Capítulo 30: Cameron

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Cameron



-Entonces eso, lee estos capítulos de este tomo- apunto el libro- y haz los ejercicios que están apuntados en la hoja, ahí me dices como te va ¿Vale?

-Gracias Cam- la chica a la que le estoy haciendo clases me abraza repentinamente- eres muy bueno en esto, y me has ayudado mucho con mis clases

-Para eso estoy- me río mientras observo la hora en mi reloj- bueno me tengo que ir- guardo mis libros en la mochila que traigo- me avisas cualquier cosa

-Desde luego- besa mi mejilla y me voy rápidamente.

Hacer clases particulares es algo que me gusta y además gano dinero, nunca pensé en tener la vocación para enseñar a otros bajo cualquier circunstancia pero cuando entré a la universidad hubo un tiempo en el que un profesor me puso de ayudante, así que era el encargado de entregar el material y atender las dudas de algunas personas así que de ahí que algunos me comentaban que podría hacer algunas clases de ramos en particular o ayudar con algunos trabajos, y así lo hice, la primera vez fui e iba con cero expectativas pero cuando estaba ayudando a la otra persona me sentí bien conmigo mismo, como si estuviera aportándole algo a esa persona y ayudándola a superar algo que le costaba, de algún modo sentía que contribuía así que empecé a hacer cada vez más.

Cómo la casa de la chica a la que le vine a hacer clases esta cerca de la casa de mi madre aprovecho de pasar a visitarla, pienso en avisarle que iré pero me parece mejor idea llegar de sorpresa, pongo la radio que estoy acostumbrado a escuchar y con eso sonando de fondo manejo tranquilamente.

Estaciono al frente de casa y me fijo en los autos que se encuentran afuera.

El está aquí.

Sigo adelante porque para algo manejé y ya estoy aquí, toco la puerta sintiendo como la llave de esta casa me pesa en el bolsillo diciéndome que perfectamente podría introducirla y entrar como lo hacía antes cuando era pequeño, pero no tengo la fuerza para hacerlo y sé que nunca la voy a tener. Estoy a punto de volver a llamar pero la puerta se abre dejándome ver a mi madre.

-Hola cariño ¡que sorpresa!- exclama más alegre de lo normal y sé que se debe a qué casi nunca vengo a verla, siempre la llamo por teléfono

-Hola mamá, quise darte una sorpresa, en vez de llamarte como siempre lo hago quise venir, ¿Cómo estás?

-Ay hijo ahora que te veo estoy mucho mejor, te he extrañado demasiado ¿Cómo estás tú?

-Bien también mamá, ¿Cómo va el trabajo?-le pregunto

-Qué bueno que este bien hijo, yo estoy con harto trabajo pero todo marcha bien, pasa no te quedes ahí parado afuera- se corre haciéndome la invitación para que entre, mi respiración se acelera y me recuerdo que ya no más, que no volverá a pasar, todo quedó en el pasado, así que respirando lentamente entro a la casa que me acogió durante mi infancia y parte de mi adolescencia- ¿Cómo va la convivencia con Camila?- me pregunta tratando de conservar mi atención, pienso en su pregunta durante unos minutos, verás dormimos juntos porque la habitación que iba a usar la transforme en un gimnasio que ya ni siquiera uso, hemos compartido nuestros pensamientos, miedos y oh... Me gusta y además comencé a tener sentimientos por ella...y estamos saliendo o eso creo- va bien- digo en su lugar- la verdad es que nos llevamos mejor de lo que pensé, es fácil convivir con ella.

-Ay Cam no sabes cuánto me alegra oír eso cariño, me hace muy feliz que se lleven bien, yo te dije que todo iría de maravilla con ella- recuerdo el momento en el que hablamos por teléfono cuando me contó que necesitaba que alojara a la hija de su amiga

Enséñame a soltarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora