V

354 49 21
                                    

Comencé a abrir mis ojos lentamente, la cabeza me dolía un poco y no sabía por qué.

Me levanté del sofá y caminé a paso de zombi hasta la cocina y me serví un vaso con agua. La bebí de una y dejé el vaso sobre la barra.

Entré a mi habitación y comencé a buscar ropa para salir a comprar los materiales necesarios para iniciar mi cuadro. Con John o sin John, yo lo iba a hacer.
Tomó un suéter color rosa claro junto a un pantalón negro y tenis converse del mismo color.
Una vez con la ropa lista me dirigí al baño y abrí la llave para que la tina se llenara.

Escuché un quejido y ahí caí en cuenta que John estaba en mi departamento, también recordé lo molesto que estaba con él.
Detestaba con el alma que se emborrachara, también se suponía que se quedaría con Cynthia y todavía me había dejado ir solo de regreso a casa.
Caminé de nueva cuenta a mi habitación y ví a John levantándose poco a poco.
Ví como frunció el señor en una clara señal de dolor de cabeza.

—Paul... hola.

—Hola —dije serio, me crucé de brazos— ¿Dormiste bien?

—Si, gracias. —rasco su nuca y se levantó de la cama— ¿Y mis zapatos?

—Búscalos tú mismo. Ah por cierto John, necesito que te apures porque voy a salir.

De inmediato me volteó a ver y frunció su seño.

—¿A dónde? ¿Y con quién?

—¿Qué? —Solté una risa de ironía— no te importa, John.

—Si me importa, Paul.

—¿Te preocupa lo que me pueda pasar?

—Claro que me preocupa, me preocupa mucho.

—Seguro que sí. —Era muy temprano como para discutir, le dolía la cabeza y lo único que deseaba era comenzar mi cuadro—

Lo único que hice fue volver al baño y cerrar la llave.

—Deberías ir con Cynthia, debes cuidar bien de ella.

No se escuchó más nada por lo que opte por desnudarme. Al estarlo entre a la tina, sumergí mis pies y luego fui sentándose poco a poco. Una vez ahí me relajé, solo quería tener un momento de descanso.

Creí que John vendría a solucionar las cosas, pero no, solo se fue... Lo supe porque la puerta principal se cerró y no había el ruido de las zapatillas de John, lo reconocía muy bien pero no se escuchaba más.
Cada que John se comportaba así conmigo me daban ganas de llorar porque me sentía solo y sin nadie que estuviese ahí para mí. Lamentablemente John se había convertido en mi centro de rotación, de universo, de vivir. Odiaba enamorarme.

Tomé el jabón de cuerpo y lo eche sobre mi piel, con una esponja comencé a tallarlo y luego lo enjuague, tomé el shampoo y lo dejé caer en mi cuero cabelludo que comencé a tallar con delicadeza.
Cómo niño pequeño comencé a aventar agua hasta que mi cabello quedara completamente libre de espuma.

Una vez listo, tomé mi toalla y me seque completamente, tomé el desorante y lo aplique en mis axilas. Coloqué mi ropa interior, luego el pantalón, el suéter y al final mis tenis.
Salí del baño y ví el reloj que reposaba sobre la fea pared: eran las diez y media. Debía apurarme si no quería perder mucho tiempo.

Tomé mis llaves, dinero —lo oculté muy bien— y salí de casa.
Estaba haciendo un poco de frío, el clima se sentía húmedo y claro era porque había gigantescas nubes grises arriba de nosotros que en cualquier momento soltarían una inmensa lluvia. Cómo no tenía paraguas así que opte por comprar uno al llegar al centro comercial.
Fui hasta la parada de bus y espere a que el bus llegase, justo en el momento que llegó comenzó a llover.

***

Bajé del segundo bus que había tomado, ese me acercaba mucho más así que solo debía caminar unas dos calles, gracias al cielo por esos rumbos no había llovido tan fuerte como en la primera parada de bus.

Llegue al centro comercial y entre a la parte de pinturas y arte. Me encantaba esa tienda porque había mucha variedad, era como si yo fuese un niño pequeño dentro de una juguetería.
En fin, caminé hasta le área de pintura acrílica y busque algunos tubitos de pintura. Quería verde, azul, naranja, etc. Pero necesitaba el color blanco.... Ese era muy raro de ver por estos sitios así que comencé a buscarlo con mucho detenimiento. En ese momento me sentía como John; ciego.

Di un par de vueltas por lo pasillos para ver si lo podía ver, pero no aún. De nuevo me devolví el pasillo que estaba, me puse de cuclillas tratando de encontrarlo... Estaba por rendirme cuando ví el tubito de pintura blanca, sonreí y me acerqué hasta allí y la tomé, pero sentí otra mano arriba de la mía.

—Oye esto es mío —Me dijo. Era un tipo como un poco más grande que yo, pero solo de edad ya que de estatura estaba muy pequeño—

—No, no. Esto es mío porque yo lo agarre primero. Mira —apunté con mi boca— tu mano está arriba de la mía —Tomé el tubo— así que es mío. —Me alejé de él y comencé a caminar hacia canasta donde estaba los demás tubos de pintura.

—Por favor —Insistió el tipo— no sabes cómo he batallado.

—Consigue en otro lugar, —eleve los hombros restándole importancia—

—Te daré el triple, es más te doy el cuatriple por ese tubito.

—No, de verdad lo necesito.

—ahg, yo lo necesito más que tú.

—Pues claro que no, esto es para mi escuela.

—¿Para tu escuela? —se tornó pensativo— y ¿Sabes pintar bien?

—hago lo que puedo.

—¿Qué te parece si yo te enseño a pintar? Mira, soy pintor profesional y te podría ayudar, pero de verdad necesito que me ayudes con la pintura blanca. Tengo que entregar mi trabajo al museo.

—¿Al museo?

—sí, por favor.

—¿De verdad me ayudarás? —Asintió repetidas veces—

—Claro, soy un chico de palabra. Lo juro.

—Bien, ¿Pero a dónde iremos?

—Ya verás. —me sonrió—

"Red lips" ·McLennon·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora