VII

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Desperté lentamente, así me gustaba hacerlo a mí, despacio.

Escuché una risita tímida.

–¿Dormiste bien, Paulie?

Era Stuart, al parecer ya había terminado la pintura puesto que ya no tenía el mandil que cubría su suéter blanco de lana y estaba limpiando sus manos con un trapo algo sucio.

—Si, fue muy cómodo. —Le sonreí—

—Me gusta que mis modelos se sientan cómodos y como en casa.

Ví como Stuart me veía con detenimiento y en ese preciso momento recordé que no tenía ropa puesta.

Rápidamente me cubrí con la manta de color vino.

—¿Ya me ayudarás?

—Claro, pero antes vayamos a comer. Ya son las —Observo su reloj de muñeca— nueve y media.

—¿¡Que!? —me cubrí bien con la manta y comencé a buscar mi ropa— me tengo que ir. El bus no me va a recoger y...

—No te preocupes por el bus. Yo me puedo ocupar de llevarte para mí no es problema.

—¿Me podrías llevar ya?

—¿No vas a cenar?

—Es que de verdad me gustaría ir ya a mi departamento. Ahí se suele poner feo y no quiero que alguien vaya a entrar a mi departamento.

Stuart soltó una risa. Tal vez pensaba chiste aquella que le dije, pero al ver mi expresión seso su risa.

—Bien, entonces ¿Tú me invitarás a cenar?

—¿Te gustaría cenar un pan con leche?

Me sonrió y asintió para luego decir: —si es contigo, sí.

***

Abrí la puerta de mi departamento y entramos a él.
Stuart había estacionado su auto muy lejos de ahí a recomendación mis ya que fácilmente ahí le robarían el auto y las cosas que tuviera dentro de él.

—Bonito departamento. —dijo mientras nos adentrábamos—

—No sientas tanta lastima por mí.

—No, de verdad. Si te soy sincero este es el más bonito que he visto de aquí. Desde fuera se ve que es el más presentable.

—Bueno, gracias. —Le dije. Saque de mi refrigerador la caja de leche y luego de mi alacena saque el pan de caja y dejé dos rebanadas sobre la tostadora. —Toma asiento.

Asintió y se acomodó en una de los banquitos que estaban cerca de la barra.

—Eres muy sencillo. Me gusta eso de ti Paul.

—Mi padre suele decir que soy un mimado. Es por eso que me corrió de la casa.

—¿De verdad lo hizo?

—Bueno, por eso estoy aquí —reí— pero no me importa. Ahora estoy administrando el dinero de mejor manera y eso me está ayudando a ser más maduro e independiente.

—Que bien que pienses así. Por cierto ¿Cuántos años tienes?

—Tengo veintidós, cumpliré veintitrés este diez y ocho de junio.

—Genial. ¿No crees que hay que celebrarlo?

—Prefiero que me ayudes con mi cuadro. Claro, hoy no pudimos, pero sé que me cumplirás ¿Verdad?

—Claro, claro Paul. No te voy a fallar ¿Estás libre el jueves?

—Mmh no, tengo clases ¿Te parece el próximo sábado?

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora