XXXIII

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Stuart seguía bastante molesto, me reprochaba una y otra vez mi estado alcohólico. Yo estaba con un trapo mojado sobre mi frente y suspirando una y otra vez, me había dado un severo dolor de cabeza y estómago.

--¿Ya viste como estas?, ni siquiera vomitas comida, vomitas transparente. Estas mal Paul.

--Ya sé, ya sé.

Stuart volteo hacia su reloj y luego a mí.

--No puedo creerlo Paul. Ya van a ser las dos y tu sigues acostado.

--¡Maldita sea, ya lo sé!, lo sé, sé que no estoy bien, se que no estoy haciendo nada bien, lo sé, lo sé, lo sé.

Deje el trapo a un lado y me levante de cama llorando, comenze a caminar con prisa, Stuart me tomo del brazo y me sostuvo ante sus brazos. Yo me eche a llorar.

--Me quiero morir, me quiero matar.

--No digas eso Paul. —Sus dos manos tomaron mis mejillas. —Eres tan valioso, ¿oíste? —Él también se echó a llorar. —No digas eso.

--No puedo hacer nada bien, mira, ya te hice llorar. No puedo hacer nada bien.

El me volvió a abrazar. En ese momento apareció Astrid, pude ver su cara de incomodidad, pronto se fue.

--Me duele verte así, me duele verte mal. No se como ayudarte Paul, realmente quisiera, pero no sé cómo.

Me separe del abrazo.

--No puedes, nadie puede.

Limpié mis lagrimas de mis mejillas y luego solté un suspiro debido a mi llanto, me había dado otro ataque.

--Paul...

--Ve con Astrid.

--No, me quedare contigo.

--No, necesito salir. Iré a Liverpool, voy a visitar a mi hermano.

--No puedes, ve como estas. Al menos deja que yo te lleve.

--Pediré un taxi, no te preocupes.

Limpie sus escasas lagrimas y el me vio apenado. Tomo mis mejillas y me dio un beso en los labios, yo me aleje de inmediato.

--En fin, lo siento, no quise hacer una escena.

--No, no. —Se apresuro a decir. —Paul está bien que te desahogues.

--Me iré a duchar.

Dicho eso me alejé de ahí y volví a mi cuarto. Golpee la almohada para soltar mi estrés y luego camine hasta mi closet. Cada vez me resultaba más difícil poder amarme, poder mantenerme cuerdo, poder ser racional. Quería poder vivir con tranquilidad.

Solté un bufido, abrí mi closet. Tome un conjunto sencillo: un suéter negro, un pantalón del mismo color, al igual que los zapatos y por último mi ropa interior.

Al salir de mi cuarto, pude ver a Astrid junto a Stuart tomados de las manos, mientras Klaus estaba del otro lado diseñando mi ropa. Me preguntaba, ¿Cómo carajos Klaus podía soportar algo así?

Entre a la habitación de Stuart y entre al baño. Rápido quité mi ropa y abrí la llave de la tina, entre a ella sintiendo como el agua comenzaba a subir. Me recosté sobre la misma y poco a poco sentí como el agua comenzaba a cubrir mi rostro. Cerré mis ojos.

°°°

--Pasa, pasa. Que gusto que vienes hermanito.

Mike me sonrió y se hizo a un lado para dejarme entrar.

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora