XXXII

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Apague la televisión y me levante de la cama, escuche unas voces desde la sala principal, así que iría hacia allá, pero antes de abrir la puerta esta se abrió mostrando la cara de preocupación de Stuart.

--¿Qué te pasa? –El se metió a mi cuarto y me tapo la boca, no fue muy brusco.

--Escucha, allá afuera esta el músico con el que voy a colaborar, pero vino junto a su manager y su familia. —me soltó la boca y prosiguió. —No tenía previsto esto, mierda. No esta Astrid ni Klaus para que te arreglen.

--¿Y por que simplemente les dices que no estoy?

--Porque el señor Martín les dijo que si estabas. El idiota de Martin no me pregunto siquiera si estaba Astrid o Klaus para ayudarte, no pude llamarte por que esta mierda se apagó.

--Tranquilo ¿sí?, me las arreglare. He visto el procedimiento muchas veces así que lo intentare.

--Eres un ángel.

Tomo mi cabeza y beso varias veces mi frente.

--Entonces les diré que te estabas bañando y que no demoras mucho, te veo allá abajo.

Voltee a ver mi closet, y todo aquello que odiaba vestir.

°°°

--¡MIRA PAPÁ!

Escuche. Estaban en el comedor.

Yo ya estaba vestido. Quería verme decente pero sencillo sin tanta complicación, un par de sandalias negras, un pantalón de seda del mismo color y una blusa blanca sencilla, claro, el relleno del sostén y por último todo el maquillaje. No era muy malo en ello, pero tampoco era el mejor.

-Si cariño.

Entre al comedor y vi a todos sentados, Martín y Stuart a un lado del comedor y a las otras personas a un lado. De inmediato sentí vergüenza ya que ellos me habían visto ebrio. Al menos la mujer y el hombre de cabello negro.

--Amor, que bien que llegas.

Stuart se levantó de la silla y camino hasta a mí, me guio hasta una silla cercana y la puso para que yo me sentara, luego el se sentó a mi lado.

--Que gusto volver a verla señorita.--Dijo ese tal Epstein. 

Yo con mis señas dije "el gusto es mío"

Stuart se lo tradujo.

--Cariño, ellos son la familia Ono-Lennon.

Casi me atraganto al escuchar ese apellido. No me había tomado el tiempo de apreciar bien a la familia. {Mierda} pensé, vi al padre de la familia y...

--John Lennon es el musico del que te conté. —Prosiguió Stuart.

Quise vomitar. ¿Cómo carajos no se había dado cuenta Stuart de eso?, lo había visto una vez.

--Hicimos un contrato, será genial cariño.

Tomo mi mano y la beso. Yo sonreí lo mas que pude, pero mis ganas de vomitar seguían.

--Bien, pienso que una buena comida será mas amena esta pequeña cena.

--Claro.

Dijo John. tenía al pequeño niño entre sus piernas ahora, este se mecía de un lado a otro.

--Basta Sean. —Dijo John.

--Me gustaría invertir un poco de tiempo con usted señorita Eleonor. —Dijo Yoko. Recordaba bien su nombre, yo con señas dije "Claro", que luego Stuart le tradujo.

--Un tiempo de mujercitas, me parece correcto. —Menciono Martín.

Los ayudantes de cocina se acercaron y dejaron unos platos de filete de salmón sazonado con salsa de soya y almendras. Dejaron un plato de ensalada y una gelatina para el pequeño. Pronto llegaron otros a dejar las bebidas. Yo seguía intimidado, no podía mirar hacia arriba.

--Bon appetit. —Dijo ese tal Brian Epstein.

Entonces los demás comenzaron a comer menos yo.

--¿Estás bien cariño?

Yo asentí ante la pregunta de Stuart y, por fin, me digné a mirar hacia arriba.

Ahí estaba John con su pequeño hijo, suspiré y quise llorar. ¿Dónde estaba Cynthia?, ¿Qué había sucedido? Y ¿Por qué estaba junto a una mujer así?

--Me encanta el sabor de la salsa. —Dijo Martin. —Recuerda darle un buen cheque al chef.

--Eso hare, señor.

Yo agarre mi tenedor para comenzar a comer, evitaba a toda costa ver a John, pero era inevitable, no podría.

--Me gustaría que habláramos con el museo de Italia, estoy seguro que si les hablamos de la performance de John y Stuart, ellos estarían encantados.

--Me parece una muy buena idea señor Eppy.

Yo, discretamente, vi a John. Tenía a su hijo entre sus brazos y le daba de comer, estaba cuidando bien de él. El pequeño estaba sonriendo y abría su boquita para recibir la comida que su papá le estaba dando.

--Mire, creo que estoy de acuerdo con el contrato. Podríamos viajar hasta Italia y podemos contactar con mas gente.

Cuando intente agarrar la copa de vino esta se derramo sobre mi ropa. Realmente lo había hecho a propósito.

--Ay cariño.

Se levanto Stuart de su silla y rápido tomo una servilleta para ayudar a limpiarme.

Con señas le dije que estaba bien, que no se preocupara y que me retiraría a cambiarme. Entonces Stuart asintió. Le di una ultima mirada a John, este me veía y yo tan solo sentí ese maldito nudo, así que me fui antes de siquiera poder soltar alguna lagrima.

Corrí de inmediato hacia el pasillo, ahí pude ver a Klaus y Astrid discutiendo. No me entrometí, realmente no tenia ni cabeza para mí mismo. Llegue a mi habitación y me eche a la cama a llorar.

Estaba roto, no podía dejar de llorar o alguna otra cosa. Dentro de mi closet había una botella de wiski, la bebida prohibida para mí, según Stuart.

Me levante de la cama, limpiando mis lágrimas, llegue hacia el closet y de ahí saque la botella, la abrí y la empine sobre mi boca dejando salir todo el líquido.


°°°

La puerta de mi cuarto se abrió y sonreí.

Eran todos los invitados viéndome con preocupación. No podía ni hablar, no podía ver con claridad y la luz del foco me sofoco y mareo.

--Ay Dios. 

Me levanté de la cama, pero tropecé y caí al piso, solo escuché la voz del niñito diciendo. "¡es un zombi!"

Luego unas manos me recogieron del piso, esperando que ese fuera John, pero solo era ese Brian, yo maldije internamente.

No tenia la capacidad de hablar, era otro día de mierda, otro día borracho.

--Sean, ven acá.

--¿Está muerta?

--¡NO!

Escuche a Stuart.

--Solo esta mareada, ya hablare con ella mañana...

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora