No me sentía muy convencido. Estaba sentado en el comedor de la acogedora mansión de Stuart.
—Hey Paulie, ¿estás bien?
Asentí varias veces y me sonrió.
—No te pongas nervioso, todo estará bien. —Tomó de su champán. La puerta principal sonó.
El señor Martín entró a los segundos por el arco del comedor con un maletín y nos sonrió. Se sentó frente a nosotros dejando su maletín.
—Buenos días, caballeros.
—Buenos días. —Le dije y agarré mi vaso con agua.
—Me sorprendiste, debo admitir. —Comentó el mayor. Este abrió su maletín y de él sacó un par de hojas junto a una pluma.
—Yo... yo necesito el dinero, mi hermano tuvo un accidente...
—Tuvieron, veo tu brazo muy lastimado. —Dejo las hojas delante mío y la pluma.
—Mi hermano sufrió más, Stuart me ayudo, pero no me gustaría ser aprovechado.
—Me gusta tu actitud, es bueno que no dejes que los demás hagan todo por ti.
—Saldré un momento, no tardo para nada, Paulie. —Stuart se levantó de su lugar y salió del comedor, hablando por su teléfono.
—Te diría que—Volteé hacía el mayor— leyeras todo el contrato, pero tú y yo no queremos perder nuestro tiempo, ¿cierto?
—Podría leer al menos la primera página.
—Tienes toda la razón, tardemos un poco más.
Él creaba en mí cierta desconfianza. Debía estar seguro de lo que hacía.
Comencé a leer el contrato, aun sintiendo la pesada mirada del mayor.—¿No bebes? —Me preguntó.
—Eh, si bebo, pero tengo que ir a mi escuela después.
—¿Irás?, no creo que sea necesario ya, digo, serás millonario en unos días.
—¿lo seré?
—Firmando esas hojas, lo serás. —Apuntó.
—Prefiero seguir con mis estudios. No me confío mucho de esto.
—Soy muy millonario, soy mi propio jefe y así comencé. —Agarro dos copas y la botella de champaña— las cosas se dan poco a poco, con los negocios pude y puedo vivir cómodamente. —Sirvió en las copas y me dio una—
—No, gracias. Como dije, iré a la escuela.
—¿De verdad vas a rechazar una sola copa?, vaya...
—Es que... pueda que me descubran.
—¿No has escuchado mi charla?, mira pequeño, yo estudié solo hasta el primer año de universidad, pero eso no me detuvo a nada. Me encuentro excelentemente bien. —La acercó más a mi. —No digo que la dejes ahora, tal vez más adelante podrás pensarlo mejor.
—Lo pensaré—Tomé la copa y bebí— Solo beberé un poco.
—Eso, ya verás que serás muy millonario y más que nada podrás ayudar a tu pobre hermanó.
—Eso es lo que deseó.
Stuart entró de nueva cuenta y se sentó a mi lado.
—¿Has echó un banquete? —Preguntó el mayor a Stuart.
—Claro que si mi buen amigo, de hecho, le dije a mi cocinero que ya trajera la comida. —Volteó hacia a mí y sonrió —¿Qué te parece el contrato?
—Aún no lo he leído. El señor Martín me daba una charla...
—De motivación más que nada. —Dijo aquel hombre.
—Es un buen hombre, él me ayudo con el reconocimiento. —Rodeó mi cuerpo con su brazo y el señor Martín apartó la mirada.
Los ayudantes entraron a la sala con algunos platos y los dejaron sobre la mesa.
Agradecí y se fueron.—¿Qué te parece si primero comes y luego vemos lo del contrato querido Paulie?
—Me parece que sería más sencillo que lo firmará de una vez, tengo que salir directo al museo. ¿tienes clases no?
—Si, las tengo.
—Entonces yo recomiendo que firme para cuando se acabe el almuerzo todos nos vayamos a nuestros destinos. Ya te he dicho todo querido McCartney.
—Bien. Firmaré.
Tome la pluma y firme las hojas.
—Que ansías por trabajar contigo.
—Lo...lo mismo digo.
***
—Ten suerte, Paul. Si tienes algún problema tan solo llama.
—Gracias por traerme aquí. —Me despedí con él en un beso en la mejilla.
Bajé del auto—Con detenimiento ya que me podía lastimar —y entré de prisa hasta mi salón. Había llegado diez minutos tarde a la clase de escultura y era algo preocupante ya que el profesor era algo estricto respecto al horario.
Me pare fuera del umbral, estaba el último grado dentro del salón y ahí estaba John hablando con Peter Shotton. El profesor me permitió el acceso así que entre de prisa. Mi pierna se durmió y caí en el primer escalón, el salón se rio de mi estupidez, pero el profesor los callo de inmediato. George se levantó de su lugar y me ayudo subir hasta el mío.
—Ten cuidado cachetón.
—Mi pierna se durmió.
"No tenemos todo el día, jóvenes"
—Lo siento.
"Escuchen a sus compañeros"
Volteé hacia adelante y vi a todos los de último grado con un par de lienzos en sus brazos.
—Bueno, nosotros queremos hacer un retrato de ustedes y estos serán colgados en el salón de artes plásticas. Nos gustaría que eligieran con quien quieren estar.
"Me parece mejor en una elección al azar"
—Oh eso sería genial también.
"Okey chicos, anotaré sus nombres y ustedes—Refiriéndose a los de último grado— elegirán uno. Pueden hablar por el momento"
El profesor volvió al escritorio y comenzó a escribir los nombres.
—Georgie. ¿Dónde está Olivia? —Volteé hacía él.
—Ella está en casa descansando con mi madre. ¿Recuerdas que te dije que estaba algo mal?
Asentí
—Pues no quise arriesgarla y decidí que se quedara en casa...
Un papel cayó sobre la cara de George y él lo agarró. Lo abrió y volteó hacia a mí.
Entonó su voz: —Paulie, si te toca otro idiota intercambia por mí. John.
—Ni loco.
—¿Por qué no?
—Por qué él... por qué él. Ahg, no se George, solo a veces me hace sentir menos y me hace sentir que para John soy nada.
—Entiendo tu necesidad porque John este a tu lado Paul, pero debes entender que está con Cynthia, sé que para él eres muy importante por qué lo eres y de hecho ayer no acompaño a Cynthia por una peluca, me pidió que no te dijera, pero eso es así, creo que John te está dando la importancia suficiente, pero debes entender que Cynthia lo merece aún más a pesar que ella...
"Bien chicos, ya está todo listo. Bajen por su papel"
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"Red lips" ·McLennon·
Fanfic-Si él llegara a descubrirme, seguro que me odiaria. El humano es capaz de desarrollar una personalidad, dos es tan complicado, pero McCartney se verá obligado a hacerlo.