XLVI

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Bajamos del auto. Stuart extendió su mano hacia la mía y yo la tome para bajar y comenzamos a caminar.

Stuart saludaba a la prensa con su mano libre. Al parecer la fama le hacia feliz, pero yo no comprendía nada. En mi vida pude imaginar algo así.

--Los demás están adentro. Me dijeron que iban a estar cerca de la entrada.

Caminamos por el extenso pasillo y entramos al lugar. Ahí estaba Yoko, Brian, Martin y John. No pude evitar sentir aquellas maripositas al mirarlo. Estaba molestando a Yoko con su cabello y Brian le llamaba la atención como si fuese su padre. Cuando nos notaron, vi como John se relamió los labios y se sonrió.

--Por Dios, te ves muy hermosa. –Me alago Yoko y vio mi mano. --¿Ya está mejor?

"Si, le he puesto pomada y tratamientos" le dije y ella asintió.

--Vengan por aquí.

Martin comenzó a guiarnos y como siempre, Yoko, Stuart y Brian se fueron juntos dejándonos a mi y a John hasta atrás.

--Pensé que las princesas solo existían en los cuentos que leo para Sean. –Dijo John. Mis mejillas se sonrosaron y él enlazo su brazo con el mío. –Y veo que te pusiste los aretes que te recomendé.

Asentí. Dimos vuelta y entramos a un salón que era bastante grande, ahí había cientos de personas. Todos tenían trajes elegantes, otras cuantas llevaban ropa muy llamativa.

--Mierda, ese parece un verdadero flamenco. –John susurro a mi oído y apunto a un hombre que llevaba un traje totalmente rosa, con muchas plumas de ese color. --¿O acaso no me dijeron que era fiesta de disfraces?, de haber sido así, me hubiese vestido de sapo para que mi princesita me besara.

Quise besarle la mejilla, pero Martin nos interrumpió.

--¿Qué tanto hablan?, deben irse a sentar.

John y yo nos movimos rápido hacia las mesas, esta vez cada quien al lado de sus "parejas"

Había, delante de la gran mesa, un micrófono. Un hombre como de unos sesenta años comenzó a hablar, pero no podía prestar atención ya que John estaba haciendo muchas estupideces y me hacía reír, muy por lo bajo. Sin darme cuenta, el discurso que había dado aquel hombre ya había finalizado.

Dejaron platos de comida delante de cada uno de los que estábamos en la mesa y todos comenzaron a comer, menos yo.

--¿No le gusta la comida señorita?

Me dijo un sujeto con acento italiano. Al parecer era el chef.

--Oh discúlpela, ella siempre tarda para comer.

El sujeto asintió y se retiró de ahí. La música comenzó a sonar, era música relajante.

La gente comenzaba a hablar entre ella. Stuart estaba muy entretenido hablando con una chica, Brian y Yoko hablaban con un anciano y John comía pacientemente. Volteo hacia a mi cuando se dio cuenta que le veía.

Estiro su mano hacia el servilletero y tomo una. Saco un bolígrafo y comenzó a escribir, cuando finalizo lo paso sobre la mesa junto al bolígrafo. Lo agarré y decía "¿Se le perdió algo señorita encantadora?" me sonreí y comencé a escribir "Tal vez sí, creo que perdí la cordura cuando te vi" la volví a pasar y él leyó. Se formo una mirada de perversidad y complicidad. Volvió a escribir y me la devolvió. "No me copies. Por cierto, debes comer. No hagas sentir mal el señor italiano" me paso la servilleta y leí. Hice un puchero y John hizo uno también, apuntando con su mirada mi comida. Al final cedí y comencé a comer, John también lo hizo.

°°°

La mayoría de gente estaba encantada con todos mis compañeros, todos tenían encantos y luego estaba yo, la "cara bonita", que no hacía nada más interesante más que modelar.

La gente que estaba con Brian y Yoko estaba bastante interesada en los proyectos de Yoko. Los que estaban con Stuart prestaban atención en como este les contaba las técnicas de pintura, los que estaban con John se reían a carcajadas por las ocurrencias que hacia y luego estaba yo a un lado viendo las obras que tenían en el salón y escuchando la música.

Moví mis pies al otro lado del salón y escuché la música más cercana. Cuando di la vuelta me topé con John, me hizo dar un respingo.

--No soy tan feo, ¿o sí?

Negué y él de inmediato me tomo entre sus brazos.

--Te estaba buscando. Quería saber si gustas bailar conmigo un momento. Aprovechando la música y que muchos están al otro lado del salón, así no molestan.

Asentí y él tomo mi cintura y yo rodee mis manos detrás de su cuello y comenzamos a movernos a los lados.

--Oiga, usted.

John le hablo a un sujeto y este se acercó.

--Dígame, joven.

--Ponga i cant help fall in love with you, por favor y por su bien.

El sujeto asintió y fue hasta el toca discos. Pronto la canción comenzó a sonar. Entonces volvimos a movernos a los lados, lentamente al ritmo de la canción.

--Es encantador estar a tu lado, disfrutando de la música, de tu calor y sentir que mi vacío es complementado por tu llegada.

Yo suspiré y pude sentir los pulsos de su corazón contra el mío.

--Comencé amando tu mirada, tus pestañas largas y pronto, al ver esos labios esponjados y rojos supe lo que era admirar la belleza humana.

Sus dedos apretaron más mi cintura, como si por nada del mundo quisiese separarse de mí, el sentimiento era reciproco.

--Poder sentir tu calor me hace estar vivo, poder sentir tu esencia hace que mi estupidez desaparezca y me conviertes en un niño indefenso, un niño que teme a las sombras, pero llegas justo en el momento indicado y enciendes la habitación en la que el monstro quiere devorarme con las sombras del terror, me amarras como el alma a un cuerpo. --Suspiro cerca de mi oído e hizo erizarme. –Quisiera escucharte decir algo, sé que no se puede, pero realmente daría por ese momento.

Escuche como soltaba suspiros y pronto escuche un sollozo. John también estaba herido. 

--Te amo y que me maten ahora mismo sino es verdad.

Lo abrace con fuerzas queriendo decir algo, pero no podía abrir la boca. Eres Eleonor, no Paul...

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora