II

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Estaba frente al espejo acomodando mi suéter. Luego caminé hasta mi cama y tome mi chaqueta de cuero sintético y me la coloque. Ví mi aspecto y suspiré.

Voltee hacia atrás al ver el reflejo de John.

—No me despertaste —Me dijo mientras frotaba su ojo derecho—

—Te veías muy cómodo. No quería molestarte.

Me sonrió y se acercó hasta a mí.

—Gracias, Paulie.

Estaba por abrazarme, pero su acción fue interrumpida por el sonido de su celular.

—Iré a...

—Si... Tranquilo, yo bajaré a la cocina. Si deseas bañarte solo hazlo. —Le dije y salí de mi habitación—

Estaba por ir a la cocina, pero algo me decía que debía escuchar la charla, pero... ¿Está bien?, No. No está bien. Por fin me decidí y fui a la cocina.

<Piensa Paul. ¿Que puedes hacer para cocinar?, Debe ser algo que a John le guste>

Ví alrededor de mi cocina... No era muy grande y la estufa estaba algo oxidada. No tenía muchas cosas en la alacena y en el refrigerador. Me daba un poco de pena con John.

Me acerqué a él refrigerador y lo abrí. Había leche de almendras y algunos vegetales. Bufé y abrí la alacena: había cereal de hojuelas, sobres de té y algunas especias.

<no podré hacerle un desayuno grandioso, pero lo puedo enmendar después>

Saque el cereal y la leche de sus respectivos lugares y los coloque en la barra. Fui al trastero y saqué dos platos hondos junto a dos cucharas.
Comencé a servir primero el cereal y luego vertí la leche.

"Paul... Tomé una camisa y un pantalón"

—Está bien, Johnny. ¿Tomaste ropa interior?

"Si"

—Bien, te espero aquí.

Me senté sobre un banquillo frente a mi plato de cereal y comencé a mover el cereal con la cuchara, tenía mi mano apoyada en el mentón y está estaba recargada sobre la barra. De pronto el gritito de John me hizo dar un saltito sobre el banquillo.
Soltó una carcajada y se sentó frente a mí.

—¿Te asusté?

—No, ¿cómo crees?, Solo estaba haciendo saltitos sobre el banco.

—¿Y tú por que estabas haciendo eso?

—Mejor hay que comer ¿Bien?

Ambos nos quedamos en silencio y comenzamos a comer.

—Paul.

—Dime. —Mastiqué el cereal y lo pasé—

—¿Me podrías acompañar a la casa de Cynthia? Es que con tu compañía me siento bien.

—¿Crees que le agrade que vaya?

—No veo por qué le moleste.

Entonces asentí: — está bien. —Le dije— iré contigo.

Y seguimos comiendo nuestro cereal en completo silencio.

***

Era la una de la tarde. John y yo, después de almorzar, vimos un rato la televisión, pero su celular comenzó a timbrar por lo que nos apuramos a salir de mi departamento. Justo en ese momento salían George y ringo y nos sonrieron.

—Buenos días chicos —Dijo ringo— ¿cómo amanecieron?

—Acostados ¿y tú?

Ringo rodó los ojos y bufó: —¿cómo soportas a este idiota, Paul?

—Son tal para cual. Uno idiota y el otro fastidioso —Dijo George y se soltó a carcajadas junto a ringo.

—Aja... ¿No te duele el culo Ringo? ¿Fuiste muy rudo con él, George? —yo solté una carcajada—

Ringo se sonrojó mientras George rodaba los ojos.

—Se cómo cuidar a mis víctimas. —Eso hizo que Ringo se sonrojara más—

—No me ayudas nada, George.

—En fin, chicos —Hable por fin— nos vamos. —Aproveche para entrelazar el brazo de John junto al mío— Que les vaya bien.

Ambos se despidieron de nosotros. Comenzamos a caminar a paso lento. Yo estaba que me moría de emoción, tenía a John entrelazando su brazo con el mío y él no se quejaba.

—Paul.

—¿Si, mi teddy?

—Te agradezco por todo. De verdad. Absolutamente todo.

Recargo su cabeza en mi hombro y yo me sonroje por completo.

—Lo hago porque te amo. Te lo dije ayer y te lo diré siempre, te amo mucho.

Quitó su cabeza de mi hombro, entonces yo pensé que había sido bastante idiota y obvio.
Elevo su cabeza y me sonrió. Eso me alivio.

—Yo más. Te amo, mucho pero mucho.

Se acercó a mí mejilla y me planto un beso.

—andando.

Asentí varias veces.
Decidimos bajar las escaleras ya que el ascensor tardaba bastante en subir, era divertido bajar las escaleras junto a John. Él siempre fingía que se iba a caer o que me tiraría de las escaleras o a veces debamos saltos sobre ellas.
Una vez que estuvimos abajo comenzamos a caminar, aún sin separar nuestros brazos.

Salimos del edificio y delante nuestro apareció un vagabundo mal oliente.

—¿Tienen una moneda?

—Mmh, esperé un momento. —Saque de mi bolsillo delantero un par de monedas y billetes. Y sin esperarlo el vagabundo me arrebató el dinero y se fue corriendo.

—¡Hey, vuelva aquí!

—Tranquilo, John. —Lo tomé del antebrazo antes de que corriera tras él— creo que lo necesita más que yo...

—Pero no se vale.

—Ya, ya. Tranquilo. —El hizo un mohín con la boca. En ese momento me dieron ganas de besarlo con las ganas que tenía, pero solo le di un abrazo— ¿mejor?

—Si, mejor.

—tenemos que comenzar a caminar. Ya es la una con veinte minutos.

—Cierto, cierto. Andando.

Comenzamos a caminar, el brazo de John envolverse al mío me causo otro maldito sonrojó. Odiaba eso.

—Bien mi Elvis junior, tenemos que tomar el bus. Luego bajar sobre la avenida y caminamos unas pocas cuadras.

—Bien, está bien.

—¿Tienes algo? —Me preguntó mientras cruzábamos la calle—

—No, nada.

—¿Estás seguro?, ¿Fue por el vagabundo ese?

—No, estoy bien. ¿Por qué lo preguntas?

—Por nada. —Me sonrió—

Caminamos una cuadra más y llegamos a la parada de bus. Estaba comenzando a llover muy fuerte, por suerte el bus paso rápido y evitamos mojarnos mucho.

—Primero mi princesita. —me dijo John y yo le di un leve empujón—

Me adentre primero que John. Pagué con las pocas monedas que me quedaban y busqué un lugar. Caminé hasta el fondo junto a una ventana y me senté.

—¿por qué hasta atrás? —Me preguntó John y se sentó a mi lado.

—Mmh, no lo sé.

—yo sé por qué.

Se inclinó hasta a mí y me robo un beso.

&quot;Red lips&quot; ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora