Cada quien llevaba al menos una canasta de comida, bueno, yo llevaba el pastel entre mis manos. Estábamos instalandonos en unas mesas de madera que estaban en la orilla del mar. Dejamos todo sobre ellas.
—Sean, Ruth. No se alejen mucho de aquí.
Los pequeños asintieron y corrieron hacia el mar.
—Yo voy a cuidar de esos diablillos. Díganme cuando quieren comenzar a comer. —Dijo Mimi.
—Iré a acompañarte. —Menciono la esposa de mi padre.
Ambas mujeres fueron hasta el mar junto a los niños.
—Voy a poner la sombrilla. —Dijo John. —No tardo.
Se alejó de ahí dejándome con mi padre.
—Me alegra verte más renovado, hijo.
—¿Lo crees?
—Si, ya volvieron esos cachetes. —Agarro uno de ellos y lo pellizco. —Me pone de buen estado verte así.
—Todo es gracias a John. Él se ha preocupado mucho por mi.
—Ya lo creo. —Calló por un momento. —Hijo.
—¿Que sucede?
—Me puse a reflexionar. Sobre lo que hablamos aquel día cuando visitamos a tu mamá.
—¿Y que reflexionaste?
—Sobre tu relación como John. No pude evitar recordar tu relación y la mía.
—¿Enserio?
—Si hijo. Al igual que mis padres... Yo te traté mal intentando hacerte cambiar de parecer sobre tus gustos, igual que mi padre lo hizo, pero lo mío fue para que yo no estuviera con tu madre. Recordé como él me hecho de casa y lo mal que me sentí cuando lo hizo, juré que cuando tuviera mi hijo jamás le haría pasar algo así, pero termine haciéndolo. —Suspiro viendo hacia la orilla del mar, dónde yo volteaba también. —Por eso quiero disculparme.
—Papá, no tienes que hacerlo. No te negare que al inicio me hiciste odiarte, pero luego, luego me hiciste sentir querido, papá. Te amo, eres mi papá —Voltee a verlo y él a mí. —El pasado se quedará ahí, vivamos el ahora.
—Que hijo tan sabio tengo.
Sonreí.
"Ush, ush" "Quítate maldito pájaro"
John venía peleando con unos pelícanos.
"AY YA"
John movió sin parar el paraguas y las aves se fueron volando.—Por fin.
Se acercó a la mesa y encajó en paraguas en el centro de la mesa que tenía un agujero.
—Oye tu. —Dijo mi padre.
—Dígame, suegrito. —John se sentó a mi lado.
— No te felicité. Así que feliz cumpleaños, realmente olvide tu regalo, pero podré dártelo otro día.
—No se preocupe, usted me dió el mejor regalo y lo tengo aquí enseguida. —Beso mi mejilla y mi padre soltó una carcajada.
—Eres bárbaro muchacho. —Volteo hacía dónde estaban Mimi y los demás. —Iré con ellos, ¿No vienen?
—Claro.
—Yo no, pero de aquí los veo.
—¿Por qué no, cariño?
—Las aves se van a querer robar la comida, pero ve con ellos, Sean debe aprender a nadar. Anda, anda. —Le hice levantarse.
—Bueno, pero luego irás conmigo, eh.

ESTÁS LEYENDO
"Red lips" ·McLennon·
Hayran Kurgu-Si él llegara a descubrirme, seguro que me odiaria. El humano es capaz de desarrollar una personalidad, dos es tan complicado, pero McCartney se verá obligado a hacerlo.