XII

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Ya había salido de la escuela y al notar el carro de Stuart me acerqué a este y sonreí. Tan solo me dijo que subiera a este, me despedí de Ringo y George que me miraron un poco confundidos, solo subí al auto y al estar arriba me entrego un sobre y al abrirlo recibí treinta libras.
Al cabo de unos minutos llegamos a la hermosa mansión, bajamos y nos adentramos a la mansión.

—Gracias, Stuart, ya necesitaba el dinero.

—Era lo prometido, soy un hombre de palabra. —Se posicionó a mí lado y dejó su brazo alrededor de mi cuello— también le pedí a mi cocinera la mejor receta que tuviera en mente.

—¿Ah sí?, ¿A qué se debe?

Seguimos caminando por los largos pasillos y dimos vuelta para ir al gran comedor.

—Ayer lleve el cuadro a Londres, me felicitaron. —Me sonrió y se tornó algo nervioso — Paulie, tengo una pregunta que hacerte —Asentí para darle paso a su pregunta. Por mientras nos sentamos en las sillas tan elegantes que tenía. Uno frente al otro, yo dejé mi mochila en la silla de al lado — ¿quisieras ser mí...?

"Señor Sutcliffe, el señor Martín llama por usted"

Stuart soltó un gruñido y se levantó de la mesa: — ¿podrías esperarme? —Me dijo algo apenado—

—Claro, te espero.

Asintió y se fue junto a una de sus mucamas para ir con él tal "Martín"

Observe por el umbral de la puerta como varios empleados de Stuart corrían de un lado a otro para realizar su trabajo. Tome un tenedor y comencé a jugar con él moviéndolo de un lado a otro por la mesa de marfil, tome una cuchara y comencé a jugar con ambos, sincronizando mis movimientos al mover a la derecha el tenedor y a la izquierda la cuchara y después el tenedor a la izquierda y la cuchara a la derecha.

"¿Él es?"

Escuche con una voz de inconformidad, levante mi mirada hacia adelante y observe a un hombre como de unos cuarenta y cinco años. Este tenía un traje negro y muy elegante una mirada de desagrado y posaba sus manos sobre su cintura.

—Si, eh.

Dejé los cubiertos de lado y me puse serio, al parecer, por la mirada de Stuart, era un sujeto importante.

—Paul, él es el señor George Martín. Es el dueño del museo de Londres.

Me levanté de mi asiento y extendí mi mano.

—Un gusto —Este la tomó e hizo una leve sonrisa.

—Un gusto Paul... ¿Cuál es su apellido? —Soltamos nuestras manos—

—McCartney.

—Muy buena elección, Sutcliffe, tiene un... buen rostro.

Los vi con extrañes y Stuart procedió a sentarse, seguido el señor Martín.

—Justo de eso te quería hablar Paul.

Los empleados de Stuart llegaron con los platillos y los colocaron en medio de la mesa. Dejaron varias copas de vino junto a una botella de vino...
Los empleados se retiraron dejándonos a los tres solos.

—Verás, el cuadro fue muy bien recibido en el museo. —Lo vi con atención— muchas personas preguntaron por el modelo del cuadro...

—Aquí el asunto —Le interrumpió el mayor—la gente piensa que aquella persona en el cuadro es una mujer.

—¡¿Qué?!, ¿una mujer?

—Si, McCartney. Mucha gente le ha confundido con una dama, aquí la cosa es que mucha gente piensa que es la pareja de Stuart. He escuchado que usted vive humildemente, ¿es eso verdad?

Voltee a ver a Stuart de mala gana: — Pues sí.

—Me interesaría llegar a un trato con usted.

—¿Qué trato?

—Que seas pareja falsa de Stuart, además que haremos un performance en el cual tu fingirás ser la chica de los cuadros —Al parecer se dio cuenta que hablaría por lo que me interrumpió — Yo sé, yo sé... hay cosas que debemos arreglar en ti, para eso crearemos una historia para tu personaje. Te llamarías Eleanor, serías una chica huérfana y muda. Así podemos ocultar el detalle de la voz. Ya inventaremos su historia de amor, debe ser algo romántico, algo que capte la atención.

—¿es la televisión o un performance? —Pregunte confundido por todo lo que me dijo— Aparte, ¿eso que tiene de trato? sería dejar mi vida como Paul McCartney, mis amigos y más cosas.

—Solo cuando estés frente a las cámaras. Te pagaremos cien euros por presentación, sé que es poco, pero si esto funciona elevaremos la cuenta.

—¿Entonces, Paul? —Hablo Stuart por fin— ¿quieres ser mi pareja falsa?

—No lo sé, es raro para mí, vestirme de mujer y.... lo demás.

—Toma tu tiempo, estamos dispuestos a esperar un par de meses. Más tardar en agosto.

—Bien, pero no aseguró nada.

—te daremos todo el tiempo necesario. —Dijo Stuart sirviendo el vino en las copas— pero ten en cuenta tu situación económica.

—Ah lo olvidaba — Habló el mayor— no le puedes comentar a nadie de este proyecto.

Asentí y tome mi copa: — no le diré a nadie.

***
Ya era viernes, tan solo la semana era más aburrida. Solo entregar trabajos, charlar un poco con mis amigos más que nada por la escuela.
Tanto eran los trabajos que ni siquiera pude recibir las visitas de Peter o Stuart.
A decir verdad, aún no quería ver a ninguno de los dos, por una parte a Peter por su confección por su atracción a mí y la otra por la propuesta de Stuart hacia a mí.
Y John, John no me hablo en toda la semana y tampoco lo había podido ver ya que faltaría a la universidad una semana para cuidar de Cynthia, cada vez sentía que nos alejábamos más y más.

Tan sólo quería un momento de paz, solo quería dejar los enredos de lado.
Tome mi pequeña bolsa con ropa y toque la puerta.

Aquella puerta que me traía buenos y malos momentos, de aquella casa donde vi a mi madre morir, donde vi a Mike crecer y mi padre cada vez más viejo y amargado.

Volví a tocar de nueva cuenta y sonreí al ver a Mike.

—Hermano, hola.

Mike sonrió y me abrazo.

—Qué alegría que vienes. Pasa.

Entre a casa y de nuevo sentí esa melancolía que me daba al ver cosas de mi pasado.

"¿Quién es, Mike"

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora