sonroje.

—Es que...

—Te pagaré. ¿Cuánto quieres?

Dinero.... Era lo que más falta me hacía.

—Bien... Acepto.

—¡Genial!, Te voy pagar bien.

No sé si fue por emoción o por inercia, pero tomó de mi mano libre y camino rápido a una puerta de color blanca.

—Mira.

Abrió la puerta grande y entramos a la habitación. Quedé impresionado por la brutalidad, era fantástico. Un montonal de cuadros, había muchas pinturas por doquier, muchos pinceles y trapos para el exceso de pintura.

—¿Qué te parece?

—Genial —Fue lo único que pude decir.

—Me alegra que te guste? ¿te gustaría verme pintar? —Asentí y me sonrió—

***

Estaba muy pero muy sonrojado. No tenía nada de ropa puesta y sobre mi yacía una manta color vino. Está cubría mis nalgas. Estaba boca abajo sobre un sillón dolor gris algo blanquecino.

Stuart estaba delante mío con un caballete. Sobre este estaba un óleo en el cuál plasmática muy cuerpo.

Parecía muy atento a cada curva que mi cuerpo tuviera. Me pidió que me relajara y que no dudará en comer uvas o en beber vino. No me gustaba mucho el alcohol así que no bebí ni un sorbo, pero si como muchas uvas.

Había una bella melodía clásica y un rico olor a canela que tanto amaba. Todo eso realmente me relajaba un montón y sin darme cuenta comencé a cerrar los ojos. Estaba en una batalla inmensa por no quedar dormido, pero al final perdí y cerré mis ojos para quedarme plácidamente dormido. Mi cuerpo se fue desprendiendo poco a poco relajándose más hasta quedar completamente flácido.

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora