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Las risas de Sean y Dhani al otro lado de la casa eran algo que le daba vida a esa casa.

John sostenía mi mano mientras hablaba sobre Eleonor.

Si, aquella charla debía ser tocada. Era ahora hora de la verdad y no podía decirse toda sin Yoko y Stuart junto a nosotros.

—Lo supe desde que te ví. Fue tan fácil para mí conocer tu bonita sonrisa. Aparte, ya había visto a Stuart antes, aquel cuadro en la convención de arte en la casa de Stuart y lo más importante, tu bonita cicatriz en forma de corazón. Quería decirte, pero tenía miedo y decidía fingir que eras Eleonor y ya estaba.

—Yo estaba al tanto de todo. —Dijo Yoko. —Me sentía presionada por ambas partes, así que obligue a John venir hacia acá. Le dije "Winston no seas cobarde y aferrarte"

—De hecho fue a propósito esas fotos que les tomé.

—Cuando llegue quise decirte, pero sabía que no era el momento indicado.

—Pero ya están juntos.

—Con razón decía yo que esa bonita mujer se me hacía conocida. —Dijo George y dejo el vaso de agua abajo. —Luego de todo lo que dijeron, me siento en un jodido cuento, ¿Soy acaso un personaje importante en la historia?

—Claro que lo eres, George. Pero más lo soy yo. —Menciono Ringo.

—Todos lo somos. —Dijo Stuart. —Gracias a esto me enteré de muchas cosas. Gracias a todos ustedes, supe que ya tenía éxito y que era muy feliz con todo lo que tenía, que no necesito nada más. Me exigía de más por qué así se me enseñó desde pequeño, pero se que soy muy bueno con todo lo que hago y que hacer solo lo suficiente me lleno de placer.

—Vaya, hemos estado muy reflexivos últimamente.

—De hecho me gustaría reflexionar. Yo estaba muy equivocada con la idea de hacer y vender mi arte, solo hacía muchas cosas por hacerlas y ya, pero supe que debía ponerles empeño, también sé que debo ponerle más atención a mi pareja y a mi bebé, por qué sino se va a terminar encariñando más de John.

Soltamos una risa y en ese momento la puerta se abrió.

Mi padre entro con una bolsa grande seguido de Mike, mi cuñada y la pequeña Abigail.

—Traigo unas cosas aquí.

Dhani corrió a los brazos de George y soltó muchas risitas mientras Sean le perseguía.

—Hey ustedes dos. —Elevo mi padre su tono de voz y luego sonrió. —¿Que esperan? vengan acá, traigo juguetes para mi nieto y su amigo.

—¿Nieto?

Preguntó mi cuñada y dejo a Abigail en las manos de mi hermano.

—Si, mi nieto. Sean ¿Es su nombre, no?

—Si, papá. Se llama Sean.

Sean y Dhani corrieron hacia la bolsa y sacaron muchos juguetes.

—¿Que hay para mí suegrito?

Preguntó John y mi padre le vio con la cara sería. Se acercó hasta John y dejo sus manos sobre sus hombros.

—¿No crees que tienes ya demasiado con mi hijo?

—Oh, pero claro que sí. Su hijo es lo mejor que me pudo dar, señor McCartney. —Agarro mi mano y beso el dorso de esta. —Y le agradezco mucho.

— Cuídalo, ¿Oíste?

—Más que apuntado.

—Mandilón. —Susurro George.

La mayoría se rió y John beso mi mejilla. Mi corazón estalló y sentí aquellas mariposas elevarse y llenarme completamente.

°°°

George tenía que irse así que se llevó a Dhani y Ringo dijo que se iría junto con George ya que debía ver unas cosas sobre la boda, pero que vendría a visitarme todos los días.

Stuart se marchó de casa unas horas más tarde, me dijo que vendría visitarme luego, ahora debía arreglar unos asuntos con Martín.

Mi padre se fue luego ya que debía ver a su familia, pero al igual que los demás vendría a verme luego.

Yoko se marchó y se llevó a Sean con ella, debía volver a Londres con Brian, debían ir a un museo importante, pero también, me visitarían pronto.

Mike, Abigail y mi cuñada se fueron a dormir ya que era bastante noche.

John y yo nos quedamos afuera de casa, sintiendo el clima fresco de la zona. Era mágico.

—Me siento extraño.

Voltee hacia John y se apresuró a aclarar.

—Quiero decir, por fin de tantos años me siento muy bien y eso me hace sentir muy extraño, muy distinto, como si esto no fuera real.

—Lo es, John love.

—Lo sé, princesita. Solo que no estoy acostumbrado al placer, me siento desorbitado.

—Yo también me siento muy distinto, luego de muchos años no siento la necesidad de llorar, creo que mi soledad producía todo ese llanto, todas aquellas sensaciones que me hacen sentir infeliz.

—Pues me asegúrare de que no las sientas más. Iremos a terapia, visitaremos todos esos lugares que deseamos ir alguna vez y jamás pudimos y será lo más bello que jamás nos haya pasado.

—¿Crees que se pueda?, El doctor que vino la vez pasada me dijo que estaba bastante acabado.

—Lo vas a estar. Iremos con gente buena y nos ayudarán a qué te recuperes.

Sus labios dieron con mi mejilla y sentí aquella sensación de cosquilleo sobre ella.

—¿Quisieras ser mi novio, John?

—Es la mejor pregunta que alguien me ha hecho, y la mejor respuesta que le doy a usted, bello hombre, es que si, si quiero ser su novio, hoy y por siempre.

Dió besitos sobre mi cuello y fue hasta mi mejilla hasta mis labios.

—Y tengo que decirte algo, algo que he pensado siempre desde el primer dia que mis ojos inútiles te vieron. Amo tus labios rojos, amo cada línea que los compone, amo cada sensación que me provocan. —Me beso otra vez. —Los besaría una y otra vez hasta que me quedé sin aire. Tus labiesitos rojitos son algo bello que jamás he visto y que jamás me cansaré de elogiar.

—Te amo, me haces sentir vivo.

—Tu me haces sentir aliviado de mis penas. Quiero renovar nuestro amor, quiero que sea algo nuevo, ¿Lo intentamos?

—Lo intentamos.

—Ese es mi hombre.

Y de nuevo volvió a besar mi cuello, sacándome risitas.

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora